OPINION

La izquierda se la juega por culpa de la prisión permanente revisable

Si usted está a favor o en contra de la prisión permanente revisable, este jueves día 15 tiene una gran ocasión para reafirmarse en sus postulados o reconsiderar sus teorías. Por aquellas cosas del destino (o de los avatares del interés político, que nunca se sabe) el Congreso debatirá en Pleno las enmiendas de totalidad a la proposición de ley que busca reformar el Código Penal para derogar la figura de la prisión permanente revisable.

Pero claro, el debate se produce con la sociedad española exudando dolor a chorros por el asesinato del joven Gabriel, y con el recuerdo reciente de Diana Quer y otras víctimas más. El lince de turno grita: ¡No se puede legislar en caliente! ¡La Justicia no puede convertirse en venganza! Sí, claro, hay que dejar que se enfríe el ambiente y los ánimos. La venganza no repara, autodestruye. Pero en los últimos años, no hay mes que no tengamos el sobresalto de un nuevo crimen atroz, y así es complicado que se refrigere nada. Siguiendo con esta misma teoría, tampoco se debería “des-legislar” en caliente.

Todo empezó en 2015, cuando el PP era el dueño y señor del espacio Legislativo gracias a su mayoría absoluta, y decidió aprobar la Ley. Que por cierto, desde entonces sólo se ha aplicado en una única ocasión. Fue a David Oubel, parricida de Moraña, que asesinó a sus hijas, Candela y Amaia, en un crimen en el que empleó una sierra radial eléctrica y un cuchillo de cocina tras haber drogado a las niñas, de nueve y cuatro años, para evitar que se pudiesen defender.

Pero este jueves va a ser un mal día para los contrarios de la prisión permanente revisable -PSOE, PNV, Podemos-, y no sólo porque el ambiente está caldeado por la muerte de Gabriel, sino también porque la sociedad española en su mayoría (80 % según las encuestas) lleva tiempo apoyando estas penas, que no se ven como una cadena perpetua, sino como una condena revisable que sólo pretende asegurarse que el condenado es apto para ser reinsertado en la sociedad. En estos últimos tres meses, han salido a la calle tras pagar parte de su condena cuatro violadores, tres de ellos han reincido. Nadie está en contra de la reinserción, pero siempre con garantías.

¿Y qué hace el PNV, un partido de derechas de toda la vida, jugando a ser más progre que los de izquierda? Los nacionalistas vascos alimentaron su negativa a esta Ley con la vista puesta en la situación de los presos de ETA, y justifican su postura añadiendo que sólo se persigue “una función retributiva y vengativa de la pena, ya superada por las teorías de la humanización de la pena". Para oponerse con más rotundidad, Aitor Esteban, portavoz del PNV, pone de ejemplo que esta Ley no ha evitado la muerte de Gabriel Cruz o Diana Quer. Por desgracia, tiene razón. Pero no se sabe si esta Ley ha evitado que murieran otros Grabrieles y otras Dianas.

Los detractores pueden alcanzar mayoría de votos si consiguen los apoyos de EH Bildu, ERC y PdeCAT, que parecen dispuestos a jugársela a pesar del coste político. Hay que poner por escrito también, que Ciudadanos, en su política del cambio perpetuo, ha pasado de apoyar su derogación junto al PSOE, a proponer ahora endurecerla. Los populares también creen que es necesario ampliar los casos en los que habría que aplicar la prisión permanente revisable. Ah, pero hay otro dato importante más. El PSOE, guiado por la prisas políticas, quiere derogar la Ley sin esperar a conocer si su recurso ante el Tribunal Constitucional es apoyado o rechazado por los magistrados.

Lo cierto es que no es fácil justificar la derogación de la prisión revisable. El debate político y social es más necesario que nunca. Los argumentos en contra son campanudos, pero no convincentes. No se trata de una venganza ni de una cadena perpetua, si no de asegurarse de que el reo se beneficia de la reducción de pena cuando esté apto para la reinserción. Una reinserción que es un derecho pero también un deber garantizársela a la sociedad. Y por si hubiera alguna duda de que algunos van contracorriente y contra el sentido común y jurídico internacional, la mayoría de los países europeos -Francia, Alemania, Italia, Reino Unido, Bélgica, Dinamarca, Austria, Suiza y algunos más- disponen de penas similares a la prisión permanente revisable. Luego dirán los políticos que su gran preocupación es estar conectados al sentir de la sociedad.

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