OPINION

¿Edificios que derriten los espejos de los coches? Este horno solar puede fundirlos enteros

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La que se ha formado con el rascacielos londinense que derrite parte de los coches aparcados cerca con su efecto lupa. No solamente causó controversia por su forma de "walkie talkie", sino que fue capaz de "derretir" el espejo de un Jaguar con el reflejo del Sol. Los promotores del edificio ya están buscando soluciones (se baraja poner unos paneles para que den sombra) pero, mientras tanto, los curiosos fríen huevos en el lugar y muchos se ponen colorados mirando a sus ventanas.

Pero, ¿y si pudiéramos aprovechar esa energía para hacer cosas más provechosas? ¿Por ejemplo, para generar energía solar poniendo células fotovoltáicas en el lugar de las sartenes o, haciendo rebotar los rayos en distintos edificios para concentrarlos más y, directamente, montar una fundición de oro en la city londinense, donde parece que abunda este metal?

Quizá deberíamos echar un vistazo a esa fiera de la ingeniería que es el horno solar de Odeillo, situado en los Pirineos franceses, muy cerca de la frontera española de Puigcerdá (Girona), y en uno de los puntos más soleados de Europa con hasta 300 días claros al año. Y que desde su construcción en 1970 ostenta el título de horno solar más grande del mundo.

Se trata de una inmensa estructura de espejos utilizada para concentrar los rayos del sol y producir altísimas temperaturas. En concreto, 63 espejos planos de 45 metros cuadrados cada uno (helióstatos) se colocan en la ladera inclinada opuesta y se alinean de forma automática siguiendo al sol, para concentrar la luz sobre un reflector parabólico de 1.830 m 2.

El reflector a su vez concentra los rayos en una superficie circular de 40 cm de diámetro sobre el horno, produciendo una potencia térmica de 1000 kW y una temperatura de hasta 3.400 grados centígrados. Esto equivale a concentrar la energía de "10.000 soles", para alimentar un horno de producción de acero a partir de mineral de hierro.

Actualmente, el horno solar de Odeillo es un laboratorio de investigación del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) conjuntamente con la Universidad de Perpiñán, especializado en estudios térmicos a alta temperatura para la industria eléctrica, aeronáutica y aeroespacial.

Por sus portamuestras han pasado desde las ojivas de los misiles nucleares franceses a las placas de protección térmica del transbordador espacial norteamericano Endeavour, pasando por el sistema de medición de temperatura del reactor nuclear internacional ITER.

Sin embargo, desde hace un par de años el gobierno francés, tras reprochársele internacionalmente no abandonar la nuclear para desarrollar energías alternativas, ha recobrado un inusitado interés por reutilizar los hornos solares que tienen en los Pirineos, junto con el Odeillo, el de Mont Louis y Targassonne.

Ahora parece que el horno solar más grande del mundo está viviendo una segunda juventud, pues de fundir metales a altísimas temperaturas podría pasar a convertirse en la luz que ilumine el futuro de las centrales solares de tercera generación.

No parece descabellado pensar que, quizá, la arquitectura moderna podría diseñar edificios "walki-talkies" que se auto abastecieran de electricidad gracias a la concentración solar de su fachada. O que pudieran nutrir de calor a distintos sistemas de calefacción de los edificios que tengan enfrente. Así lo que han tachado de un "error constructivo" podría convertirse en una bendición.

Con información de FuturetechProcedes, Materiaux et Energie Solaire

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