Opinión

Instituciones, fondos europeos y desarrollo económico

15-09-2021 La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante el debate sobre el estado de la UE en el Parlamento Europeo en Bruselas. ECONOMIA COMISIÓN EUROPEA
Instituciones, fondos europeos y desarrollo económico. 
Europa Press

En el libro de la Riqueza de las Naciones de Adam Smith se daba ya una importancia determinante a las instituciones para explicar las causas del desarrollo económico. En 1993 el historiador económico Douglas North recibió el Nobel de Economía por sus investigaciones sobre la influencia de las instituciones para explicar el desarrollo económico de los países. Y más recientemente el libro ¿Por qué fracasan los países? de Daron Acemoglu y James Robinson han puesto el papel de las instituciones en el centro del debate.

El desarrollo económico español del último siglo está muy condicionado por las instituciones europeas. Según los datos de otro gran historiador económico, Angus Maddison, en 1939, tras la Guerra Civil, la renta por habitante en España era tan sólo el 33% de la de Alemania, el menor porcentaje desde 1850. En 1950 la economía alemana colapsó y España igualó su renta por habitante por primera vez desde principios del siglo XIX. En 1950, Alemania del Oeste se integró en la creación de la zona de libre comercio europea que fue el origen de la Unión Europea actual. España mantuvo su sistema de planificación y autarquía. En 1960 la renta por habitante española se había desplomado de nuevo y era tan sólo un 40% de la alemana y más de tres millones de españoles tuvieron que emigrar para sobrevivir, muchos a Alemania.

Ante la escasez de dólares y la imposibilidad de importar petróleo Franco se ve forzado a aceptar el Plan de Estabilización recomendado por el FMI y el Banco Mundial. España desmonta la autarquía, se abre al comercio internacional y firma acuerdos preferenciales con nuestros socios europeos. La economía española vive un milagro económico con crecimientos anuales promedio del 7% durante más de una década. Como afirmó ortega y Gasset; “España era el problema y Europa la solución”

Desde el año 1999 hasta 2019, nuestra renta por habitante con Alemania ha vuelto ha empeorar hasta el 68%, nivel similar al que existía cuando murió Franco

Las crisis del petróleo coincidieron con la muerte de Franco y se pagaron los excesos de ese periodo. En 1986 la renta por habitante de España seguía en el 62% de la alemana. En 1986 España ya era una democracia consolidada y eso nos permitió ser miembro de pleno derecho de la Unión Europea. Se acabó el desarme arancelario que aún quedaba, incorporamos la legislación y seguridad jurídica europea y España fue el principal receptor de fondos europeos las dos décadas siguientes. Nuestros salarios bajos permitieron atraer numerosa inversión extranjera y los fondos permitieron corregir el abismal déficit de infraestructuras heredado del franquismo que condicionaba enormemente el desarrollo económico, la productividad y los salarios. España pasó del 62% de la renta por habitante de Alemania al 80% en 1999, nivel no visto desde 1947.

España fue un ejemplo de éxito en la gestión de fondos europeos. La mayor parte se ejecutaron en grandes infraestructuras, gestionados desde la administración central, por una élite funcionarial. El ministerio de Fomento con sus brazos ejecutores en carreteras, ferrocarril, puertos y aeropuertos modernizó España y ayudo a explicar el enorme avance del empleo y los salarios en ese periodo. 

Por lo tanto, es más conveniente analizar el deterioro institucional por causas idiosincrásicas españolas que buscar excusas recurrentes como el euro, la globalización y los errores de Bruselas en la crisis de 2010 que los hubo pero no afectaron sólo a España. La burbuja fue española y la gestión de la crisis bancaria y la intensa restricción de crédito fue una característica española. La crisis económica provocó una profunda crisis social y política que también ayuda a explicar el declive económico y también es 100% española.

Desde el año 1999 hasta 2019, nuestra renta por habitante con Alemania ha vuelto ha empeorar hasta el 68%, nivel similar al que existía cuando murió Franco. Se puede asociar el declive español a la entrada en el euro pero hay países con peor renta por habitante que España en 1999 que han mejorado significativamente como las repúblicas bálticas o Eslovenia. E Irlanda que partía ya de una renta por habitante un 30% superior a la española y que tuvo burbuja inmobiliaria, crisis financiera, rescate y austericidio hoy nos triplica en renta por habitante.

España es un país que no ha sabido adaptarse a la digitalización y la revolución tecnológica

Coincidiendo con estas crisis solapadas, España comenzó a tener problemas para ejecutar los fondos europeos que comenzaron con la derecha gobernando y ahora continúan con un gobierno de izquierdas. La derecha ha politizado el uso de los fondos europeos para asociarlos a la mala gestión de la izquierda, aunque el problema es mucho más complejo. Por ejemplo, desde 2018 en Andalucía gobierna la derecha, tras cuarenta años de gobiernos de izquierdas, y la gestión de fondos europeos ha empeorado. Desde 1980 Andalucía es la región europea donde más ha crecido el empleo. Cuando Franco murió había menos de 50 kilómetros de autopistas y eran de peaje la mayoría y el 25% de los andaluces era analfabeto. Hoy, esta comunidad autónoma dispone de modernas infraestructuras de carreteras, ferrocarril, puertos y aeropuertos que explican en gran medida su desarrollo económico y en el que han sido determinantes los fondos europeos y su eficiente gestión.

¿Qué explica el peor uso de los fondos europeos? Muchas causas ayudan a analizarlo. La crisis fiscal obligó a reducir los funcionarios públicos. La administración central y los ayuntamientos han reducido significativamente sus plantillas desde 2010 y las comunidades autónomas que las han ampliado han priorizado el empleo en sanidad y en educación, reduciendo empleo en otros departamentos. La brecha salarial entre la élite funcionarial y sus homólogos en el sector privado se han ampliado y el sector público se ha descapitalizado. La calidad funcionarial tras la descentralización del gasto público a las comunidades autónomas en el año 2000 que ejecutó la derecha sin desarrollar instituciones federales también ayuda a explicar el deterioro. Su selección funcionarial ha sido menos meritocrática y de peor calidad y el nivel baja aún más en ayuntamientos y entidades locales, especialmente en municipios medianos y pequeños.

La crisis fiscal limitó la cofinanciación y las reglas de gasto impedían cumplir compromisos de fondos europeos. La corrupción durante la burbuja inmobiliaria llevó a muchos funcionarios ante los tribunales. Ahora el temor de los funcionarios a ser imputados ha aumentado significativamente la burocracia. La nueva ley de contratos públicos también está influida por la corrupción y presupone que cualquier licitación puede ser ilegal. Para protegerse de los juzgados de la imputación ha aumentado significativamente la burocracia.

España fue muy exitosa en adaptarse a la globalización en los años ochenta porque contaba con salarios bajos y muy competitivos. España es un país que no ha sabido adaptarse a la digitalización y la revolución tecnológica, ni el sector público ni las empresas. De nuevo España es el problema y Europa la solución. Los fondos europeos son otra gran oportunidad para revertir el problema y volver a demostrar al mundo nuestra capacidad de adaptación al cambio y de reinventarnos. Por eso es necesario reformar algunas instituciones que no se han adaptado bien a la era de la tecnología global. Otras si funcionan extraordinariamente bien y no es necesario cambiarlas. Si, como en 2011, el debate desde la derecha es “que se hunda esto que nosotros lo arreglamos” y desde la izquierda es “hagamos estos cambios sin que afecten a derechos adquiridos” acabará de nuevo en desastre, como el rescate de 2012, veremos.

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