En mi molesta opinión

Feliz 2023... y cuidado con la gélida mano de papá Estado

Las Campanadas de Nochevieja
Las Campanadas de Nochevieja
Jesus Hellin 2021

Me gustaría, dadas las fechas que son, tocarles la pandereta y brindar con todos por un mundo mejor. Y la verdad, es que puestos a analizar los niveles existenciales que hemos vivido/sufrido en este 2022, no creo que sea muy difícil mejorar las expectativas del nuevo año que se avecina. Pero hete aquí que, a pesar del optimismo y de entonar una samba de mi esperanza, el 2023 pinta negro, muy negro, tanto que asusta y da miedo… Antes de continuar debo hacer una aclaración: Llevo apenas cinco líneas escritas, y seguramente ya se habrán ofendido unos cuantos lectores por no ser políticamente correcto y decir que el futuro pinta negro.

Si lo dicho molesta estoy dispuesto a cambiarlo por otro color, si lo prefieren por un futuro blanco oscuro de narices, o un porvenir pardo como el chocolate espeso. La subcultura ‘Woke’ y la Universidad de Stanford -con decenas de premios Nobel en su haber- están empeñados estos días en eliminar un centenar de palabras de uso común para no herir la sensibilidad puritana y escrupulosa de una parte de la progresía norteamericana. Ándense con mucho cuidado porque esto no es un chiste, y se empieza por censurar unas cuantas palabras y se acaba por prohibir el kilo entero de pensamiento libre.

Volviendo al futuro blanco-negro-pardo que nos aguarda, principalmente a los españoles, les recordaré un par de datos económicos. Mucho anunciar el escudo social, que nunca viene mal si cae en las manos idóneas, mucho bombo y platillo a las ayudas que dan pan para hoy y hambre para mañana, pero nada de eso soluciona el verdadero problema del paro que tanto nos persigue. Mucha coartada propagandística pero la cruda realidad de los datos y las cuentas es la que se impone: desde que Pedro Sánchez llegó al poder, el PIB español per cápita ha crecido 260 euros, algo es algo pensarán. Pues bien, en la media de los países de la Unión Europea el incremento ha sido -tomen buena nota- de 1.550 euros. Es un dato global pero muy significativo. España sigue sin recuperar el nivel precovid.

Los planes del Ejecutivo no se basan tanto en luchar para que crezca el empleo y la calidad del mismo, o que las empresas funcionen cada día más y mejor, o las Pymes puedan aumentar su facturación y así crear más puestos de trabajo; los objetivos del Gobierno se centran en igualar a todos por abajo, no en crecer juntos por arriba, sino en mantener el poder adquisitivo de los españoles pero padeciendo a su vez las grandes subidas de precios. Luego va papá Estado con su gélida mano y nuestro dinero en su bolsillo, y les da una paga a los más necesitados pero a los otros, a la resignada e indignada clase media, que también sufre las inclemencias económicas, les deja con las polleras al aire pero con el coste de la vida por la nubes. Luego saldrá a decir el aparato propagandístico de Moncloa que hay mucha crítica negativa; lo que hay es mucha realidad informativa, la que Pedro Sánchez y sus ministros no quieren ver. Sin duda alguna, Sánchez va camino de hacerse un Rodríguez Zapatero, empeñado en negar la realidad y la evidencia.

Más allá de las falacias acerca de la prosperidad de las finanzas nacionales, llega el enredo del oasis catalán. La excusa torticera de que España va mejor porque Cataluña no hace ruido es el mayor timo político de la temporada. Cataluña no hace “tanto” ruido porque, además de darles a los políticos lo que piden cambiando leyes que rebajan la malversación y anulan la sedición, la situación económica de la autonomía estaba tan mal que no se podía aguantar ni un minuto más. Estaba y está, no lo olvidemos, tan depauperada que no había posibilidad de seguir por el camino absurdo de la independencia unilateral ni un día más. La necesidad económica por culpa de la negligencia institucional y separatista es lo que ha cambiado muchas cosas, junto a los “regalos” de Sánchez para contentar a los políticos separatistas a cambio de apoyar los Presupuestos y otras lindezas. Las miles de empresas que en 2017 se fueron de Cataluña siguen sin venir, y eso se nota en el PIB catalán y en los bolsillos de los ciudadanos y de la burguesía. Ya saben que la “pela es la pela” y aquí pocas bromas con las cosas de comer.

Por último, el año 2023 pinta muy negro, o si lo prefieren, pinta a blanco muy sucio, y no es sólo por los datos económicos, o por los precios de la cesta de la compra, o por la subida que no cesa de la energía, o por la renta per cápita, o porque las empresas no acaban de arrancar, lo peor de este nuevo 2023 llegará por el atracón y la sarta de mentiras que deberemos engullirnos hasta que lleguen las elecciones autonómicas de mayo, y las generales en diciembre… El gobierno dirá que la vida en España va mejor que nunca, algo que no podrán creerse ni los propios ministros, y la oposición nos dirá que el “sanchismo” mató a Manolete, por lo menos, y que el presidente está dispuesto a retocar o cargarse lo que queda de España, empezando por la Constitución y la Monarquía. El problema de Sánchez está en convencer al electorado de que ahora sí dice la verdad y ya no está dispuesto a mentir como antes.

Su trabajo de ustedes, y el nuestro, el de los medios de comunicación ecuánimes, será descubrir quién miente más, quien quiere darle más gato por liebre, partiendo de la base de que todos los partidos se “maquillan” en exceso. Aunque es cierto, que unos más que otros. Estos días de fin de año con muchas uvas de por medio, si me lo permiten, les propongo que brinden con todas la personas de buena voluntad que se encuentre por el camino, pero no se crean todo lo que les prometan unos y otros, guíese por su olfato e intuición, y apuesten sólo donde les lleve su corazón. Y si alguien le provoca, no entren al trapo. Sigan el consejo de Bernard Shaw: “Recuerda, nunca luches con un cerdo; porque ambos se ensuciarán pero el cerdo lo disfrutará”.

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