OPINION

Nace la política cuántica, con Pedro Sánchez como gran promotor

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
EFE

Tras el pitido final del debate a cinco, que durmió a media España y decepcionó a la otra media, la sensación predominante es que España acababa de asistir al nacimiento de la política cuántica, donde es posible que una promesa electoral o una afirmación estadística sea mentirosa y verdadera al mismo tiempo. El 'club de los cinco' lo certificó con cegadora claridad. Así que partir de ahora no es que haya políticos mentirosos, sino que son políticos cuánticos.

Días atrás, Google anunció la supremacía del ordenador cuántico sobre el convencional al demostrar que puede resolver en pocos minutos tareas que al segundo le llevaría miles de años. La clave de la proeza radica en que mientras la computación digital emplea el lenguaje binario 1 y 0, el procesador cuántico utiliza ambas instrucciones al mismo tiempo, de modo que una señal puede ser 1 y 0 simultáneamente. Es como unir dos conceptos antagónicos para crear una nueva dimensión expresiva, lo que en literatura se llama oxímoron, del que San Juan de la Cruz nos dejó sublimes ejemplos (la música callada, la soledad sonora) y del que Fernando de Rojas echó mano para definir el amor: “Un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura, una deleitable dolencia”.

Pero mientras los poetas crean belleza modelando la paradoja cuántica, los políticos la utilizan para embaucar al votante y disimular sus contradicciones insuperables. O sea, para no decir la verdad, concepto este que en política no parece ser de curso legal. En el debate del lunes abundaron los ejemplos, y ni un solo candidato se libró de la epidemia: Casado atribuyó al PP haber frenado el Plan Ibarretxe (fue Zapatero), Rivera se perdió con la corrupción dando cifras al buen tuntún, Iglesias coló datos falsos sobre las grandes fortunas y Abascal se lió adrede con las estadísticas de la violencia de género.

Pero fue Pedro Sánchez el que destacó como el más ardiente apóstol de la supremacía cuántica, al combinar con desparpajo binario datos falsos, afirmaciones sin fundamento y atribuciones ficticias. Acusó al PP de haber transferido la competencia de Prisiones a la Generalitat, cuando fue Felipe González, y sostuvo sin sonrojo que desde el tercer trimestre de 2018 se habían creado 530.000 empleos, cuando la realidad los rebaja a casi la mitad.

Más allá de estos ejemplos concretos, si Pedro Sánchez es el campeón de la política cuántica se debe a que combina con desparpajo el “Ahora España” con la “plurinacionalidad” y la “nación de naciones”. Ambos conceptos son antagónicos, como demuestra el artículo 2 de nuestra Carta Magna: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española…” Si a ello unimos que la llamada Declaración de Barcelona, pactada por el PSOE y el PSC, promueve la reforma constitucional para que Cataluña sea declarada nación, aquí huele a gato encerrado, y no precisamente al famoso gato de Schrödinger, que el físico austriaco metió en una caja para ilustrar la paradoja cuántica de que está vivo y muerto al mismo tiempo.

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