Opinión

Creemos nuestro propio indicador alternativo al PIB

Los diputados de varios grupos debaten en la Comisión para la Reconstrucción en el Congreso.
Los diputados debaten en la Comisión para la Reconstrucción en el Congreso.
EP

La Comisión para la Reconstrucción Social y Económica creada en el Congreso de los Diputados propone diseñar un indicador alternativo al PIB para medir el bienestar social y oriente a la hora de elaborar los Presupuestos Generales del Estado (PGE), así como ante la modificación o creación de diferentes impuestos.

El PIB es un concepto estandarizado en 1934 como forma de medir el valor monetario agregado de todos los servicios y productos de un país en un periodo de tiempo determinado. Pero el PIB funciona a medias; por ejemplo, sube cuando gastamos millones de euros de gasolina en los atascos diarios, pero no captura el beneficio para la salud de las personas al plantar miles de árboles. Se debe a que el PIB mide el cuánto, pero no el qué. El PIB solo nos da un dato sobre el tamaño de una economía, no de su calidad en términos de sostenibilidad, beneficio o dignidad para sus habitantes.

Así que es difícil estar en desacuerdo con que necesitamos una nueva forma de medir el valor de nuestras actividades para completar el PIB.

Sin embargo, el titulo denominado 'Reforma ecológica y social de la contabilidad nacional' de las conclusiones de la Comisión propone crear "un índice de desarrollo alternativo capaz de medir el bienestar social, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, tal y como está siendo experimentado en otros países (Nueva Zelanda), que constituirá el nuevo concepto-guía en la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado y en los objetivos de las diversas políticas públicas españolas". En mi opinión la óptica “concepto-guía en la elaboración de los PGE” está bien intencionada pero no va a funcionar por cuatro razones principales:

Primera.- Porque lo aborda desde un punto de vista macroeconómico pensando solo los PGE. Si en su lugar apostara por medir el Beneficio Social Neto que las personas podemos generar, entendiéndolo como “el aumento en el bienestar de una sociedad que se deriva de un curso de acción particular”, podríamos construir una nueva teoría sobre el concepto de patrón valor y saber quién está contribuyendo a ese PIB alternativo.

Segundo.- Porque está desalineado con lo que puede hacer la gente de la calle. Creo en los “Objetivos de Desarrollo Sostenible”, pero están pensados para instituciones y empresas, y éstas no son responsables, las personas que hay detrás así lo hacen sí. Los países reportan ODS y las empresas e instituciones ayudan, pero la mayoría de personas sencillas no tiene ni idea lo que es un ODS, y mucho menos sus cientos de indicadores de impacto. Por ello deberíamos tener una herramienta que mida el impacto de cada individuo en los ODS y generar un Curriculum Social.

Tercero.- ¿Para qué sirve ese índice? ¿Para penalizar o remunerar a instituciones? Creo que tendría más sentido remunerar el Beneficio Social Neto a través de una moneda social, llamémosla Goodwill, que recompensaría la contribución positiva de cualquier persona a los ODS. Además, si creamos una moneda social, no necesitamos subir impuestos para compensar nuevos gastos sociales, basta con generar algún sistema cambiario, paridad o de utilidad de esa moneda para dotarla de utilidad económica real.

Cuarto.- En el texto aprobado se anota “al igual que Nueva Zelanda”. ¿Por qué tenemos que copiar?, ¿no podemos innovar y crear un concepto genuino, algo en lo que creamos nosotros, lo prototipemos, luego miremos lo que ha hecho Nueva Zelanda u otros y cojamos lo mejor de cada uno? Si solo copiamos seremos irrelevantes y no generaremos valor para nadie. Es difícil de aceptar que no haya posibilidad de aportar algo a la comunidad mundial sin copiar; me encantaría sentir que somos auténticos y útiles tratando de encontrar nuevas respuestas a necesidades no resueltas.

Si somos valientes, creativos e innovadores, podemos crear nuestro propio sistema complementario al PIB, basado en el Beneficio Social Neto y en una moneda alternativa social digital. No (sólo) para crear un indicador en los PGE, sino para que las personas puedan aportar valor al lugar donde viven: su planeta.

Jose Almansa es profesor y autor de 'El Fin de la innovación. La Era del innovador'

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