OPINION

Alfonso Guerra y la dudosa realidad de los sondeos electorales del CIS

Félix Tezanos (CIS)
Félix Tezanos (CIS)
EFE

Nadie se cree los sondeos electorales del CIS de Tezanos, ni tan siquiera su antiguo amigo y protector, Alfonso Guerra. “Es muy raro, muy raro… (PSOE como primera fuerza en intención directa de voto con el 29,9%; seguido de Cs (17,7), Unidos Podemos (15,4) y el PP en cuarta posición, con un 14,9.), decía el ex vicepresidente del Gobierno, con su estilo inconfundible de profeta laico sin pelos en la lengua, y añadía: “Un sondeo con esos datos, como mínimo tengo que decir que me sorprende. Me sorprende, porque no es fácil que en intención directa un partido alcance el 30%, no es habitual”. Lo que sí empieza a ser habitual -¿por qué será?- es que Alfonso Guerra sea crítico con algunos dirigentes del PSOE actual.

El histórico socialista tiene estos días ganas de hablar ya que está en fase de promoción de su último libro -“La España en la que creo”- y en fase de ajustar cuentas con muchos personajes de la política nacional, incluidos los de su sector ideológico. Por ejemplo, con el mismísimo presidente Pedro Sánchez, al que le da en el libro una buena dosis de cera por no convocar ya elecciones generales, habiéndolas anunciado en la moción de censura, y por permitir que Pablo Iglesias fuera a la cárcel a negociar los Presupuestos del Gobierno con Oriol Junqueras.

Es cierto y además se nota, que el afecto entre Guerra y Sánchez nunca ha sido muy efusivo, por no decir que nunca ha existido. El que fuera vicepresidente en los gobiernos de Felipe González en los años 90, reconoce sin ningún tipo de ambages que el PSOE actual no es que haya cambiado, sino que es otro partido totalmente distinto. Es más, José Félix Tezanos y Guerra dejaron de ser uña y carne por culpa de Pedro Sánchez, que se interpuso cual serpiente tentadora en su longeva amistad. Cuando Sánchez se hizo con el control del partido, echó a Guerra de la presidencia de la Fundación Pablo Iglesias, y casualmente se la ofreció a Tezanos, que no dudó en aceptarla. La amistades duran lo que tarda en llegar un 'enemigo' con un buen cargo bajo el brazo.

Las heridas de la fundación Pablo Iglesias ya son historia. Aunque Guerra es de los que no perdonan y tampoco olvidan. Sin embargo, lo que le mola ahora a Tezanos es presidir el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) y mangonear sin muchos escrúpulos los sondeos electorales, para conseguir al menos que se forme con esos dudosos resultados, aunque la realidad los desmienta, una corriente de opinión favorable al partido en el Gobierno, el PSOE. Aquí viene muy bien poner esa máxima, bastante cínica, que se usa en el periodismo, pero que también se puede aplicar a la política: “No dejes que la realidad te estropee un sondeo electoral bien cocinado”.

Pero más allá de los aciertos o desaciertos de Tezanos, lo que está claro es que en el PP existe cierta preocupación ante la fuga de votos a Ciudadanos y Vox. Los populares quieren reencontrar su espacio electoral, ya que le han surgido competidores directos por el flanco de centro y derecha. Antes era siempre la izquierda la que se presentaba fragmentada, pero ahora también la derecha tiene una variedad de opciones que debilita la fortaleza del PP, si no consigue aglutinar sus votos ideológicos. La pelea será dura, y repetir la fórmula de Andalucía no es tan fácil, aunque demuestren que hay química de gobierno entre los dos partidos y VOX.

Quizá no sea tan grave la caída del PP como anuncian las encuestas del CIS, pero si debe tomar nota Pablo Casado y corregir aspectos de su estrategia si quiere que en las elecciones de mayo no haya sorpresas desagradables como las que se pronostican. Bien es cierto, que en las elecciones de Andalucía también preveían, entre ellos Tezanos, un fracaso de los populares, y ahora están gobernando en coalición con Ciudadanos en la Junta. El CIS tampoco supo ver el éxito de Vox, le dio de 1 a 2 representantes, y sacó 12. De ahí que muchos políticos pidan el cese del actual director del CIS, por falsificar la realidad en beneficio de su partido. Para más escarnio, hay que indicar que otros sondeos electorales realizados por varios medios de comunicación, no se parecen ni por casualidad a los que ofrece el CIS. En estas encuestas, que solo buscan la intención de voto, el PSOE no tiene una ventaja tan clara, y aunque gana sólo lo hace por unas décimas sobre el PP y C’s. La realidad es que todo está muy abierto de cara a las futuras elecciones.

Alfonso Guerra también ha puesto en duda estos días otra frase que su ex amigo Tezanos pronunció en su comparecencia en el Congreso, en la que aseguraba que el 40% de los españoles decide su voto durante la campaña electoral. Para el ex presidente eso son "interpretaciones sin sentido", y añadió que los sondeos que se aproximan más a la realidad son los que se hacen una semana antes del comienzo de las elecciones. Guerra, que en un gesto de falsa humildad se define como un simple “aficionado” a la demoscopia, fundó en 1972 en España el Instituto de Técnicas Electorales (ITE) y en sus años en el Gobierno era el que controlaba todos los sondeos electorales. No se define como cocinero, pero sabe muy bien cómo se deben cocinar unas encuestas.

Además, la situación política y social de España es de lo más volátil. Y eso complica toda previsión de futuro que se haga con la intención de saber qué sucederá más allá de quince días. El último CIS, que se realizó a finales de diciembre, no recoge las últimas tormentas internas de Podemos. Uno de los partidos clave para la izquierda, ha sufrido en los últimos días un grave descalabro con la huida de Íñigo Errejón al partido de Manuela Carmena, “Más Madrid”. El partido de Pablo Iglesias está sufriendo su mayor crisis desde que se fundó hace cinco años. No sabe cómo enfrentarse a este nuevo reto político que le ha planteado otro ex amigo, Errejón, al que han calificado de traidor.

El partido morado sólo tienen dos opciones: indignarse por la traición del que fuera número dos del partido, que ahora va de líder a las autonómicas por Más Madrid, y presentar su candidatura alternativa con Podemos; o comerse el marrón de la traición y por no dividir más a la izquierda apoyar a Errejón sin presentar otra candidatura. Estos desmanes o luchas intestinas en los partidos, más frecuentes en la izquierda, hacen imposible que las encuestas o sondeos, del CIS o de cualquier otra empresa, tengan un valor real de cara a unas elecciones que se celebrarán en cinco meses.

La política española vive tiempos convulsos y todo pronóstico se convierte en un desiderátum. A pesar de ello, los medios de comunicación acuden a la llamada de estos resultados inciertos como las moscas a la miel o a la m… Total, si mañana la realidad confirma lo contrario, nadie tendrá tiempo de acordarse de lo dicho en el pasado, ya que estaremos todos muy ocupados haciendo brillantes cábalas sobre un nuevo presente que nadie supo pronosticar. El futuro ya no es lo que era, y las encuestas tampoco.

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