Capital sin Reservas

La CNMV toca las cosquillas del Ibex y a algunos les da la risa floja

El regulador bursátil ha puesto el dedo en la llaga sobre las deficiencias de los sistemas retributivos de las sociedades cotizadas justo cuando el Gobierno intensifica su cruzada contra los ricos riquísimos del país.

La CNMV que preside Rodrigo Buenaventura apunta múltiples deficiencias en la información al mercado de las empresas del Ibex
La CNMV que preside Rodrigo Buenaventura apunta múltiples deficiencias en la información al mercado de las empresas del Ibex
EP

Los vigilantes de la playa bursátil que dirige Rodrigo Buenaventura desde la CNMV han lanzado un serio aviso para que, en un futuro a poder ser inmediato, las grandes sociedades cotizadas naveguen hacia puertos realmente seguros en el desarrollo de sus singulares sistemas de gobernanza. El análisis de supervisión del pasado ejercicio 2021 refleja a las claras el cargo de conciencia que aqueja al regulador ante el sinfín de incidencias detectadas tanto en sus precarios niveles de transparencia como en los mecanismos de retribución con que se manejan los cuartos en el seno de las más elitistas empresas del país. La amonestación no ha tenido, de momento, especial trascendencia porque tampoco el organismo regulador está interesado en pregonar las vergüenzas más allá de su relativa capacidad de arbitraje, pero el análisis interlineado de la evaluación que acaba de hacerse público demuestra que el Ibex necesita mejorar, y mucho, sus estándares de gobierno corporativo.

La sutileza del informe de este año es interpretada en el mercado bursátil como un intento de la Comisión de Valores por lanzar la piedra escondiendo la mano y aprovechando, sobre todo, el contexto político que se deriva de la cruzada impulsada por Pedro Sánchez contra los ricos riquísimos en España. El bautizado como Impuesto de Solidaridad sobre las Grandes Fortunas (ISGF) junto con la subida de los tramos más elevados del IRPF no afectarán a más de 40.000 contribuyentes. Una cifra de andar por casa y que se nutre en buena parte con todos los altos directivos y consejeros de las grandes empresas bursátiles que cobran una media de tres millones largos de euros al año frente a los 55.000 brutos que perciben de media sus empleados. Dicho de otro modo, un trabajador raso de una empresa del Ibex necesitaría 60 años de trabajo para alcanzar el nivel retributivo que perciben sus principales jefes ejecutivos en solo un ejercicio.

A partir de esta delirante y algo más que odiosa comparación, el organismo regulador ha lanzado una enmienda a la totalidad acerca de la información que los emisores en bolsa ofrecen en materia de remuneraciones. La recriminación no admite discusión y se fundamenta en que las retribuciones de los consejeros que se difunden en el Informe Anual de Gobierno Corporativo (IAGC) ni siquiera coinciden con las cifras que se aportan en el Informe Anual de Remuneraciones de los Consejeros (IARC), con el agravante de que ni se explican ni concilian las diferencias en cuestión. Tras esta primera llamada de atención general, la CNMV reclama a los emisores en bolsa que se apliquen en mejorar este año los niveles de información, sobre todo en lo que concierne a los bonus y demás conceptos añadidos que perciben sus administradores en relación con los salarios fijos.

Los sistemas de retribución variable y los  planes de pensiones cobrados como indemnización son los dos grandes conceptos sometidos este año a especial vigilancia

La era de globalización y desarrollo financiero unida al chute monetario que supuso la llegada del euro dio paso a una revisión de los sistemas de remuneración en las cúpulas ejecutivas de las sociedades cotizadas. El punto de inflexión fue el célebre programa de stock options adoptado por la antigua Telefónica de Juan Villalonga a principios de siglo que despertó serias controversias políticas al principio, pero que después se convirtió en la envidia de muchas otras sociedades cotizadas. Desde entonces y de manera recurrente la ciencia retributiva importada del mundo anglosajón ha incorporado al mundo de los negocios en España otros múltiples guisos con ingredientes cada vez más nutritivos. Ahora no solo se trata de estimular las labores de gestión de los dirigentes corporativos durante su desempeño en el cargo sino también de asegurar la más completa indemnización compensatoria o jubilación dorada como reconocimiento a sus años de servicio cuando abandonan la empresa.

El menú de remuneraciones es tan largo como exquisito y la Comisión de Valores ha salido al paso para comprobar cómo se condimenta el condumio porque se da la circunstancia de que una buena parte de los cocineros no especifican de manera adecuada las recetas que utilizan, entendiendo por tales los parámetros financieros que hacen a los altos directivos acreedores a tan suculentos manjares. El regulador echa de menos un detalle más concreto de los objetivos, métricas y criterios a los que se vinculan los distintos pesos y ponderaciones de cada concepto retributivo. Estas deficiencias tienen una especial relevancia si se observa, como hace el regulador, que la mayor parte de las compañías suelen dar muy parcas explicaciones sobre el grado de cumplimiento real que han alcanzado los consejeros ejecutivos para cobrar sus retribuciones variables al término de cada ejercicio económico.

Dentro del Ibex los más suspicaces empiezan a sentirse acosados y temen que la CNMV quiera actuar como ariete de la ofensiva lanzada por el Gobierno contra los ricos

La contenida reprimenda de Buenaventura incluye una mención especial a los sistemas de ahorro a largo plazo que se han convertido en una especie de chaleco de por vida destinado a forrar el riñón de los grandes prebostes del Ibex. Los más avispados altos mandos ejecutivos comprendieron que los tradicionales blindajes multimillonarios estaban levantando ampollas en la reputación de sus corporaciones a medida que se iba ensanchando la brecha retributiva con sus empleados de tropa. La solución arbitrada consistió en renunciar a dichas indemnizaciones doradas a cambio de nutrir a base de bien planes de pensiones individualizados que podrían rescatarse en cuanto que su beneficiario cumpliese la edad ordinaria de jubilación. La CNMV pone el dedo en la llaga recordando a los emisores que estos sistemas de ahorro deben computarse como indemnización y cruza los dedos para que en adelante las empresas incluyan información precisa que sirva para determinar si realmente tan jugosas prestaciones son compatibles con cualquier otro tipo de indemnización por cese.

El organismo encargado de velar por el funcionamiento de los mercados se ha cuidado muy mucho de no señalar a nadie en particular, aunque su mensaje al viento ha creado cierto malestar en los cuarteles generales de las más ilustres empresas del país. Los hay que se sienten acosados por las diatribas con que el Gobierno se maneja en su apostolado electoral contra la riqueza y se han puesto en guardia no vaya a ser que la CNMV pretenda actuar como ariete de la ofensiva, desplegando a lo largo del próximo ejercicio toda una suerte de requerimientos para condicionar las políticas retributivas de las grandes cotizadas. Probablemente la sangre no llegue al río y a la vuelta de un tiempo, con las aguas políticas más calmadas, se desvanezcan las suspicacias. En todo caso si la pretensión del regulador consistía en agitar el remolino tocando la fibra sensible al Ibex la prueba puede darse por superada. Otra cosa es que a algunos les entre la risa floja.

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