OPINION

El futuro de los medicamentos pasa por el formato "tripi", según GlaxoSmithKline

TRIPI1
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Los comprimidos son la forma de administración de medicamentos más popular hoy en día. Cerca de dos tercios de todas las recetas son dispensadas con esta forma de dosificación sólida y la mitad de ellas son pastillas. Sin embargo, el 99,9% del volumen de una pastilla es inútil. Sólo una milésima parte de una píldora contiene los ingredientes activos que se supone que te hacen sentir mejor....

El resto de la píldora es sólo relleno a granel para que sea lo suficientemente grande como para poder cogerla por el paciente y tragarla sin utilizar un microscopio. Podríamos decir que el formato pastilla existe simplemente por facilitar su ingesta, pero este hecho también provoca un efecto contrario: se ralentiza su efecto, ya que debe disolverse en el estómago para que el principio activo pase al torrente sanguíneo.

Por eso los investigadores están buscando un cambio fundamental en la manera en que se administran los medicamentos, para crear un formato más seguro y con una acción más rápida. Y la opción que más papeletas tiene mucho que ver con los padres de las pastillas: los tripis.

Los famosos tripis no dejan de ser una impresión con LSD sobre un papel secante, que se ingiere o se chupa (algunas leyendas urbanas también los meten en las cuencas de los ojos) por lo que el líquido lisérgico pasa rápida y efectivamente a nuestro ser.

La farmecéutica GlaxoSmithKline está desarrollado una forma de impresión de fármacos activos en distintos soportes, que van desde el propio comprimido a los papelillos secantes, por lo que se podrían dispensar medicamentos como el que imprime una receta.

Actualmente, el proceso sólo se puede aplicar a un 0,5 por ciento de todos los medicamentos que se usan en forma de pastilla, pero gracias a una colaboración con la Universidad de Leeds y la Universidad de Durham, GlaxoSmithKline espera aumentar rápidamente el rango al 40%.

Algunos principios activos puede ser disueltos en un líquido, que se comporta como la tinta normal, por lo que el proceso es bastante sencillo. Sin embargo, cuando se trabaja con ingredientes activos que no se disuelven, las partículas del medicamento quedan suspendidas en el líquido, lo que crea propiedades muy diferentes del compuesto. Ese es uno de los problemas.

El otro es que una gota de medicamento es 20 veces más grande que una gota de tinta en un sistema estándar de chorro de tinta, por lo que los desafíos a los que se enfrentan los investigadores incluyen el número de gotas que cada soporte podría contener y cómo aumentar el nivel del principio activo en cada gota.

Según GlaxoSmithKline, los medicamentos manufacturados de esta forma serían más rápidos en su actuación (en "subir") al no tener que disolverse en el sistema digestivo. Y más seguros, ya que cada comprimido contiene exactamente la dosis correcta que puede dispensar el facultativo, bajo demanda, en cada caso.

Con el ingrediente activo en la superficie del soporte también sería posible imprimir varios medicamentos en una misma pastilla, lo que reduce el número de comprimidos que deben ser tragados por los pacientes crónicos.

El nuevo sistema, también acelera la producción de los fármacos (sólo hay que imprimir y olvidarse de la confección del soporte y de su packaging) y ofrece una mayor garantía de calidad en las dosis bajo las más estrictas normas farmacéuticas. Incluso los medicamentos nuevos llegarían antes al mercado, al olvidarse los fabricantes de la costosa post-producción de comprobar estadísticamente las muestras de cada lote de píldoras que va a salir a la venta.

Este sistema podría revolucionar un proceso de fabricación y administración que se ha mantenido prácticamente sin cambios durante más de mil años, ya que la primera pastilla documentada se remonta a la época egipcia, cuando los principios activos medicinales se rodeaban de miga de pan o de arcilla para poder tragarlos.

Fuente: Facultad de Ingeniería de la Universidad de Leeds

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