OPINION

Los independentistas van ganando: la democracia está en juego… ¡ayuda!

Cuidado, no se equivoquen una vez más. Esto va en serio. Lo que está sucediendo en Cataluña es un reto a la unidad de España en toda regla. No es una revuelta improvisada y folclórica. Los que improvisan, visto lo visto, son los del Gobierno de Madrid que van por detrás de los acontecimientos, y con gran desconocimiento de la situación y el problema.

Minuto y resultado: Los independentistas van ganando. El Estado de derecho está desorientado. Para decirlo claramente: esto va de legalidad pero no sólo de legalidad. El independentismo está organizado y tiene un plan. El Gobierno está mal organizado y no tiene ningún plan. Bueno, sí, tiene el plan de hacer cumplir la Ley y de que todo siga igual que siempre. ¿Pero cómo y cuándo se hará cumplir la Ley? ¿Se hará cumplir la Ley del mismo modo que se dijo que no habría referéndum, cuando vimos a miles de personas votar? Y lo que es más alarmante, visto el 1-O, ¿qué Policía hará cumplir la Ley en Cataluña?

Cuando digo que los separatistas catalanes tienen un plan me refiero a que tienen muy claro lo que deben hacer para lograr sus objetivos y están siguiendo de manera inflexible lo programado. Y eso les resulta fácil porque conocen bien cómo actúa el Gobierno de Rajoy, previsible hasta la saciedad; también conocen la nefasta debilidad del Gobierno, previsible dado su alicaído talante y dada una oposición dispuesta a apoyar las decisiones del Ejecutivo, pero con papel de fumar.

Es la tormenta perfecta para los independentistas que llevan años proyectando paso a paso lo que ahora está sucediendo. Tienen claro que vivimos en una era no violenta que les favorece en sus objetivos. Un siglo antes –recordemos a Lluis Companys- lo sucedido se solventaba a cañonazos. Hoy, gracias a Dios, las guerras están mal vistas si son en Europa –en otras zonas del mundo no importan tanto- y los conflictos se dilucidan sin bombas ni pistolas en el ciberespacio, y se ganan en los medios de comunicación y en las redes sociales, y en los mercados financieros. Si eres capaz de crear una realidad a tu favor, habrás ganado aunque tú seas el culpable porque la poderosa opinión pública te apoyará.

Los independentistas han conseguido imponer su mensaje y sus ideas. El titular de esta página –“La democracia está en juego, ayuda”- no es mío, sale de una pancarta que lucían ayer unos jóvenes por las calles de Barcelona durante una manifestación. Se trata de buscar el apoyo y la razón fuera de España. Si la Generalitat independentista gana la batalla de la información y hace creer que el Estado está ahogando los derechos democráticos, aunque no sea cierto, conseguirá el objetivo de recibir apoyos y simpatías. Y aunque el titular de la pancarta sea una falaz estrategia independentista, no va desencaminado. Realmente está en juego la democracia en España.

Vivimos, por desgracia, en tiempos de la posverdad y el nacional populismo en los que el rigor y la verdad se sacrifican sin escrúpulos ante cualquier objetivo partidista. Si los separatistas, con ayuda de la Generalitat, consiguen vender su discurso mejor que el Estado español estarán más cerca de su quimérico sueño. Ya están en ello pero van a seguir haciendo mucho ruido para que el mundo, especialmente Europa, se incomode y decida ejercer de árbitro del conflicto. Este es el plan en su hoja de ruta.

Otra idea prevista, es declarar la independencia y esperar a que algún país con un mínimo de solvencia la reconozca. Algo posible dados los tiempos que corren. ¿Por qué Rusia no va a reconocer la República catalana si con ello consigue desestabilizar a su rival Europa? ¿Por qué no lo hará el Gobierno de Hungría, al que España amenaza con echar de la UE si no cambia de ideología?

Cuidado con las negras nubes que pueden derivar en tormenta perfecta.Todo esto va muy en serio. Hoy no importa quienes son los buenos o los malos, todos tienen sus razones aunque solo uno tenga razón. Hoy importa sobre todo lograr los objetivos. Y van ganando los independentistas porque saben lo que tienen qué hacer y no les importa hacerlo a cualquier precio, incluido mentir y hacer un falso referéndum o aprobar de manera irregular unas leyes.Y tiene más gancho romper el statu quo que seguir por el carril de siempre.

El Gobierno de Rajoy ha entrado al trapo de todos envites del independentismo, y sin ganar ni uno de ellos. Es más, no ha sabido evitar el órdago fundamental: que este conflicto no se vea como un enfrentamiento entre Cataluña y España, y que sea realmente lo que debería ser, un desafío entre catalanes por el futuro político de su tierra. Si se diera esta circunstancia, el Estado de derecho podría gestionar la crisis de manera salomónica. Sin embargo, ahora el Estado es parte del problema y no de de la solución. Vivimos un momento dramático, y lo es más al comprobar que lo escrito por Machado se cumple inexorablemente: en España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.

Mostrar comentarios