OPINION

El abrazo del oso de Sánchez: pasar de Podemos y cortejar a la derecha

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Palacio de la Moncloa. | EFE
Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en el Palacio de la Moncloa. | EFE

Ha llegado la hora de la verdad para Sánchez el negociador. No es como para echarse a temblar, pero sí como para palparse la cartera y atarse los machos. El Rey ha hecho oficial la designación de Pedro Sánchez Pérez Castejón como candidato a la investidura de Presidente del Gobierno, y a partir de ahora tendrá que demostrar su verdadera capacidad de negociación. Lo que le espera ahora es mucho más complejo y sibilino que la moción de censura que abanderó hace un año. Eso fue, comparado con lo que se avecina, una perita en dulce; en esa ocasión todos los implicados menos uno estaban de acuerdo en devorar a Rajoy, y no había mucho que negociar.

Tener un enemigo común es lo que más une. Pero ese chollo aglutinador ya no existe. Ahora todos son rivales y enemigos, unos más que otros, pero todos quieren defender sus intereses particulares. Se acabaron las palmadas en la espalda, ahora empiezan las puñaladas. Muchos creerán que esto nada tiene que ver con “Juego de tronos”; y en las formas aparentemente es cierto, pero en el fondo, en lo que se refiere al espíritu que les motiva, sigue siendo una verdadera lucha a muerte por el poder.

Las primeras palabras de Pedro Sánchez tras la nominación del Rey fueron claras: “O gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE, no hay más opciones”. Es cierto que no hay opciones reales para otros pactos, pero la investidura de Sánchez no será nada fácil. La categórica frase de POSE o PSOE, también es un aviso -pretencioso pero claro- para el depauperado Pablo Iglesias, para que no se haga ilusiones, nada de gobiernos de coalición. Y tampoco nada de que el líder de Podemos sea ministro en el próximo Ejecutivo socialista. Y es aquí, en este arduo tira y afloja, dónde van a surgir los verdaderos problemas para Sánchez, en cómo engatusar a Unidas Podemos para que entregue sus 42 imprescindibles escaños sin pedir a cambio entrar en el Gobierno.

El PSOE quiere ofrecerles a cambio la aprobación de los presupuestos que elaboraron conjuntamente, pero para el partido morado eso es sólo un aperitivo que ya está incluso amortizado. Ahora Pablo Iglesias necesita algo más fuerte y efectistas que le ayude a evitar la autodestrucción del partido y su propia “defunción” política. Todo el mundo sabe, incluido Iglesias, que UP está débil y no puede exigir mucho, pero esa misma situación de desesperación tampoco es fácil de gestionar, porque ante la necesidad y la desesperación esos 42 escaños valen su peso en oro. Con ellos el PSOE se queda con 165 escaños, a 11 de la mayoría absoluta.

Once necesarios escaños que Sánchez buscará en el PNV (6) en PRC(1) en CC(1) en Compromis(1), y en una nueva posibilidad que se ha abierto a última hora. Navarra Suma, coalición entre UPN, PP y C’s, que ha ganado con diferencia las elecciones autonómicas, y le ofrece a Sánchez sus dos diputados a cambio de que se abstenga el PSN, y no intente pactos con los independentistas vascos. Pero como se ve, el tablero estratégico está cogido con pinzas. Sánchez puede conseguirlo, pero tiene que ser tremendamente hábil con sus interlocutores, sobre todo con Pablo Iglesias.

¿Qué le puede ofrecer Sánchez a Iglesias a cambio de sus votos, pero sin que entre en el Ejecutivo? Puestos relevantes en la Administración, por ejemplo; un plan de subvenciones para los sectores más necesitados cercanos a Unidas Podemos; no olvidemos que cuando uno gobierna disfruta de un gran poder y de unos grandes recursos económicos que reparte según sus criterios y necesidades particulares.

Pero la clave principal está en conocer también la estrategia de Unidas Podemos. ¿Serán capaces de plantearle un órdago a Sánchez que le obligue a amenazarles con una nueva cita electoral? La posibilidad remota de repetir elecciones no le interesa en principio a UP, pero ante la desesperación nada es imposible. Es verdad que los ciudadanos tomarían nota de este fiasco, ¿pero a quién le echarían la culpa final? A pesar de su prepotencia, es de esperar que Sánchez tendrá cierta inteligencia política para “conquistar” a Iglesias antes de que sea demasiado tarde.

Lo sorprendente es que Unidas Podemos ha dejado de ser el socio preferente del PSOE, según la portavoz Isabel Celaá, lo que provoca que esos 42 diputados de la formación morada estén en el aire. Lo más probable es que todo sea una estrategia inicial para rebajar las expectativas de los que se sientan enfrente, y que tarde o temprano volverán a la senda de la negociación.

Lo sorprendente es que el PSOE, a través de Celaá, pide ahora que sean PP y C’s los que faciliten la formación de Gobierno. Después de las barbaridades que Sánchez y todos los miembros del PSOE han dicho de estas dos formaciones de derechas durante la campaña, ahora resulta que tienen que ser ellas las que faciliten la investidura. Es al paradójico, por no decir absurdo. Responsabilizar a la oposición de los pactos que haga Pedro Sánchez.

Los socialistas están en plan despiste, intentando crear confusión para haber qué pescan. Si no me apoyas tú, les amenazó a los partidos de derechas, me echo en brazos de los independentistas y la culpa será tuya. Y bien, que quiere el PSOE, después de meses de criminalizar a la derecha con ser el gran problema de España, y cuando llega la hora de la verdad, la hora de los pactos, todo se olvida y que sea esa misma derecha la que le facilite el poder a Pedro Sánchez. Veo difícil que PP y C’s piquen el anzuelo, pero como esto es España, todo puede pasar.

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