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‘Salvemos Unicaja’: Los gritos y susurros de una fusión entre delfines y boquerones

Las fuerzas vivas andaluzas denuncian que el pez chico Liberbank se está merendando al pez gordo Unicaja y claman contra Braulio Medel, presidente de la Fundación Bancaria y primer accionista del banco combinado.

Manuel Azuaga (izqda), actual presidente de Unicaja, junto a Braulio Medel, titular de la Fundación Bancaria y principal accionista del banco fusionado con Liberbank
Manuel Azuaga (izqda), actual presidente de Unicaja, junto a Braulio Medel, titular de la Fundación Bancaria y principal accionista del banco fusionado con Liberbank
Unicaja

Dos veces cuando menos a lo largo del último mes han quedado expuestas en el frontispicio de la CNMV las preceptivas amonestaciones de la boda celebrada por Unicaja y Liberbank. El apercibimiento reiterado desde el nuevo banco combinado llega al regulador bursátil a toro pasado, como un aparente ejercicio macroprudencial ante eventuales riesgos financieros, pero no por ello ha dejado de provocar un latido de inquietud en los mercados, dado el debate interno que subyace entre las dos entidades fusionadas. La dirección del flamante grupo malagueño ha tardado en dar la voz de alerta, pero cuando lo ha hecho no se ha mordido la lengua, exponiendo con palabras gruesas la existencia dentro de su consorte asturiana de pasivos ocultos, desconocidos e inesperados que podrían encubrir defectos y complicar el éxito de la integración desde un punto de vista operativo.

Unicaja ha aprovechado sendos folletos de emisiones de deuda para confesar en toda su crudeza una situación que probablemente será reconducida sin mayores aspavientos en el balance conjunto. La entidad no ha querido siquiera determinar el importe del eventual quebranto, que justifica en lo que se considera un ‘limitado alcance’ de las due diligence que se llevaron a cabo en Liberbank como paso previo al acuerdo de fusión. El supervisor, que se sepa, tampoco ha requerido del emisor mayores detalles que permitan a los accionistas minoritarios una puntual información sobre los estados financieros de la sociedad cotizada. En cuestión de transparencia está visto que todavía queda un largo camino por recorrer en la bolsa española, sobre todo con aquellos valores especialmente sensibles entre los inversores y a los que la CNMV prefiere dar manga ancha para evitar ulteriores acusaciones por exceso de celo si la sangre termina finalmente llegando al río.

No parece que vaya a ser éste el caso de Unicaja, cuando menos en lo que concierne a las variables del puro negocio bancario, cuyos parámetros de solvencia están sometidos a un estricto control de garantía por parte del Banco de España. En cuestión de supervisión financiera menos bromas porque tras la crisis del sistema crediticio en nuestro país los sabuesos acreditados por el Banco Central Europeo (BCE) han desarrollado un olfato especial para detectar cualquier olor a podrido que pueda proceder de las antiguas cajas de ahorros ahora reconvertidas, las que quedan, en flamantes fundaciones bancarias. Por eso no está de más que las zarandajas que se traen en el seno de la quinta entidad financiera del país fueran entendidas en su justo término con el fin de no dar cuarto al pregonero ni argumentos a todos los que todavía sospechan que la banca española necesita una segunda y dura mano de pintura.

La Junta de Andalucía está al acecho de los avatares que puedan derivarse, o promoverse, a raíz de las antiguas inspecciones del BCE en Liberbank

El grito de alarma emitido en la plaza pública induce, en realidad, a un serio problema de gobierno corporativo, que viene derivado de la propia desconfianza evidenciada en las negociaciones de lo que en términos anglosajones se conoce como los ‘personal issues’. La configuración de los niveles de mando provocó no pocos quebraderos de cabeza en su momento, dando lugar a una solución de compromiso que a la vuelta de la esquina puede dejar a la intemperie la más alta jerarquía del banco. Concretamente en marzo de 2023, cuando se cumplan los dos años de las juntas que adoptaron los acuerdos de fusión, está previsto el cese irrevocable del actual presidente ejecutivo, Manuel Azuaga, y su sustitución por Manuel Menéndez. Siempre y cuando el antiguo presidente de Liberbank sea capaz de superar un examen de evaluación interna que, tal y como se ha puesto el panorama, constituye una verdadera espada de Damocles para el presunto delfín de Unicaja.

Las fuerzas vivas andaluzas no terminan de entender, y mucho menos de aceptar, que el pez chico acabe por merendarse al grande y están dispuestas a cambiar el rumbo de los acontecimientos aprovechando también el ambiente preelectoral que ya se respira en la comunidad autónomaNo es previsible que el presidente Juan Manuel Moreno, en su intento de revalidar mandato en la Junta, pueda sustraerse al debate social y político que existe en torno a la primera entidad de crédito regional. En el Palacio de San Telmo están al corriente de todo lo que acontece y, sobre todo, al acecho de los avatares que puedan derivarse o promoverse como consecuencia de las inspecciones que llevó a cabo el BCE en Liberbank durante la etapa de noviazgo con Unicaja y de las que los responsables de la antigua caja malagueña aseguran ahora que no tuvieron conocimiento hasta después de librar las capitulaciones de fusión.

El germen de la desafección entre los altos mandos de las dos marcas bancarias está larvado desde la génesis de un proyecto que, no se olvide, tuvo que superar un primer intento fallido de acuerdo allá por mediados de 2019 cuando la Fundación Bancaria de la antigua Unicaja, bajo la égida de Braulio Medel, se opuso con todo su empeño a arriesgar el control efectivo de la entidad resultante. El antiguo presidente de la caja de ahorros malagueña acariciaba un programa de consolidación mucho más ambicioso para su entidad y, de no haber mediado la intervención de los organismos reguladores incitando a la renegociación con Liberbank, no son pocos en los aledaños de Unicaja los que aseguran que el banco andaluz habría terminado sus días fagocitado en el seno del Grupo Santander mediante un pacto que ya estaba encauzado con Ana Botín.

Los cuatro consejeros de Unicaja Banco afines a Medel terminan mandato en primavera. De su relevo o renovación dependerá el futuro gobierno corporativo de la entidad

Medel se resarció con una ecuación de canje más favorable a sus intereses y manejó sus mejores oficios para frenar las exigencias corporativas y no del todo compartidas de su sucesor, Manuel Azuaga. La sombra del veterano paladín de la caja malagueña, alargada en calidad de primer accionista del banco fusionado, ha desembocado en una pinza con Manuel Menéndez, de tal manera que ahora son los ejecutivos de Liberbank los que están avanzando posiciones en el nuevo organigrama de dirección. La reacción del 'bando boquerón' no se ha hecho esperar, con una ofensiva por tierra, mar y aire desplegada a partir de una plataforma ciudadana bajo la emotiva y no menos turbadora denominación de “Salvemos Unicaja”. El manifiesto que apoya la iniciativa impulsada por el correoso exconcejal de Izquierda Unida, Pedro Moreno Brenes, cuenta con 8.500 adhesiones y tiene como esencial objetivo la destitución fulminante del incombustible presidente de la actual Fundación Bancaria.

Los resortes que todavía conserva Medel en las altas instancias políticas de la comunidad andaluza constituyen un imponente blindaje de su figura, por lo menos mientras el Banco Central Europeo, especialmente preocupado por las cuestiones que atañen a la gobernanza de las entidades financieras, no se decida a tomar cartas en el asunto. El ruido desatado en Malaga, sin despreciar los susurros que llegan a la Comisión de Valores, tiene por finalidad movilizar no sólo la calle sino también a los supervisores de Fráncfort, evidenciando que la estructura de poder real en Unicaja esconde una especial anomalía a la que es necesario poner coto de forma inmediata. Es incuestionable que los consejeros de la entidad que representan a la Fundación Bancaria han hecho piña con los representantes de Liberbank, dando lugar a un sinfín de suspicacias.

La solución, o al menos parte de ella, se conocerá en la próxima junta de accionistas, cuando ha de abordarse la renovación de los cuatro vocales nombrados por Medel en el máximo órgano de gobierno de la entidad. Juan Fraile, Teresa Sáez, Petra Mateos y Manuel Muela tendrán que pasar en primavera un particular rubicón, del que depende en gran medida el desenlace de todo el conflicto. Incluyendo el papel de Braulio Medel como césar imperator del principal brazo armado financiero de Andalucía y las opciones reales de Manuel Menéndez para acceder a la presidencia ejecutiva en sustitución de su tocayo Azuaga. Sólo a partir de entonces se podrá asegurar que la boda del pasado verano se ha consumado en un verdadero matrimonio de conveniencia. A fin de cuentas, en eso consiste una fusión.

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