OPINION

¿Es un pájaro?¿Es una avión? No; es un coche volador

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Vale, está todavía en su fase de concepto y experimentación, pero no nos digan que el iCar, el coche volador con ruedas telescópicas, es todo un sueño hecho realidad. Bautizado formalmente como iCar 101, se trata de un híbrido de monoplaza y avión que adapta "la tecnología aeronáutica existente a las necesidades de los consumidores actuales", según aseguran sus diseñadores.

El coche es lo suficientemente compacto como para ser utilizado en las carreteras, mientras que sus grandes ruedas esconden unas alas telescópicas que le permiten despegar de las autopistas para volar hasta con 1.000 km de autonomía.

La base física que impulsa al iCar hacia los cielos es el llamado "efecto Magnus", denominado así en honor al físico alemán Heinrich Gustav Magnus y que da nombre al fenómeno por el cual la rotación de un objeto afecta a la trayectoria del mismo a través de un fluido, en particular, del aire.

El objeto al rotar crea un remolino alrededor de sí mismo, que experimenta una fuerza capaz de generar la ascensión (piensen en una bola de béisbol o en los balones estratosféricos de Oliver y Benji, los cuales cuanto más giraban más altos se perdían).

En el caso del iCar, este vehículo esconde en sus ruedas traseras unos rotores Flettner telescópicos, que están compuestos por grandes cilindros alabeados (o rotores pasivos) capaces de aprovechar el "efecto Magnus" y utilizar la presión del aire para hacer avanzar la nave en dirección perpendicular al viento.

Utilizados en navegación, la eficacia de estos rotores Flettner es diez veces mayor que la de un velamen tradicional, como bien sabía Jacques Costeau, que lo instaló en uno de sus barcos a modo de turbovela (el Alcyone) y que incluso estuvo a punto de impulsar el Calypso II antes de su muerte.

Cuando el 'iCar' se utiliza como avión, estas alas telescopicas salen hacia el exterior y los tapacubos de las ruedas delanteras se giran hacia adelante para convertirse en las hélices, permitiendo ajustar la elevación a las necesidades de vuelo.

El iCar está diseñado con materiales ligeros y lo bastante eficaces como para despegar a una velocidad relativamente baja. Mide poco más de 2,5 metros de ancho en su uso como un vehículo (para que pueda adaptarse a las carreteras convencionales) y se extiende a unos 4,5 metros cuando se abre como aeronave, alcanzando los 6 metros de largo de envergadura total.

El vehículo es propulsado por una turbina de gas situada en la parte trasera. En modo de conducción, este motor alimenta un generador eléctrico mediante las ruedas motorizadas. En modo de vuelo, el motor eléctrico también proporciona energía mecánica directa a las hélices delanteras, cuyo movimiento es fundamental para que el coche sea más sensible al pilotaje y a las modulaciones de potencia.

El iCar requiere cerca de 500 metros de pista y una velocidad de 180km/h para que pueda despegar. Después puede desplazarse a un máximo de 310 km/h con una autonomía de 800 a 1000 kilómetros. Aunque pueda parecer el sueño de un loco, no deja de ser un diseño que tira de conceptos (como el rotor Flettner o el efecto Magnus) presentes en el mundo de la aerodinámica desde hace décadas, tanto en barcos como en aviones.

El iCar estuvo presente en el Salón Aeronáutico de Farnborough 2010 explicando la física que lo sustenta y se espera que para este año esté listo el primer prototipo a escala real, necesario para probar su viabilidad para el futuro más próximo. Si funciona, ¡que nos apunten a la lista de interesados!

Más info: iCar 101

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