Capital sin Reservas

La llave de paso de Naturgy y el escape de gas en La Caixa

El imperio financiero y empresarial de Isidro Fainé se ha encontrado con la horma de su zapato y espera que el Gobierno le saque las castañas del fuego con un rechazo frontal a la OPA lanzada sobre su filial energética.

Isidro Fainé recela de la OPA sobre Naturgy sobre la que Francisco Reynés ha decidido formalmente ponerse de perfil
La OPA sobre Naturgy ha provocado un serio revuelo en el universo de La Caixa. Fainé recela de la operación mientras Reynés defiende su neutralidad poniéndose de perfil.
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La avanzadilla de los fondos de inversión para tomar la mayoría de capital de Naturgy a partir de la OPA de los australianos de IFM está provocando algo más que un serio revuelo en la Torre Negra de la Diagonal de Barcelona, el único y verdadero cuartel general desde el que se orienta el punto de mira sobre todo aquello que tiene que ver con el universo de La Caixa. A Isidro Fainé, el incombustible mandamás de la más emblemática entidad corporativa catalana, la operación le ha pillado a contrapié después de haberle sido comunicada como un hecho consumado. Todo un desafío a su inteligencia que puede deparar consecuencias directas en el puesto de mando de la gran empresa energética nacida de la fusión entre Gas Natural y Unión Fenosa.

Un elocuente silencio se ha instalado en el seno de Criteria, la sociedad de cartera que da lustre y parné a la Fundación La Caixa para que mantenga vivo su compromiso social de un siglo largo de historia. Ninguno de los reputados directivos que día a día cuidan con esmero las participaciones del holding financiero se atreve a improvisar una mínima sugerencia de lo que conviene o no conviene hacer ante la inesperada oferta pública que ha sido admitida a trámite por la CNMV. Ni siquiera dentro de la sociedad civil catalana, con sus diversas organizaciones empresariales actuando no pocas veces como corifeos excepcionales de las directrices emanadas de La Caixa, se ha escuchado ahora ninguna proclama que permita discernir la réplica de Fainé a la proposición declarada desde las antípodas.

Precavido más que nadie, Fainé no suele aventurarse en batallas que no están ganadas de antemano y, fiel al sentido común que ha guiado su pródiga e infatigable carrera hasta las más altas cumbres del olimpo corporativo en nuestro país, está tanteando el terreno como un experto sabueso para no dar ni un solo paso en falso. En su concepción institucional como poder fáctico por excelencia dentro del mundo de los negocios y las altas finanzas, La Caixa ha encontrado en la OPA no solicitada sobre su empresa filial lo que comúnmente se interpreta como la horma de su zapato. Una medicina de la misma familia de fármacos que en sus años de mayor esplendor y conquista ha venido suministrando el gran hermano catalán cuando ha tratado de lanzar sus poderosos tentáculos en busca de las mejores tajadas del Ibex.

Fainé no ha encajado nada bien que los australianos de IFM hayan lanzado su oferta sobre Naturgy como un hecho consumado. Lo mismo que hizo Gas Natural con Endesa hace quince años 

La experiencia a la que se enfrenta ahora Isidro Fainé con la invasión de los fondos trae a la memoria la sufrida por Manuel Pizarro cuando fue informado súbitamente por la alta dirección de La Caixa, entonces encabezada por Ricardo Fornesa, de la célebre ‘semillita’ con que Gas Natural se proponía germinar a Endesa allá por el año 2005. Habrá que ver si el empresario manresano se atreve a coger el toro por los cuernos como hizo el turolense en un ejercicio de nobleza baturra que ha pasado a los anales de la historia económica. La defensa numantina con que Pizarro desbarató la OPA lanzada por los antepasados de la actual Naturgy es un episodio que se antoja irrepetible en la España actual, donde la evanescente polarización de los factores políticos altera casi siempre el producto de las actuaciones empresariales que trascienden a la opinión pública.

La crisis encadenada desde la recesión de la pasada década ha supuesto un punto de inflexión en el orden económico internacional, renovando el ánimo de control de los poderes públicos hacia aquellos sectores productivos supuestamente estratégicos para los intereses patrios. El instinto básico del secular Estado proteccionista ha tocado de nuevo la fibra sensible en toda Europa y La Caixa espera que el Gobierno haga honor a su ideario intervencionista, poniendo la proa a los inversores australianos que pretenden ahora conformar un nuevo núcleo duro de poder en el seno de Naturgy. El veto oficial, por asunto de Estado y en defensa de la soberanía nacional en el mercado eléctrico y gasista, espantaría al actual ofertante y a cualquier otro que pudiera hacerse los dedos huéspedes con una indeseable guerra de OPAs sobre el capital de la empresa española.

Los administradores de Criteria analizaron a principios de mes con sumo detalle las intenciones que pueden ocultarse tras la propuesta de IFM, incluyendo la posibilidad que más preocupa de una acción concertada con los otros dos fondos de Naturgy, como son Global Infraestructure Partners (GIP) y CVC Capital Partners, este último a través de una instrumental participada por la familia March. Todos ellos hablan el mismo lenguaje financiero que domina Francisco Reynés, a quien siempre se le han reverenciado sus dotes para exprimir el limón de los principales activos que La Caixa ha ido poniendo en almoneda en los últimos tiempos. La operación de Abertis, vendida en 2018 a los italianos de Atlantia en más compañía que amor de ACS, representa un sello indeleble en la carrera de Reynés que no necesariamente supone ahora el mejor aval en sus relaciones profesionales con Fainé.

Reynés ha tratado de evitar suspicacias en el entorno de La Caixa haciendo constar en el acta del consejo de Naturgy su total neutralidad ante la propuesta de inversión extranjera

El presidente de Naturgy ha salvaguardado su más honesta y exquisita neutralidad en el acta de la reunión del consejo que la compañía energética celebró en cuanto tuvo conocimiento oficial de la OPA. Reynés ha dejado constancia de su negativa a promocionar la oferta cuando IFM llamó directamente a la puerta de su despacho blandiendo un cheque de más de 5.000 millones de euros. No es lógico pensar que tan acaudalado inversor vaya a lanzarse a la piscina sin tantear el nivel y la temperatura del recipiente donde intenta sumergirse, de modo que el presidente de Naturgy ha hecho bien en erradicar cualquier suspicacia no vaya a ser que se desate un conflicto de interés entre Criteria y los demás socios institucionales de la empresa. Eso sí, Reynés debe saber que la confianza es soberana de aquel que tiene a bien otorgarla y nunca puede entenderse como patrimonio vitalicio del que la recibe, por lo que no es extraño que muchas veces se extravíe con la misma facilidad con que fue encontrada.

Tras dejar bien atada la fusión con Bankia lo único que ahora espera Fainé es que el Gobierno le saque las castañas del fuego con un rechazo frontal a los potenciales inversores de Naturgy. Una decisión que se está retrasando más de la cuenta a pesar del afán con que Iván Redondo intenta convencer a Pedro Sánchez para que desoiga los cantos de sirena que apuestan por abrir la puerta de par en par a los capitales extranjeros en las grandes sociedades cotizadas del país. El dilema es complejo y pondrá a prueba la capacidad estratégica del jefe del Ejecutivo en un momento crítico para la solvencia de España en los mercados internacionales. Para Criteria la disyuntiva no es menos enrevesada porque si la OPA sale adelante lo más lógico sería subirse al carro y vender la participación en la filial energética. Eso, o propiciar un cambio de management que evite al patriarca de La Caixa quedarse para los restos con cara de póker.

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