En mi molesta opinión

De maternidades subrogadas a unas cuantas señoras bien empoderadas

Yolanda Díaz
De maternidades subrogadas a unas cuantas señoras bien empoderadas
EUROPA PRESS

Marlène Schiappa, secretaria de Estado francesa de Economía Social y Solidaridad, ha decidido posar y hablar para la revista 'Playboy', y no precisamente con gorro y abrigo de lana, sino envuelta en una vistosa bandera tricolor, símbolo patrio por excelencia. El escándalo que se ha montado en Francia ha sido de alta tensión; por lo menos un nivel 8 en la escala de Richter con mucho ruido mediático y discusiones acaloradas en redes sociales que ha provocado esta calentura semidesnuda de un alto cargo de Macron. Algarabía informativa que en España sólo han conseguido emular esta semana dos mujeres especiales, pero similares a su vez, al menos en lo que se refiere a sus looks y vestimentas, y a sus respectivas puestas en escena: Ana Obregón y Yolanda Díaz.

La primera ha logrado destacar por encima de la media nacional como consecuencia de poner su imagen 'maternal' en la portada de Hola, una revista más sosegada y familiar que Playboy, pero que ha despertado también -por diversos motivos- una gran escandalera e interés. A estas alturas, en España ya nadie ignora el 'caso Obregón' y todo el mundo, con más o menos criterio, ya ha dictado sentencia sobre el polémico asunto. Para muchos es una barbaridad que a los 68 años tenga ahora una hija por maternidad subrogada, es decir, gracias a un vientre de alquiler que una mujer ha ofrecido y cobrado por gestar una criatura que luego ha donado a otra mujer.

Un alquiler -cuestionable o no, según el parecer de cada uno- que en este caso se ha producido en otro país, Estados Unidos, porque en España a los políticos de aquí como siempre les ha pillado el toro en flagrante fuera de juego. En nuestro país no se permiten los vientres de alquiler, pero puedes traer a tus hijos 'alquilados' de otros países y serán aceptados y registrados sin problema alguno. A pesar del caos existente en esta materia, todos los partidos políticos han hablado y se han despachado ofreciendo una amplia variedad de argumentos y tonterías, principalmente en el caso del socialista Patxi López, que lleva varias semanas que no se cansa de 'acertar' -¿A ti qué más te da?-; pero ninguno de nuestros políticos ha sabido aportar ni media sensata reflexión. Como es de esperar, los dictámenes populistas o populares que se ofrecen en caliente, como es el de este caso, casi nunca llegan a ser válidos porque a los afectados les ciega la pasión y el interés.

Hasta el extremo de que los opinadores más atrevidos en este complejo debate no sólo especulan sobre la edad conveniente que debe tener la madre-abuela y el futuro que le aguarda a la hija-nieta, sino que incluso algunos llegan a pronosticar que la criatura recién nacida ha sido fecundada con el esperma del propio hijo de Ana Obregón, fallecido por enfermedad hace tres años. No estamos hablando de ocurrencias, aunque lo parezcan, ni de ciencia ficción, sino de una realidad palpable y ya muy presente en la vida de los ciudadanos, y que habrá que legislar pronto -pero no en caliente- si no queremos que los seres humanos se conviertan en un obscuro objeto de deseo.

La otra mujer especial que concurre es Yolanda Díaz, pieza fundamental de este triángulo informativo, que ha presentado este domingo en Madrid su nueva ‘criatura’ política: Sumar, engendrada por su cuenta y riesgo, según dice ella misma, y a la vez nada ‘subrogada’ a tenor de sus advertencias de "estoy cansada de tutelas", sólo le faltó añadir la frase de otro gallego ilustre, Manuel Fraga: "Ni tutelas ni tu tías". Aunque muchos creen que Yolanda sí ha tenido una “reproducción muy asistida" por parte de Pedro Sánchez, que le animó a dar ese paso, ya que él es el gran interesado en que caiga Podemos para lograr librarse de sus propios socios de coalición, pero para ello necesita la contrapartida de lo que pueda conseguir Yolanda Díaz -la nueva tránsfuga de la política española- en las próximas elecciones generales de finales de año.

Es cierto que Sumar ha empezado mal, ha empezado restando protagonismo a Podemos y dividiendo a la izquierda radical. Puede que en un futuro cambien las cosas, hay tiempo para corregir errores, pero no será nada fácil… Los egos de siempre, unidos a las ambiciones desmedidas y al afán de poder, complicarán la unión de la posible pero improbable coalición. Y si no, respondan a esta sencilla pregunta: ¿a Podemos qué le interesa más: ser cola de gato, y no pintar nada en el panorama político gubernamental; o ser cola de ratón y crecer de nuevo hasta repetir sus éxitos de siempre y comerse ella sola el pastel? La respuesta es clara, ahora sólo basta saber aplicarla.

Aunque esté algo desgastada, la marca más reconocida y acreditada es la de Podemos. La de Yolanda Díaz, Sumar, es todavía un invento hinchado y recalentado por Moncloa que no se sabe muy bien a qué juega, qué es realmente y qué pretende ser en un futuro y, sobre todo, qué papel quiere desempeñar en este extraño paradigma de la extrema izquierda, por más ‘biquiños’ que dé Yolanda Díaz, y por más vestidos lustrosos que se ponga, la alta política, incluida la española, exige bases serias y fundamentos tenaces, exige mostrar algo más que unos deseos simples o simplones.

Además de crear estructuras sólidas y lograr implantarte en todo el territorio nacional, hay que demostrar a los electores las cualidades políticas y tus verdaderas armas de mujer, para poder liderar España y llegar a ser la primera fémina presidenta del Gobierno, algo que ella sola se autoproclamó el domingo en Magariños. No basta con cambiar de imagen e ir bien maquillada y repeinada con mechas rubias como una señora del barrio de Salamanca, hay que hacer algo más para desbancar a los morados y a Pablo Iglesias, por mucho que algunos partidos radicales te apoyen porque no tienen otra cosa mejor que hacer. Ejercer de anfitriona del comunismo no te convierte de facto en la gran líder de la extrema izquierda ni en la nueva Pasionaria, a lo sumo, te convierte en la nueva Fashionaria.

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