OPINION

¿Y si en los trenes del futuro los transbordos fueran en marcha para evitar parar en las estaciones?

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La empresa de diseño industrial británica Priestmangood es un referente en cuento a la concepción de trenes de alta velocidad. El último proyecto de su estudio de Londres ha sido bautizado como Mercury y ha servido para persuadir al gobierno británico para avanzar en proyectos de alta velocidad nacional. Con sus 400 metros de largo y dos pisos, el tren puede viajar a 225 kilómetros por hora y tiene una de las secciones de morro más larga del mundo.

Priestmangood han estado diseñando trenes de alta velocidad en varios países durante bastantes años. Ahora su experiencia en varios campos les ha llevado a la conclusión de que resulta altamente ineficiente ejecutar una nueva tecnología del siglo 21 (como es el servicio de trenes de alta velocidad) con una infraestructura del siglo 19 que fue inventada para los trenes de vapor y que se basa en tediosas estaciones donde los trenes se ven obligados a parar.

El gran problema con los trenes de alta velocidad es que, y aunque parezca un sinsentido, todavía no son muy rápidos. Entre lo que disminuyen la velocidad para parar en estaciones y lo que tardan en volver a acelerar, sólo son capaces de viajar a su máxima velocidad durante periodos limitados de tiempo, produciéndose una pérdida de grandes cantidades de tiempo y energía en este proceso.

El concepto de Moving Platforms ("andenes móviles") elimina parar en las estaciones de un plumazo para sustituir los andenes fijos por un sistema de interconexión de distintos trenes en marcha, que permite a los pasajeros directamente pasar desde un tren lanzadera de cercanías a un tren de alta velocidad de larga distancia; y viceversa.

Según sus diseñadores, esta nueva infraestructura integrada es una ingeniosa solución que tiene el potencial de revolucionar la industria del ferrocarril de la misma forma en que Internet revolucionó la manera en que nos comunicamos.

Y es que ambos conceptos están íntimamente relacionados; de hecho las Moving Platform asimilaría la forma en que funciona Internet, creando un sistema similar al que permite a un ordenador de casa conectarse a un ordenador al otro lado del mundo, a través de una serie de redes y nodos.

El sistema se basaría en una una red de trenes de alta velocidad que transcurren sin interrupción entre los extremos de un país. Esta línea pasaría fuera de las ciudades y enlazaría con ella mediante una red de “andenes móviles” o trenes de cercanías que llevarían a los pasajeros de las paradas locales a su encuentro, por una vía de circunvalación.

A medida que se acercan entre sí, el tren de alta velocidad se ralentizaría un poco y el cercanías aceleraría a su lado, momento en el que se produce la conexión física a través de un sistema que permite a los pasajeros una trasferencia directamente entre ambos trenes.

Una vez que la transferencia se ha completado, los trenes se separan; el tren de alta velocidad acelera de nuevo en su camino sin detenerse en ningún momento y el tren-lanzadera reduciría la velocidad para volver de nuevo al centro de la ciudad por la vía circunvalación para descargar.

Este tren secundario, en efecto, actúa como una estación móvil pero el sistema también podría ser utilizado por pasajeros en tránsito de un tren de alta velocidad a otro.

Por supuesto, sólo es un concepto que no está exento de inconvenientes. De muchos inconvenientes. De momento, el sistema necesitaría una reconstrucción o adaptación de la infraestructura existente que permitiera a distintos tipos de trenes circular en paralelo. También obligaría de cada tren a ser puntual al minuto para que pudieran encontrarse en las zonas asignadas. Y, por supuesto, conectar dos trenes supondría un riesgo más alto para que ocurran accidentes.

Pero como afirma Paul Priestman, CEO de Priestmangood, por algo se empieza: “No puedo creer que nos gastemos miles de millones en el tren de alta velocidad para que corra por un sistema de redes que se inventó en el siglo 19. No tengo ninguna ilusión en que esta sea la idea que lo cambie todo, pero si realmente queremos que el tren de alta velocidad tenga éxito debemos cambiar la concepción de la forma en que viajamos”.

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Más info: Priestmangoode

Vía Trendhunter

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