En mi molesta opinión

Haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez
CONTACTO vía Europa Press

No resulta fácil aguantar el ambiente económico y político que se respira en España estos meses y quedarse tan tranquilo, esté uno donde esté, de vacaciones en Canarias o trabajando en Vallecas. Lo cierto es que del largo cortejo de ministros -unos 22, que no son pocos para tan escaso trabajo y para tiempos tan críticos-, la única que se lo curra estos días, aunque sea metiendo el dedo en el ojo de la oposición, es la ministra Teresa Ribera que sigue empeñada en continuar la senda de su jefe: es decir, lanzar hoy una teoría y mañana exponer la contraria. Una vez más el Gobierno organiza el caos por su cuenta, sin consensuar ni explicar medidas, y luego decreta que las autonomías se aten los machos y cumplan con lo establecido si no quieren tener problemas.

Sobre todo Madrid, que por apetencias y rencillas entre el 'sanchismo' y el 'ayusismo' está en el punto de mira del Ejecutivo, el cual se frota las manos y babea cada vez que puede señalar con el dedo a la presidenta, Díaz Ayuso, y acusarla de rebelde sin causa ni pausa. No es que a la líder del PP no le apetezca incordiar, pero también le gusta defender lo que ella cree que son sus intereses e ideas, y las de sus votantes que por algo la han elegido, aunque se enfade el mismo Sánchez o el propio Núñez Feijóo, que de momento se mantiene en un relativo equilibrio, mientras los socialistas aprovechan la ocasión para malmeter con las dos cabezas más visibles del PP.

El Estado autonómico para Sánchez y su gabinete consiste en decidir por su cuenta sin ningún tipo de acuerdos, en un claro y despótico 'mando y ordeno'; y una vez montado el lío padre por culpa de unas medidas de ahorro energético poco inteligentes, que pueden espantar al turismo y hundir aún más el consumo, soltar de manera ampulosa y gomosa su gran frase: “En España la ley se cumple”. Lo malo es que la frase va acompañada primero de unas tosecillas del propio presidente, y después de un coro de carcajadas y de alegres comadres que tapándose la boca con la mano se cachondean de lo dicho por el propio presidente o por los ministros de turno. En España la ley la cumplen los habituales ciudadanos y “paganos” que también sufragan los impuestos y los sueldos ministeriales, pero no sucede lo mismo con la mayoría de políticos, especialmente catalanes, que se pasan las leyes por el forro de las “botifarras amb mongetes”.

¿A quién intenta engañar realmente este Gobierno? Cómo puede Sánchez cometer estos deslices que tanto le afean y tanto indignan a los votantes, ya que le convierten en un bufón encabronado de la política, sobre todo cuando habla del PP, porque en Cataluña o País Vasco las cosas con los independentistas de ERC o Bildu son bien distintas. Y no digamos la osadía de anunciar a bombo y platillo que “En España la ley se cumple”, dos días después de que Griñán y Chaves fueran elegidos por él mismo como unos tipos requetefinos y fantásticos que no se llevan el dinero a su casa, que sólo lo reparten con sus “amiguetes” para así ellos mantenerse (haciendo trampas) en el poder político de la Junta de Andalucía.

No son pocos los constantes desmanes de un Gobierno que no muestra ni encuentra soluciones a la ingente cantidad de problemas que hay y que se avecinan. Y además, les encanta crear nuevos problemas donde no los hay. Como la grotesca actitud desarrollada hace unos días por el infausto ministerio de Igualdad que “dirige” la sorprendente Irene Montero. Me refiero al cartel promocionado y bien pagado por ella (están adjudicados más de 84.000 euros) de los cuerpos inclusivos. Pues bien, no se puede ser más patán a la hora de hacer mal las cosas, no sólo se inventan un falso problema con los cuerpos de las mujeres que van a la playa, con sus gorduras o sin ellas, sino que lo copian mal incluyendo las imágenes que aparecen en otros carteles pero sin avisar a las afectadas del uso de las mismas. Mucho gritar lo de “solo sí es sí” pero a la hora de la verdad si puedo te robo tus derechos.

Pero ahí no termina la estupidez de este triste drama publicitario del ministerio de Igualdad. Buscando equiparar a todo tipo de mujeres, deciden copiar a otra modelo pero en esta ocasión cambiándole la prótesis de su pierna, ¡le cancelaron la discapacidad! como si fuera algo poco estético, lo contrario de lo que, en teoría, pretendían, y le pusieron una pierna totalmente normativa, sin prótesis que pudiera “alterar” su imagen. Me perdonaran, pero hay que ser muy besugo (o muy ministra primaria dedicada al todos, todas, todes) para cometer este tipo de torpezas y faltas de respeto. Seguramente en otro país más civilizado y menos populista hubiera dimitido la irresponsable de Igualdad

Entre las desgracias atribuibles a Sánchez está su permanente “contagio” de los males con sus socios de Gobierno, ante los que debe cargar con los errores propios y encima con los de Unidas Podemos; que siguen “sobreviviendo” en Moncloa -cuando no están de vacaciones como ahora- porque allí se está más fresquito que teniendo que trabajar por esos mundos de Dios. Tal y como se está poniendo el patio económico que ya amenaza tormenta fuerte para septiembre, lo suyo sería menos peleas y agresiones con la oposición, que ofrece su apoyo al Gobierno para corregir en lo posible la grave situación, y acordar un paquete de medidas para que España no siga siendo uno de los países de la Unión Europea con más deuda per cápita, con más paro -especialmente juvenil- y más inflación.

Menos broncas y más soluciones para que este país no se hunda en la miseria. Pero tranquilos, nada de eso va a ocurrir. A Sánchez no le interesa conseguir que España vaya mejor, lo que quiere realmente es maquillar la situación y conseguir que las encuestas le permitan mejorar, porque hoy por hoy le dejan muy por detrás del PP. Ah, y lo de apretarse el cinturón eso es para los tontos ciudadanos, Sánchez sigue sin hacer ni un gesto de austeridad en su abundante consejo de Ministros, todo son alegrías para los que no tienen que pagar la cuenta; ni tampoco escatima gastos en su amplia escudería de vehículos contaminantes, desde el Falcon, el helicóptero o los automóviles blindados. Sí, es cierto, ese ahorro no conseguirá reducir mucho el gasto energético, pero sí conseguirá que los españoles viéramos que el presidente del Gobierno no vive por encima de sus posibilidades ni de las nuestras que somos los que pagamos, y tiene, en cambio, una especial preocupación por los problemas de sus conciudadanos. Pero quizá eso es para otros seres menos inmortales y corrientes que él. Ya conocen su máxima favorita: Haz lo que yo te diga, pero no hagas lo que yo hago.

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