OPINION

Científicos israelíes crean un escáner con ratones para detectar explosivos en los aeropuertos

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No es nada agradable que un empleado de seguridad te cachee o te pase el detector de metales cada vez que debes embarcar en un avión. Aunque tampoco debe serlo que te pasen una rata de laboratorio por el cuerpo para comprobar si eres trigo limpio, como en cierta forma proponen unos científicos israelíes, que afirman haber encontrado una manera de aprovechar el gran poder olfativo de estos roedores para reforzar la seguridad en los aeropuertos.

Este nuevo detector de explosivos ha sido creado por la empresa hebrea BioExplorers, con sede en Herzeliya, y afirman que las ratas y ratones entrenados pueden ser mejores que los escáneres de cuerpo entero para detectar terroristas con explosivos.

Eran Lumbroso concibió su idea basada en el olfato de los roedores mientras trabajaba para la marina israelí. Junto con su hermano, Alon, fundó la empresa y construyeron un dispositivo que se parece mucho a un detector de metales y que puede incorporarse tanto a escáneres portátiles para equipajes como a los escáneres de cuerpo completo para pasajeros.

A lo largo de uno de los lados del arco de seguridad se encuentra una unidad de detección que contiene tres cartuchos ocultos, cada uno de ellos con ocho ratones en su interior. Durante distintos turnos de trabajo, se hace pasar y detenerse a la gente bajo el arco de seguridad, bombeándose constantemente el aire a los ratones.

Cuando los ratones olfatean rastros de cualquiera de los ocho principales explosivos en el aire, están condicionados para evitar el olor y huir a una cámara de lado, lo que provoca que se dispare una alarma. Para evitar falsos positivos, más de un ratón debe entrar en la cámara al mismo tiempo.

Los ratones tienen un olfato más fino incluso que el de los perros, que cuentan con 756 genes receptivos para este sentido; los ratones cuentan con 1120 genes, pueden detectar los explosivos a 50 metros de distancia y, a diferencia de los perros, que a menudo son entrenados para detectar explosivos y drogas, los ratones no requieren interacción constante con sus entrenadores o golosinas para mantenerlos motivados.

Simplemente cuando huelen explosivos es como si estuvieran oliendo un gato y tienden escapar, ya que el olfato es su sentido principal para la alimentación, el apareamiento y para evitar a los depredadores. Por eso son unos animales más manejables para la detección, pues pueden vivir en jaulas confortables, con acceso ilimitado a comida y agua.

Además el convenio de seguridad israelí marca que cada ratón trabaje en dos turnos de 4 horas al día y tendrían un contrato (o vida útil) de 18 meses. La única pega es la formación constante, ya que los ratones deberían ser entrenados todo el tiempo porque su ciclo de vida es muy corto.

La compañía realizó su primera prueba de campo en diciembre del año pasado en el Centro Azrieli, un gran centro comercial de Tel Aviv. Más de 1000 personas pasaron por el detector de ratones, que se instaló en los tornos de entrada al centro; a 22 se les pidió que ocultaran explosivos simulados en los bolsillos o debajo de las camisas. Los 22 paquetes fueron detectados, con una tasa de falsas alarmas inferior al 0,1 por ciento.

¡Cáscaras (de queso)!

Vía New Scientist

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