OPINION

La prostitución en “sex-box” amenaza con extenderse por Europa

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Primero fue Holanda. Luego Alemania. Y ahora es Suiza la que se ha convertido en una nueva Meca para la prostitución en nuestro continente. El elevado nivel de vida atrae a muchas prostitutas extranjeras a Suiza, sobre todo brasileñas y húngaras, que junto con el consiguiente añadido de la trata de blancas (aunque allí sólo un 5% de las chicas lo sufre, según datos de asociaciones suizas) han llenado la ciudad de Zurich de meretrices.

Según el diario suizo Le Matin, se está produciendo un "exceso de oferta" en el sector que está forzando a las prostitutas a bajar los precios o "realizar más servicios" por el mismo precio. Según el Concejal de servicios sociales de la ciudad, Waser Martin, en horas punta puede haber más de 120 trabajadoras del sexo operando al mismo tiempo en la misma zona, algo que altera la vida de los vecinos.

Por eso las autoridades de la ciudad se han visto en la necesidad de canalizar esta práctica hacia una serie de áreas designadas dotadas de “sex-box”, donde cliente y trabajadora puedan hacer sus cosas con la privacidad que necesitan estas cosas.

La idea de este sistema de sexo semi-confidencial nació ahora hace tres años en el barrio rojo de Utrech (Holanda) y ya se ha extendido a ciudades de otros países limítrofes, como en Colonia y Essen, en Alemania.

Después de recibir miles de quejas sobre la prostitución en las calles de Zurich, la municipalidad se ha decidido comprobar la viabilidad de las unidades del sexo alemanas y ha empezado a gestionar su instalación para inaugurar la temporada de primavera de 2012.

Estos cercados, con el área aproximada de un campo de fútbol, ofrecen a las prostitutas un lugar privado y seguro donde realizar su trabajo. Después de tres años de uso en Colonia, los "sex-box" ha sido declarados todo un éxito, disminuyendo la violencia hacia las prostitutas y mejorando sus condiciones de higiene y salud.

Según su aspecto, las cajas son lo suficientemente grandes para ocultar los vehículos, mientras que las prostitutas y los clientes se manejan dentro en los negocios, lejos del ojo público. Además, las zonas incorporan servicios de limpieza y seguridad, todo ello controlado y gestionado por los servicios sociales de la ciudad.

“No podemos deshacernos de la prostitución, así que tendremos que aprender a controlarla”, afirma el concejal Waser Martin, para defender la puesta en funcionamiento del plan; un plan que parece viene avalado por la experiencia en otras regiones, que es lo importante para el natural pragmatismo centro-europeo.

Aunque seguro que se pueden hacer las cosas mejor; o por lo menos con más alegría. Si no queremos que los hombres traten a las mujeres como ganado, a lo mejor deberíamos empezar por no meterlas en cuadras. Por muy de colores que estén pintadas.

Fuente: Swissinfo

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