OPINION

Reutilizando las palas de los molinos eólicos para el disfrute al aire libre

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La enormes palas de los molinos eólicos que ya no se utilizan son un residuo de difícil eliminación. Recuperar la fibra de vidrio de estos elementos suele ser una utopía cervantina, así que las palas viejas de los rotores suelen acabar sin remisión en el vertedero o incineradas.

La reutilización de las hojas de los aerogeneradores libraría de una gran cantidad de emisiones de CO2 en el final de la vida útil de los molinos, dándoles una segunda oportunidad de seguir en contacto con el viento.

El estudio de arquitectura holandés 2012Architecten ha encontrado a alguien que quiere adoptar estos álabes para su nueva vida: la Fundación Verbeke en Bélgica, un “santuario del arte" donde la cultura, la naturaleza y la ecología se unen alrededor de una hoguera, gracias a tres enormes hojas de turbina que se disponen en eje radial, como tiendas de campaña, para disfrutar del campo.

Las hojas a modo de alojamiento campestre no son sólo la única forma de aprovechar estos residuos. Otra serie de piezas de corte de los molino de viento también se usan para crear todas las comodidades para acampar: baños de compost, duchas solares, cocinas también solares...

Y todo con un objetivo: que el potencial del sitio, así como el potencial de los materiales que se utilizan, se traduzcan en un impacto positivo sobre el medio ambiente.

Porque el campamento en sí es un sistema auto-suficiente pero que necesita ser activado por los usuarios que vivan en él, algo que inspira a la gente a tratar los residuos a todos los niveles, también a los más grandes de nuestra sociedad.

Los arquitectos del mundo tienen en sus manos la llave para acercarse a nuevos proyecto con una mentalidad única que las autoridades locales nunca tendrían, moldeando los materiales desechados haciendo de la creatividad urbana su máxima expresión.

Como ejemplo, 2012Architecten también ha reutilizado 5 palas de turbinas en otro proyecto, el de un parque infantil holandés para la fundación "Kinderparadijs Meidoorn", para llenar de vida una parcela de 1.200 m2. y convertirla en un espacio laberíntico alrededor de un patio.

En esta ocasión las hojas del rotor vuelven a nacer con un carácter único, transformándose en estructuras para que los niños puedan jugar y trepar, como una vez los operarios de mantenimiento de estos colosos eólicos se subieron a ellos para desmontarlos en lo que se suponía sería el final de su vida.

Quizá estábamos equivocados.

Fuente y fotos: 2012Architecten

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