OPINION

La impresora de paredes promete dejar sin trabajo a los grafiteros

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Una pistola a presión que lanza pelotas de pintura, dos ejes y un software de control son los ingredientes que han reunido tres diseñadores alemanes para crear una "impresora de fachadas". Tal vez el nombre sea un poco impreciso para definir el sistema, que más recuerda a un lanzador de pelotas de tenis o de tiro al plato.

La máquina se sitúa a una distancia de entre 5 y 7 metros de la pared que tenemos intención de pintar. A continuación se introduce en el PC industrial que gobierna la máquina un fichero con la imagen que queremos imprimir. El resultado  puede preverse gracias a la cámara integrada del dispositivo. Por su parte, el software de impresión calcula las coordenadas requeridas para establecer la perspectiva y la "distorsión balística", esto es trazo más redondo u oblicuo en función del ángulo de impacto.

Una vez establecidos todos los parámetros la pistola empieza a disparar bolas de pintura contra la pared, a una velocidad de 200 km/h (el "¡ojo, mancha!" resulta una broma)  moviendo el punto de mira con los ejes horizontal y vertical, mediante un sistema de motores. El impacto de la pelota de pintura deja en la pared una mancha de entre 5 y 10 centímetros de diámetro, de modo que para cubrir una pared de gran tamaño es necesario un bombardeo de miles de pelotas, como puede apreciarse en el vídeo.

La máquina dispara 5 pelotas por segundo, de modo que para pintar una pared de "alta resolución" (2.200 bolas en una superficie de 5x2,5 metros) como la mostrada aquí, tarda unos 8 minutos.

Dado que el disparador sólo tiene un depósito, de momento sólo es posible hacer pintadas monocromáticas o bien intentar una "segunda mano" con otro color. Los colores disponibles son magenta, rosa, cian, amarillo, naranja, verde y dorado.

Otro efecto colateral del bombardeo es que el suelo se pone perdido con toda la pintura que cae tras impactar con la pared. Los creadores de la "impresora de fachadas" afirman que la pintura es inocua y puede dejarse tal cual a la espera de que se la lleve la lluvia (siempre que la pared esté al aire libre, claro).

Retrato pixelado y levemente bicolor de Calvino, en una iglesia de Hamburgo.

Posibilidades de comercialización: Ninguna. Los tres fundadores de la empresa explican en la página web que la impresora no se vende sino que ellos en persona acuden a la casa/sede del cliente para "imprimir" el logo o el trampantojo que quieran realizar. No en vano, se trata de un proyecto más artístico que comercial.

Visto en DesignBoom.

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