Economía del Nuevo Milenio

La industria y el gas

La industria y el gas
La industria y el gas
EFE

La noticia del verano ha sido la subida de los precios de la luz. La causa ha sido un fuerte aumento de los precios del gas en los mercados internacionales. España no produce gas y lo importa a los precios de mercado que, como explicaré a continuación, se determinan principalmente en China. El Parlamento rechazó por amplia mayoría la propuesta de una empresa pública eléctrica de Podemos y Vox ha recuperado el modelo franquista de la autarquía que provocó pobreza y emigración masiva en los años cuarenta y cincuenta precisamente por qué sin petróleo y gas la autarquía es utópica.

En este artículo voy a hablar sólo del gas que es la causa del problema, ya que el resto de las fuentes primarias de energía no sólo no han subido de precio, sino que son significativamente más baratas que el gas en estos momentos, especialmente el sol y el viento. En 1979, los Ayatolas se hicieron con el poder en Irán y Sadam dio un golpe de estado e Irak. Oriente Medio era un polvorín y el precio del petróleo se disparó hasta casi 40 dólares por barril en promedio en 1980. Eso suponía 20 veces más que el precio de una década antes.

La economía mundial era petróleo adicta. El sistema industrial colapsó y muchas industrias dejaron de ser viables, en España el sector siderúrgico y naval fueron los más afectados. A Fernando León se le olvidó contar este pequeño detalle en su magistral película Los Lunes al Sol en la que describa la dureza de la crisis en las zonas industriales afectadas. El mundo comenzó a buscar alternativas al petróleo. Enrique Iglesias, exsecretario Iberoamericano, me contó que organizó una gran cumbre mundial por mandato del secretario general de Naciones Unidas en esa época. En esa Cumbre, Westinghouse presentó por primera vez una placa fotovoltaica que transformaba un rayo de sol en electricidad.

Desde entonces el mundo ha experimentado uno de los cambios más profundos de su historia en menor tiempo. Internet y los móviles inteligentes han cambiado nuestras vidas. Y China abandonó el comunismo por la economía de mercado y es uno de los casos de desarrollo económico más exitoso de la historia, sacando de la pobreza extrema a más de 600 millones de personas.

La principal alternativa al petróleo desde 1980, sobre todo en uso industrial, ha sido el gas. Especialmente ahora en la transición energética para mitigar el cambio climático. Las centrales nucleares no se pueden parar cuando quieras y las centrales eólicas y solares no pueden producir electricidad cuando la necesitas. El petróleo y el carbón son muy contaminantes y esto sitúa al gas como el tendón de Aquiles del sistema eléctrico.

En los últimos veinte años el crecimiento del consumo de gas en el mundo ha sido el doble que entre 1980 y el año 2000. Dos países explican el 90% del crecimiento del gas en las dos últimas décadas: China y EEUU. EEUU ha doblado su producción de gas en los últimos veinte años con la técnica del 'fracking' o fractura hidráulica, ya es el líder mundial y produce más gas del que consume. China que apenas consumía gas en el año 2000 ha multiplicado 13 veces su consumo desde entonces y consumo más gas del que produce.

En la Guerra Fría Henry Kissinger pactó con lo chinos la retirada de Vietnam, Corea y les cedió la geoestrategia asiática con el compromiso de que no apoyaran a los rusos. En el nuevo mundo bipolar, China negocia con Rusia un pacto similar para que no apoye a los EEUU. Esto es determinante para Europa. Rusia es el segundo productor mundial de gas y los europeos lo consumimos, principalmente la industria alemana. Hay elecciones en Alemania en breve y Putin ha decidido entrar en la campaña presionando al alza los precios del gas. Putin quiere que los europeos reconozcamos que Crimea es rusa y aceptemos su anexión. Polonia y los antiguos países europeos de la URSS recelan de Putin y eso genera mucha tensión en la Unión Europea.

El problema es el impacto sobre la industria. La crisis del pasado año hundió las ventas de las empresas industriales y las descapitalizó. Por lo tanto, se enfrentan a esta perturbación con poco margen de maniobra

El gas se transporta por gaseoducto y por barco y son estos últimos los que determinan los precios mundiales. El pasado año el mundo registró la mayor caída de demanda de gas desde 1965 que hay datos, mucho mayor que la de 2008. Las empresas industriales, productoras de gas, navieras, etcétera se asustaron ante la complejidad de la crisis a la que se enfrentaban y pararon en seco sus nuevas inversiones. La ciencia avanzó en la vacunación y la crisis fue muy profunda pero muy corta. Y la recuperación, especialmente del comercio y la industria mundial, fue muy intensa, principalmente en China. Los barcos metaneros que cargan en Oriente Medio salen a alta mar y se dirigen a la lonja que paga mayor precio por ellos. El resto de lonjas tienen que asumir esos precios si quieren tener gas y no parar la producción y provocar una nueva recesión.

Estas son las dos causas principales de la subida de los precios del gas y la llegada del invierno y el aumento del consumo para calefacciones anticipa que la presión incluso puede ir a más. La bajada de impuestos del Gobierno compensó la subida de los precios de la electricidad sobre los consumidores en julio, pero en agosto notaremos el aumento en nuestras facturas. La población con menores rentas tiene un bono social y está protegida. Para el resto tendrá un impacto negativo sobre el consumo, pero no suficiente para poner en riesgo la recuperación y la creación de empleo. El impacto del gas cuando encendamos las calefacciones será más intenso, sobre todo en el invierno.

El problema es el impacto sobre la industria. La crisis del pasado año hundió las ventas de las empresas industriales y las descapitalizó. Por lo tanto, se enfrentan a esta perturbación con poco margen de maniobra. Es cierto que las ventas industriales se recuperaron con fuerza desde el verano de 2020 y han recuperado casi niveles previos a la pandemia. Pero los aumentos de costes energéticos provocarán que muchas empresas entren en pérdidas y eso implica ajustes de salarios y empleo. No comparable aún a 'Los Lunes al Sol' y la crisis de los años setenta y ochenta, pero en determinadas industrias y en determinadas comarcas será intenso. Cerrar una fábrica es una decisión que lleva meses o incluso años, pero cuando se cierra normalmente ya no se vuelve a abrir.

¿Qué se puede hacer? En el precio del gas a corto plazo poco o nada. En España se debería avanzar en eliminar barreras para que los grandes consumidores de gas puedan acceder a oferta mundial con menores precios y coste de intermediación de los actuales. En el mercado de la electricidad el Gobierno está reformulando toda la fiscalidad para aliviar el impacto sobre el precio. Por traducirlo, la derecha y el PP nos subió el IVA y los impuestos sobre la luz y la izquierda nos está bajando los impuestos sobre la luz.

Las leyes europeas buscan desarrollar un mercado único de la electricidad del que España sería el mayor beneficiado cuando se acaben las interconexiones con Francia y desarrollemos todo nuestro potencial en energías renovables, sobre todo solar. Es urgente revisar esa regulación en Bruselas para reducir la extrema volatilidad que estamos viendo en el mercado. En febrero con mucho viento el megavatio llegó próximo a cero euros el megavatio hora. En verano con poco viento lo tenemos a 150 euros y en Reino Unido el jueves llegó a 1.000 euros. Es necesario adaptar el mercado de emisiones de CO2 a la nueva realidad. Hay que aumentar la cantidad de derechos a corto plazo y evitar que posiciones puramente financieras y especulativas monten una burbuja en ese mercado.

En España el Gobierno ha filtrado una medida que sería muy beneficiosa para nuestra industria y que es compatible con las leyes europeas de fijación de precios. Es necesario institucionalizar un mercado de bloques de electricidad sin necesidad de pasar por el 'pool' diario. Eso permitiría que los grandes consumidores industriales puedan comprar electricidad a centrales solares, eólicas, hidráulicas o nucleares a precios por debajo del pool. Eso ya está permitido en contratos a largo plazo y son muy habituales y es necesario que sea habitual también en contratos a un día, a una semana o a un mes. Esto además de reducir el impacto sobre el empleo industrial disminuiría la presión de demanda sobre el pool y sobre el precio que pagamos todos los españoles.

La otra medida es cambiar el modelo de fijación de la tarifa minorista con un promedio de precio futuros como hacen en Reino Unido o Portugal. España, gracias a las energías renovables, tiene precios futuros de electricidad más baratos que Francia o Alemania. Esta medida además de reducir la volatilidad y la alarma social que genera el precio de la luz cuando sube permitiría que los españoles nos aprovechemos de los beneficios de la energía solar y eólica antes.

Otra opción sería reducir la demagogia y la confrontación política y mediática con el precio de la luz. Pero las opciones propuestas anteriormente parecen más sencillas y posibles.

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