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¿Recuperación ? Tercera crisis encadenada y camino de la cuarta

Calviño
Tercera crisis encadenada y camino de la cuarta.
Joaquin Corchero

Ya es casi un hecho admitido entre los empresarios y la opinión pública que vamos a entrar en una crisis económica general, la tercera en diez años, sin haber salido de la anterior y con un agravante muy duro, esta vez viene con un azote directo a las economías domésticas más desfavorecidas, las familias con menor nivel de renta, porque se trata de una crisis de precios, de inflación alta sin apenas crecimiento, de poco empleo mal pagado, de una de las cosas más frustrantes que le pueden ocurrir a las personas: dedicar la mayor parte de tu día y tu esfuerzo a cumplir con tu trabajo, y no tener dinero en el bolsillo para llegar a final de mes. Eso es la consecuencia real y dolorosa de la estanflación (inflación alta y crecimiento cero) en un país de sueldos bajos y contratos precarios como el nuestro.

La clave de todo este proceso, que viene de antes de que estallara el conflicto en Ucrania (la luz empezó a subir en agosto pasado) pero que se ha remarcado con la invasión por la presión sobre el petróleo y el gas, es el tiempo que duren las tensiones y las medidas que desde el Gobierno sean capaces de articular, a corto, medio y largo plazo para paliarlo. El parón en la industria básica simplemente porque no se puede pagar la factura de la luz es una de las cuestiones prioritarias a solventar, junto con el soporte al recibo de la luz de este mes y el que viene, por lo menos, en los hogares más vulnerables. Echar el freno a la inflación antes de fin de año para que la cesta de la compra o los carburantes no asfixien a nadie es tal vez un segundo escalón que superar más adelante, aunque la ministra de Economía se haya resignado ya a tener un dato elevado en todo el año, sin fecha para rebajarlo. Para eso se confía en un pacto de rentas entre empresarios y sindicatos, que es un sacrificio real de poder adquisitivo muy duro de tragar en estos momentos.

Y poner las bases de un nuevo modelo de generación energética, dentro la legalidad europea y sin ideologías, para fomentar cada vez más las energías renovables y menos los combustibles fósiles, es el largo o muy largo plazo que hay que tener en cuenta. Pero sin radicalismos ‘verdes’. Puede que haya que volver al carbón o potenciar lo nuclear durante un tiempo y de manera excepcional para bajar los costes energéticos y evitar un conflicto social con el recibo de la luz a corto plazo, aunque los objetivos de la descarbonización se logren en 2032 y 2052, en lugar de dos años antes. La justificación es muy sencilla: la lucha contra el cambio climático en Europa no contaban con una guerra entremedias que se ha convertido en un problema energético global. El no tener dependencia del gas ruso abre un abanico de opciones en España que se pueden analizar de forma excepcional por su eficacia. 

Si no hay un plan anticrisis práctico y muy centrado en la industria y las economías domésticas lo antes posible -como parece que ya está preparando la ministra de Economía-, es muy probable que la tercera crisis que ha llegado antes de acabar con la que nos provocó la pandemia, se junte con la cuarta antes también de haberse solventado, la que van a provocar los tipos de interés cuando suban a finales de este año, antes de lo previsto en cualquier caso. Aunque para ese momento se hayan moderado de alguna manera las subidas de la luz y los carburantes, es muy probable que estemos aún muy lejos de los niveles de hace apenas un año. Pagar el kilovatio hora a 100 o 150 euros nos va a parecer barato muy pronto, a pesar de que hace doce meses apenas estaba en la tercera parte de cualquiera de esas dos cifras, de la misma manera que pagar la gasolina muy poco por debajo de los dos euros nos parecerá una proeza, cuando no hace tanto tiempo esta a poco más de uno.

Con la luz, el gas y el petróleo al alza no suben solo el recibo eléctrico y el consumo de los coches, suben los plásticos, los fertilizantes y un sinfín de derivados que acabarán dejando el coste de la vida en un nivel mucho más alto que el actual, al que nos tendremos que acostumbrar. La clave ahora está en llegar a ese estadio con las mejores bajas posibles durante la contienda en forma de empleo y de cierre de empresas y proyectos. Un aumento de medio punto en los tipos de interés a final de año, con la inflación media anual por encima del 5% el crecimiento bajó mínimos porque el consumo y la inversión no se recuperan, puede ser un drama que nos haga retirarnos a todos al campo aunque no haya virus. Tampoco es bueno que nos hagamos 'un Zapatero' y neguemos la mayor cuando la tenemos encima con la excusa de lo que nos traen unos fondos europeos que han pasado a un segundo plano. ¿Quién va a invertir en un nuevo proyecto si no tiene dinero para pagar la luz? 

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