OPINION

Hayek y el papel de las criptomonedas

H

oy en día, afirmar que la tecnología ha conseguido transformar nuestras vidas en todos los ámbitos resulta una obviedad. En economía, los nuevos modelos de disrupción digital han generado un ecosistema inteligente capaz de acelerar la innovación en sectores tan importantes como la salud, la educación, la energía, y por supuesto, el sistema financiero.

Bajo este contexto, el denominado Fintech, donde la tecnología y las finanzas se combinan para ofrecer servicios financieros más eficaces y personalizados a los usuarios, ha logrado una revolución inesperada sobre el vehículo fundamental con el que los ciudadanos realizamos nuestras transacciones diarias, es decir, el dinero, a través de la aparición de las denominadas criptomonedas.

En 2009 aparece la primera criptomoneda, entendida como medio digital de intercambio, bajo el nombre de bitcoin. Sin embargo, posteriormente han aparecido nuevas criptomonedas como ethereum, litecoin, ripple, y un largo etcétera que reúne ya a varios centenares en todo el mundo. Es por esto que algunos expertos no dudan en hablar de un sistema competitivo de criptomonedas.

Más allá de explicar el complejo funcionamiento de las criptomonedas, a través de diversos protocolos que permite la tecnología blockchain, es interesante analizar el desafío que las mismas representan ante la política monetaria orquestada por los Bancos Centrales como monopolistas únicos de la emisión de dinero. En efecto, estas criptomonedas, si bien operan fuera del curso de emisión legal, están siendo paulatinamente aceptadas como medios de pago entre los agentes, evidenciando la falta de credibilidad en las instituciones monetarias, tal y como concluye el economista Daniel Lacalle en su reciente (y muy recomendable) libro La Gran Trampa.

Todo estudiante de ciencias sociales recuerda como lección básica de economía las consecuencias tan perjudiciales que pueden producirse en cualquier mercado bajo un régimen de monopolio. Sin embargo, es curioso que pocos economistas cuestionen el monopolio de la emisión de dinero. Entre estos economistas se encuentra el Premio Nobel Friedrich Hayek, perteneciente a la Escuela Austriaca de pensamiento económico, quien en el año 1978 publicó un polémico ensayo bajo el título “Teoría de la Desnacionalización del Dinero”, donde se centra en el principio de elección libre de la moneda. Este principio es sin lugar a dudas innovador, ya que nadie hasta entonces se lo había planteado, y de hecho podemos decir que esta teoría constituye un referente de relevancia en el estudio económico de las criptomonedas.

El propósito de Hayek es demostrar que la empresa privada es más eficiente que el Estado para ofrecer al público diversas monedas, y como él mismo expresa, aquellas que prevalezcan en competencia habrán de permanecer estables en cuanto a su valor, impidiendo los ciclos de auge y recesión producidos por la banca central a través de la manipulación artificial de la oferta de dinero.

Sin duda, el escenario concebido por Hayek es muy complejo, al hablar de un mercado de competencia de monedas que no se limita a que las empresas privadas emitan una misma moneda, sino distintos tipos de dinero donde el público pudiera elegir libremente. En este sentido, aún es pronto para afirmar que las criptomonedas constituyan un modelo robusto de mercado competitivo, entre otras razones porque la volatilidad en torno a muchas de las mismas sigue reflejando que su valor no es estable.

La propuesta de Hayek para garantizar la estabilidad del valor de las diferentes monedas en el mercado pasa por vincular a las mismas en torno a un patrón, pudiendo ser el patrón oro o incluso una cesta de bienes representativa en relación a la cual se mantendría el poder adquisitivo de las criptomonedas lo más constante posible. Por tanto, siguiendo esta lógica, aquellos emisores que no consigan garantizar la estabilidad de sus criptomonedas tenderán a ser expulsados por el público en el mercado.

Asimismo, otra condición exigida por Hayek para garantizar el éxito del modelo es que los emisores de las nuevas monedas deben ofrecer información totalmente transparente, algo que lamentablemente tampoco se produce en la actualidad, donde incluso, en el ejemplo del bitcoin, se desconoce quién es el emisor.

En definitiva, si bien el éxito de las criptomonedas está lejos de confirmarse, es importante constatar los profundos cambios que se están produciendo en el mercado financiero y que desafían al modelo monopolista por parte de los Bancos Centrales, lo que invita a los economistas a retomar el trabajo iniciado por Hayek, revisando el papel de las instituciones monetarias y plantear alternativas basadas en la libre elección de los ciudadanos.

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