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¿Quién va a parar el 'sorpasso' socialista en Cataluña?

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el ministro de Sanidad, Salvador Illa, en la reunión de este sábado
¿Quién va a parar el 'sorpasso' socialista en Cataluña?
EP

El pistoletazo de salida para las elecciones catalanas está dado. A pesar de que los jueces no hayan certificado el visto bueno definitivo al 14-F, el “interés público” de mantener el proceso democrático como base del funcionamiento de las instituciones ha pesado más que la precaución por los contagios cuando se llenen de gente los colegios electorales, como advirtió el ministro de Justicia (curiosamente). Hay que reconocer que el retraso que proponía ERC a finales de mayo era alargar demasiado la agonía de una comunidad que lleva con la gestión pública en un ‘impasse’ de más de dos años y ‘cantaba’ mucho su intención de eliminar el 'efecto Illa' con el que les ha sorprendido el PSOE; pero también es cierto que diez días después del 14-F podremos medir cuánto aumentan los contagios en Cataluña y cómo se llenan las UCI por no haber aplazado un poco la convocatoria, a momentos de menos intensidad de propagación del virus.

La encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) publicada esta semana era palmaria para los socialistas y corroboraba los dos ejes estratégicos sobre los que pivotará la campaña que los 'fontaneros' de Moncloa le han orquestado a Illa. En primer lugar, algo que siempre ha beneficiado al PSOE a nivel nacional y en comicios autonómicos, lo de “a río revuelto, ganancia de pescadores”. Es evidente que la abstención va a ser la ganadora de la consulta electoral y que estará cerca del 40%, como ha ocurrido tradicionalmente en Cataluña, de forma que los partidos que sepan captar mejor los votos que va a perder Ciudadanos van a ser los que más se beneficien en el reparto de escaños. Y en ese contexto, la falta de base del PP y el miedo a la irrupción de Vox, decantará del lado socialista la migración naranja. Esa es la base sobre la que se construyen los 35 escaños que le da la encuesta al PSC-PSOE.

Y en segundo lugar, el mitin en toda regla que Sánchez ha hecho este sábado para lanzar a su filósofo catalán, desde el exilio socialista hasta los grandes logros de la pandemia, dejan claro el otro eje para apuntalar a Illa, también en forma de refrán: “Cualquier tiempo pasado (reciente) fue mejor”, que tener todo manga por hombro desde los lamentables altercados del 1-O. Y la encuesta del CIS servía también esta semana para corroborar esa teoría, al incluir varias preguntas en las que los catalanes debían comparar la situación actual de su comunidad con la que había hace tres años, antes de la intentona independentista. Un 66,8% de los catalanes considera que la situación es peor que entonces (“Que vuelva Cataluña”, decía Illa en su primer discurso como candidato de este sábado) y solo un 6% lo ve mejor. Tremenda diferencia. Es más, el 40% cree que la gestión de la Generalitat desde el 2017 ha sido mala o muy mala y el 48% culpa de ello a Torra, el doble de quienes defienden ambas cosas.

Si tenemos en cuenta, además, que una mayoría del 65% dice basta y cree que la mejor gestión de la pandemia es la del Estado y la Generalitat juntos, se corrobora lo que muchos analistas advierten: Sánchez y su Gobierno (Illa) no van a sufrir ningún deterioro por la gestión de la lucha contra el virus del último año, no porque lo hayan hecho bien, sino porque nadie ve una opción que lo pudiera haber hecho mejor, ni desde Moncloa ni desde alguno de los ejecutivos regionales. Incluso Pere Aragonès, el líder de ERC, solo logra la mitad del apoyo popular de Salvador Illa (insisto, con una abstención cercana al 40% clásica en Cataluña). El todavía ministro de Sanidad se presentará, aunque no quiera y sin tener que decirlo en cada intervención, como el hombre que nos ha traído las vacunas y, tal vez con ellas, la vuelta a una parte de la normalidad que teníamos antes de la Covid.

Con el virus en las calles, las intervenciones multitudinarias típicas de los populismos están vetadas y la maquinaria institucional del Gobierno de Madrid va a echar el resto para aprovechar el tirón de inicio que le está dando el 'efecto Illa', a sabiendas de que el voto nacionalista e independentista tiene un techo y ahora entrará en un reparto con nuevos comensales a la mesa, como Vox, que va a recoger de nuevo a todos los constitucionalistas cabreados con el mundo que haya en la comunidad, amigos de las grandes soflamas políticas, en detrimento sobre todo el PP, que nunca ha sido una fuerza significativa en Cataluña. Frente a ello, el mensaje moderado con carga de profundidad y sentido común de Illa y Sánchez, que se revelaba en una de las frases del presidente en su mitin de este sábado: "Las vacunas son Europa, frente al egoísmo nacionalista que hemos sufrido en esta país". ¡Oído Ciudadanos!.

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