OPINION

Pedro Sánchez despeja la legislatura y Maquiavelo explica por qué

Pedro Sánchez durante la entrevista en La 1. /RTVE
Pedro Sánchez durante la entrevista en La 1. /RTVE

Nicolás Maquiavelo, que rigió toda su vida de acuerdo a la máxima "Es mejor obrar y arrepentirse que no obrar y arrepentirse", dejó escrito para provecho de gobernantes que "cuando un príncipe dotado de prudencia advierte que su fidelidad a las promesas redunda en su perjuicio, ni puede, ni siquiera debe guardarlas, a no ser que consienta en perderse".  El diplomático florentino aconsejaba a los Pedro Sánchez de la época "saber encubrir ese proceder artificioso y ser hábil en disimular y en fingir. Los hombres son tan simples que el que engaña con arte halla siempre gente que se deja engañar". Y sentenciaba: "El que mejor supo obrar como zorra tuvo mejor acierto" (El Príncipe, cap. XVIII).

Es probable que Pedro Sánchez, entregado a su fatigosa tesis doctoral, nunca tuviera tiempo de leer al zorro florentino, pero hay que reconocerle, desde que llegó a la Moncloa, su habilidad en el corta y pega de 'El Príncipe': No hay descripción más ajustada y exacta de su gestión que la escrita hace 500 años por quien más sabía de las miserias del poder. Y la clava con esta frase resumida: "Un príncipe y especialmente uno nuevo que quiera mantenerse en su trono ha de comprender que con frecuencia se ve forzado a obrar contra su palabra, contra las virtudes y hasta contra su religión".

Lo bueno de acudir a los clásicos es que te ahorran trabajo. Nada, pues, que añadir a Maquiavelo, del que Iván Redondo ha realizado lecturas tan provechosas, para explicar por qué Pedro Sánchez se ha aliado con golpistas, por qué negocia con delincuentes encarcelados e inhabilitados y por qué cede gustoso ante quienes promueven la demolición del Estado mientras maltrata a las comunidades que cumplen el pacto constitucional. Ni palabra, ni virtud, ni religión: nada ha de interponerse a su trono.

Y así seguirá siendo mientras el Gobierno socialista sea preso de su debilidad parlamentaria y se aferre al poder con sólo 120 diputados. Si hay que mentir, se miente, si hay que traicionar se traiciona y si hay que abjurar del antiguo testamento socialista, se azuza a Podemos contra Felipe González y asunto concluido. Es la fría lógica del poder, no es nada personal…

Nadie se escandalice, por tanto, de que Pedro Sánchez haya invitado a merendar en la Moncloa a los separatistas y golpistas de moleskine, agasajándoles como a grandes benefactores. En realidad, son imprescindibles para que el Gobierno siga pedaleando por las verdes praderas progresistas y así se quedó pactado este miércoles: a cambio de su apoyo al techo de gasto, de entrada, y a los Presupuestos, allá para finales de primavera, los golpistas logran un jugoso paquete de concesiones: el indulto por la puerta de atrás para los golpistas condenados, benevolencia judicial o sobreseimiento para los asuntos pendientes, habilitación de un referéndum independentista, financiación tan generosa como privilegiada y, en la recta final, creación de un nuevo estatus juridicopolítico que haga de Cataluña una especie de estado libre asociado. Parece que la merienda monclovita les ha salido a pedir de boca.

Se engañan quienes creen que Pedro Sánchez, haciendo honor a su amoralidad, se olvidará de las cesiones a los separatistas una vez aprobados sus primeros Presupuestos, que le garantizan no menos de dos años de gobierno. La "mesa de diálogo" inaugurada con tanta pompa y circunstancia ha llegado para quedarse mucho tiempo, tanto como dure el sanchismo en el poder. Lo que se ha puesto en marcha no es una herramienta para fabricar los pactos sino un modus operandi, una suerte de Pacto del Tinell (Segunda parte) de largo recorrido y diseñado para excluir a más de la mitad de las fuerzas políticas de las grandes decisiones. Por desagracia, no parece que las próximas elecciones catalanas desalojen a los independentistas de la Generalitat, así que la perspectiva es nítida: cuatro años de meriendas entre la sala Tàpies y el salón del Tinell donde se decidirá lo realmente importante. Con su abrazo a la extrema izquierda y a los separatistas, Pedro Sánchez ha marginado a media España de las decisiones sobre el pacto constitucional, el Estado del Bienestar y la igualdad de los españoles.

Como es evidente que todavía hay mucha gente dispuesta a fiarse de Pedro Sánchez, conviene traer de nuevo lo que el florentino aconsejaba al príncipe para sus discursos y comparecencias públicas: "Debe cuidar mucho de ser circunspecto para que cuantas palabras salgan de su boca lleven impreso el sello de las virtudes y para que, tanto viéndole como oyéndole, le crean enteramente lleno de buena fe, entereza, humanidad, caridad y religión". A ver quién lo mejora.

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