OPINION

La pedofrastia de Greta Thunberg y la ternura del joven Errejón

Greta Thunberg en la ONU
Greta Thunberg en la ONU
EFE

Pedro Sánchez acaba de estar en Nueva York en la Cumbre del Clima. Y me sorprende que el presidente en funciones, que ya vive metido de lleno en la precampaña electoral, no haya aprovechado la ocasión para hacerse una foto con la joven sueca Greta Thunberg. Aunque quizá haya sido ella la que no ha querido fotografiarse con él. Vaya usted a saber.

¿Qué quién es Greta? ¡Por favor! ¡En qué mundo vive! Greta Thunberg es la niña de moda en el planeta Tierra. Tiene sólo 16 años pero se ha convertido en la conciencia ecológica de esta sociedad despilfarradora. Saltó a la fama en la Cumbre de 2018 tras un discurso de tres minutos en el que acusó a los líderes políticos de ser unos inmaduros por no decir las cosas como son: "Nuestra civilización está siendo sacrificada para que unos pocos tengan la oportunidad de seguir haciendo grandes cantidades de dinero". En esta edición de 2019 ha vuelto a ser la protagonista con su 'inocente' catastrofismo.

Tras su repentina fama todo el mundo se pregunta ¿quién está detrás de la joven Greta? Nadie se cree que su éxito sea casual. 'The Sunday Times', uno de los diarios que ha investigado la posible trama de intereses que rodea a Greta, publicó que su ascenso ha sido promovido por un grupo de empresas energéticas verdes y grandes lobbies de las energías renovables que la han utilizado para conmover al mundo.

El diario británico asegura que Ingmar Rentzhog, presidente de un importante 'think tank', un laboratorio de ideas del que son miembros desde políticos socialdemócratas suecos hasta ejecutivos de grandes empresas energéticas del país, puede estar manejando los hilos del éxito de la joven activista. Que la causa sea, o al menos lo parezca, justa, no significa que todo lo que rodea a Greta Thunberg esté limpio. El fin nunca justifica los medios, y menos la utilización de menores.

Se ha puesto de moda un neologismo que define esta estrategia de utilizar a los niños en un debate para conmover a la audiencia y lograr que el público se deje llevar más por las emociones que por la razón: Pedofrastia, se llama. Según Fundéu, este nuevo termino se le atribuye al ensayista libanés Nassim Nicholas Taleb, que lo define como "la argumentación en la que se recurre a niños para dejar en evidencia al oponente, ya que ante niños que sufren todo el mundo se queda indefenso y desaparece el escepticismo; nadie es capaz de dudar de la autenticidad del argumento o de la fuente de información".

Y hablando de Pedofrastia, lo siento pero no he podido abstraerme y me he acordado del gran “niño” de la política nacional, Íñigo Errejón. Él, más modesto que Greta, no quiere salvar al mundo, se conforma con salvar a España del bloqueo político. Aunque el termino España no acabe de sonarle bien, de ahí que su nuevo partido con el que se presentará a las elecciones del 10-N se llame “Más País”. Para un partido de izquierda llamarse “Más España” sería una carga patriótica demasiado pesada.

Ya que antes nos preguntábamos quién mueve los hilos de Greta Thunberg, no iría mal saber quién está detrás de Errejón, ¿quién sostendrá económicamente su limitada pero seguro que costosa campaña electoral? Los bancos están en horas bajas y con el grifo cerrado para los partidos políticos, incluso PSOE y PP han tenido que recurrir a prestamos del ICO; y la Venezuela de Maduro tampoco está para regalar dinero, ni siquiera a los simpatizantes que pregonan que allí "se come 3 veces al día". Tampoco conocemos su programa y si este será distinto al de Podemos. De momento hay más incógnitas que certezas en esta nueva y repentina candidatura.

El excamarada y examigo de Pablo Iglesias siempre ha tenido la ambición de jugar en la Liga nacional de la política, lo suyo con "Más Madrid" estaba claro que era un destierro temporal que se iba a quitar de encima a la mínima ocasión. Pasar de 'número dos' de Podemos a líder autonómico era duro de digerir. Ahora, además, consuma la escisión del partido que él cofundó. Lo malo es que Íñigo Errejón siempre ha viajado en política acompañado, antes Iglesias, luego Manuela Carmena, y ahora con toda probabilidad volverá a echar mano de la ex alcaldesa Carmena, que se ha quedado, por culpa de la derecha, con hambre de seguir jugando en política.

Al igual que le pasa a Fernando Torres en el fútbol, Errejón ya siempre será el "niño" de la política española. Ello no significa que la inocencia y la ternura le adornen por doquier, aunque sí es justo reconocer cierta pose de amabilidad en sus formas y en el trato. Quizá por ello y porque no le importa que le utilicen -como a Greta-, ya ha "prometido" públicamente que "estará al servicio de un Gobierno progresista", es decir, al ordeno y mando de Pedro Sánchez y del PSOE, que se lo agradecerán mucho si al final “Más País” no acaba estropeando los planes electorales del socialismo, que todo es posible en las inciertas elecciones del 10-N.

Unos futuros comicios generales que vendrán cargados de sorpresas, incluida la de que los nuevos resultados no alteren demasiado el panorama actual y haya que volver a la senda de los pactos. Pero de momento, Errejón ha conseguido, como Greta Thunberg, su objetivo de llamar la atención de todo el mundo, en su caso de toda España o, según él, de todo el país; ahora sólo falta que alguien le haga caso y le vote. El 10-N sabremos a quién le ha robado más votos, si a Pablo o a Pedro. Yo me inclino por pensar que perjudicará a los dos, cosas del tripartidismo.

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