En mi molesta opinión 

Ayuso no solo arrasa, consigue también que Iglesias deje la política

Ayuso arrasa pero necesitará a Vox; Moncloa e Iglesias pierden el órdago
Ayuso no solo arrasa, consigue también que Iglesias deje la política. 
PP

Todas las encuestas pronosticaban una clara victoria, pero la realidad de las urnas ha sido aún más generosa con Isabel Díaz Ayuso. Madrid se ha entregado electoralmente a una mujer que en apenas dos años ha doblado el número de sus escaños. La candidata del PP ha arrasado en las elecciones autonómicas de ayer al lograr 65 escaños, cuando en 2019 sólo obtuvo 30. Se queda a cuatro de la mayoría absoluta, y lo que es más importante desde el punto de vista simbólico y político: ella sola supera a la suma de escaños de los tres partidos de la izquierda -PSOE, MM y UP- que sólo alcanzan 58.

Además de una victoria sin paliativos, Ayuso también puede presumir de haber logrado que Pablo Iglesias -líder de Unidas Podemos- abandone la política por la puerta de atrás. En la noche de ayer, tras un breve discurso cargado de resentimiento, malas formas y mal perder, Iglesias anunció que deja todos sus cargos “porque no quiero ser el chivo expiatorio de una derrota”. Termina así el sueño político del líder de Podemos, a la vez que empieza uno nuevo, el de Isabel Díaz Ayuso.

Toda esta realidad política nació en Murcia, donde la ciega ambición de Inés Arrimadas le llevó a cometer el gran error de unirse a Pedro Sánchez para presentar una moción de censura contra el Gobierno regional del PP, que su propio partido sustentaba. Error, inmenso error. La moción no prospero y le sirvió en bandeja a Ayuso la excusa perfecta para adelantar elecciones en Madrid. Dicho y hecho. Casi dos meses después, Ciudadanos no ha conseguido superar el fatídico 5% y se queda sin representación en la Asamblea, y los populares podrán gobernar en solitario con la abstención o el apoyo externo de Vox, que ha subido de 12 a 13 escaños.

Estas elecciones autonómicas marcarán un punto de inflexión en todo el mapa político nacional. Pedro Sánchez ha confundido en los últimos meses su “buena suerte” de poder aglutinar y utilizar a la izquierda, principalmente a UP, junto a separatistas y bildutarras para echar a Mariano Rajoy del Gobierno, con la idea de que el socialismo, o mejor dicho el “sanchismo”, era ya el amo y señor del panorama político español. Su mala gestión de este año de pandemia, sus constantes mentiras y poca transparencia, y sus continuos devaneos con las “amistades peligrosas” antes mencionadas, le han llevado a una situación que le obliga a replantearse su estrategia política.

Principalmente, porque Díaz Ayuso ha conseguido una victoria aplastante gracias a su peculiar y, a veces, acertada política contra la pandemia, no cerrando comercios, ni espacios de ocio, y también por saber aunar el voto del “antisanchismo”, un voto de protesta contra el Gobierno central que ha crecido mucho en los últimos tiempos y que debe hacer reflexionar al PSOE, el gran derrotado de esta noche. Un líder, Sánchez, que tiene mucha culpa en el éxito de Díaz Ayuso ya que fue él quien la encumbró al convertirla en su antagonista política, pretendiendo desgastar así a Pablo Casado. Este disparo también fue directo a su pie, al de Sánchez, ya que ahora, por mucho que algunos digan que la victoria de Ayuso incomoda a Casado, lo cierto es que le refuerza y le da alas para iniciar una reconquista política que era bastante cuestionada, y que a partir de ahora toma fuerza.

¿Pero qué tiene Isabel Díaz Ayuso para conseguir un triunfo electoral tan espectacular? Habrá que analizarlo con más calma, pero de entrada ha demostrado tener un gran temple a prueba de todo tipo de insultos, que son los que le ha proferido una izquierda muy desinhibida con la lengua, pero con la piel muy fina cuando recibe las críticas o exabruptos de la derecha. Ayuso, sin ser Churchill, como ella misma reconoce en sus intervenciones públicas, ha logrado frenar los ataque continuos de Pedro Sánchez, y meterse a la mayoría de ciudadanos en el bolsillo apelando a una supuesta libertad que en estos tiempos de pandemia tanto escasea. Díaz Ayuso tiene la imagen de mujer frágil, pero cuando habla no lo parece, y menos cuando habla de proteger el estilo de vida de los madrileños frente el intervencionismo del Gobierno central o de una izquierda que todo lo soluciona subiendo impuestos. El fenómeno Ayuso acaba de arrancar, veremos cuánto dura y hasta dónde llega.

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