OPINION

El contenedor secreto que albergó el cuerpo del vagabundo de la “Operación Mincemeat”

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Durante más de 60 años, la historia real detrás de Operación Mincemeat ha estado envuelta en el secreto. El historiador británico Ben Macintyre reveló en 2010 la extraordinaria verdad de la considerada como operación de espionaje más extraordinaria de la 2 ª Guerra Mundial, en un libro que fue éxito de ventas.

Según Ben Macintyre, la idea de la operación surgió de una nota de 1939 escrita por Ian Fleming, el que luego sería el autor de las novelas de James Bond, que por entonces había sido reclutado por la Oficina de Inteligencia Naval.

Fleming tomó la idea de una novela de detectives de la década de 1930 escrita por Basil Thomson. De hecho, asegura que muchos de los personajes de James Bond, como “M”, “Q”, o Miss Moneypenny, están prefigurados en los personajes reales de este evento histórico que trabajaban con él en dicha agencia de inteligencia.

La «Operación Mincemeat» (carne picada) fue un plan de engaño británico ejecutado durante la Segunda Guerra Mundial para convencer al alto mando alemán de que los aliados iban a invadir Europa por Grecia o por Cerdeña, en lugar de por Sicilia, que era el objetivo real.

Y en esa operación tuvo protagonismo un artilugio clave, el que sirvió para llevar esas noticas frescas hasta Hitler, y uno de los mayores secretos de la guerra, que ha sido reproducido exactamente para un documental de la BBC2 que narra la misión.

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La operación consistía en tratar de convencer a los alemanes de que, por accidente, habían interceptado documentos secretos con detalles de los planes de operaciones de los aliados.

Para ello cogieron un vagabundo inglés recién fallecido, le crearon una identidad falsa de oficial británico, le pusieron la información secreta en un maletín amarrado a su muñeca y lo soltaron en alta mar para simular que había sido víctima de un naufragio.

El cuerpo fue encontrado por los alemanes en las costas cercanas a Huelva, en un momento insólito que convirtió a España en el escenario fundamental de la guerra de inteligencia entre nazis y aliados que marcó el devenir del conflicto.

Y ahí es donde parece que entra el bueno del supuesto "Q" y sus inventos. Para ello, las fuerzas británicas fabricaron un extraño contenedor estanco y sellado con el que pudieran conservar el cuerpo en hielo seco para un viaje que duraría 10 días, desde el puerto de Holy Loch, Escocia, hasta Punta Umbría en Huelva.

En esta especie de ataúd para la historia hizo su viaje el cuerpo del supuesto Comandante William Martin. Se seleccionó esta posición porque España, aunque oficialmente neutral, simpatizaba con las potencias del Eje y estaba repleta de agentes de la inteligencia alemana. El contenedor secreto fue embarcado en el submarino británico HMS Seraph rumbo a Huelva el 19 de abril de 1943.

A las 04:30 del 30 de abril de ese año, el teniente de navío ordenó a su tripulación subir el contenedor a la cubierta del submarino, en la superficie. Antes había dicho a la tripulación que iba a desplegar un sistema meteorológico altamente secreto y ordenó a todos permanecer bajo cubierta. De hecho, esa era la leyenda que aparecía escrita sobre la carcasa en grandes letras amarillas.

Así que reunió a sus oficiales, les explicó los detalles de la operación y les exigió mantener el secreto. Después, abrieron el contenedor, pusieron el chaleco salvavidas al Comandante Martin y le ataron al maletín con los documentos, para lanzarlo al agua y que la corriente lo arrastrara hacia tierra.

El cuerpo del Comandante Martin fue encontrado por un vecino de Punta Umbría que pescaba en la zona conocida como “El Portil“. Llevaron el cadáver a la playa hasta que las autoridades se hicieron cargo de él. Y los alemanes leyeron la documentación, momento en que el Estado Mayor británico mandó un telegrama a Winston Churchill, que estaba en Estados Unidos, diciendo: «Mincemeat Swallowed Whole» («Se han tragado toda la carne picada»).

El engaño fue un éxito asombroso y Hitler picó el anzuelo totalmente, ordenando a sus tropas esperar en Grecia una invasión que nunca sucedió. Mientras tanto, los aliados desembarcaron en Sicilia, con mínima resistencia. La isla cayó en apenas un mes, dejando vía libre a la invasión de Italia y el principio del fin de Hitler y el nazismo.

Vía y fotos: Vanessa Harden

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