OPINION

¿Puede la ciencia convertirnos en Lobezno en la vida real?

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Lobezno, lleva décadas siendo uno de los superhéroes más populares del cómic, y ahora también, de la pantalla. Por el camino ha crecido un poco y, desde luego, se ha vuelto más guapo. Pero sus poderes siguen siendo los mismos: sus supersentidos, su factor de curación, y su esqueleto indestructible, rematado por sus famosas garras.

A día de hoy, el Arma X del ejército canadiense es sólo producto de ficción. Pero hay avances científicos que han sido capaces de recrear sus capacidades sobrehumanas. ¿Sería posible convertirnos en “Lobeznos”? Vamos a comprobarlo, aunque ya os avisamos de que tendría un coste económico muy alto.

Garras de adamantium

Sus garras son, posiblemente, el rasgo más emblemático del personaje. Unos artefactos que, realmente, no son tan difíciles de fabricar, incluso de forma casera, si eres un manitas. Así lo demuestran las decenas de personas que han creado sus propias “garras de Lobezno” en casa, utilizando cuchillas de diferentes tipos.

El Adamantium, el metal indestructible del que están echas estas cuchillas (y su esqueleto), no existe, claro está. De momento, tendríamos que conformarnos con productos como el “Nano-Hierro”, una nueva aleación con la que trabajan en la Universidad de Carolina del norte muchísimo más dura que el hierro y capaz de soportar temperaturas de 1.300 grados.

El “Vitreloy”, una aleación que emplea zirconio, titanio, niquel, cobre y berilio sería también una buena opción. Es utilizada en objetos de consumo, fácilmente moldeable, y una vez constitutita su forma, tremendamente fuerte y estable. Una barra de 2.5 cm grosor puede soportar un peso de 137 toneladas, mientras que el titanio lo haría con 80 toneladas. En principio, el material ideal.

Factor Curativo

¿Podrán los soldados del futuro regenerarse en combate y seguir luchando? Es el sueño de cualquier general, y un campo en el que se emplean millones en investigar.  La opción más factible a largo plazo será el uso de nanobots que reconstruyan el tejido perdido, como ya especulan los expertos en el gremio.

Otra opción sería mediante los avances en manipulación genética. El gen p21 podría ser responsable de nuestras limitadas capacidades curativas: se especula que desactivarlo podría conseguir que consiguiéramos regenerar tejido rápidamente y sin dejar cicatriz. Es el principio que actúa en el organismo de algunos ratones con sorprendentes capacidades regenerativas no apreciadas en ningún otro mamífero.

Super sentidos

Nunca vamos a tener el olfato de Logan. Pero recientes estudios en la Universidad de Langone, NY, demuestran que un sentido que puede entrenarse y potenciarse, a base de terapias con distintos olores. Sus capacidades auditivas y visuales podrían recrearse fácilmente mediante equipamiento que existe en la vida real, aunque también precisan del entrenamiento adecuado.

Una de las opciones más interesantes sería la de “La máscara Eidos”, creada por la Facultad de Arte de Londres. No sólo aumenta tus capacidades visuales y auditivas: también permite cosas como centrarse en escuchar un solo sujeto entre una multitud o seguir la trayectoria de un objeto tan pequeño como una pelota de golf.

Esqueleto forrado de Adamantium

El proceso de forrar de metal los huesos requeriría, claro está, sus increíbles poderes curativos. Pero quizá habría algunas maneras de conseguirlo.

La llamada “espuma de titanio” sería una de ellas. Se trata de una técnica desarrollada por científicos chinos: una espuma que se integra con el propio hueso de manera poco agresiva, para solidificarse después y fundirse con el propio hueso, uniendo los dos materiales en una única estructura que el sistema inmunológico no rechaza.

Otra opción sería utilizar el “Láser Femtosecond” desarrollado por la universidad de Missouri. Se trata de un láser tremendamente preciso utilizado en principio para combatir el cáncer, ya que puede llegar a quemar las células afectadas sin afectar a las células sanas de alrededor. Pero, por lo visto, también podría ser cargado con partículas metálicas (de nuevo, titanio), e implantar este metal en los huesos deseados, logrando la preciada fusión.

Eso sí, parece que el precio sería bastante elevado

Fuentes: Subculture for the Cultured, Comicvine, Io9, Popsci, Gizmodo, Newsmedical, Mashable y Daily Mirror

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