En mi molesta opinión

Mucho ojo con las urnas que las carga el diablo… o Sánchez

Pedro Sánchez
Mucho ojo con las urnas que las carga el diablo… o Sánchez. 
Kike Rincon / Europa Press

Cada día caen más palos y críticas desde todos los sectores sociales, empresariales y mediáticos sobre un Pedro Sánchez despótico y funambulista; que a pesar de ello sigue ensimismado en su castillo de la OTAN repleto de “Madelmans” presidenciales. A Sánchez sólo le importa abrazar a Joe Biden y hacerse la foto con él y con los cuarenta mandatarios que visitan Madrid, y de paso presumir de que él es el rey del mambo mundial y que gracias a él España pinta mucho. Algo que está lejos de la realidad. Deben ser defectos de la vanidad, algo muy propio de los adictos al poder.

Sin embargo, como presidente del Gobierno que es sigue practicando una profunda huida hacia ese poder que se tambalea sobre sus pies, esa misma gobernanza que tanto teme perder desde que en Andalucía repicaron las campanas de la mayoría absoluta del PP. Sánchez avanza como el naufrago que no puede elegir isla y sigue nadando sin tener claro a dónde va; o como Thelma y Louise que llegan al final del camino para no alcanzar ninguna parte y acabar saltando al vacío.

El presidente del Gobierno se está enredando en su propio anzuelo. No lo digo sólo por la inflación, los carburantes más caros de Europa, los problemas económicos en general, sino también por ciertas actitudes políticas y sociales que superan el sentido común de la población, como es la ‘ley trans’ que incluso las feministas de pura cepa no aceptan porque cuestiona la realidad de ser mujer. Una persona podrá cambiar oficialmente de sexo con su sola declaración en el Registro Civil y sin verse obligada a aportar ningún informe médico ni testigos ni tener que someterse, como ahora, a un periodo de hormonación de dos años.

Será así a partir de los 16 años, aunque se puede conseguir mucho antes con la ayuda de los padres. Lo malo de estas situaciones no definidas y sin apoyos claros de expertos es que meten a los niños y a los jóvenes en un laberinto de tipo sexual del que no es fácil recuperarse con normalidad si fracasas, mientras a su vez imponen una tendencia indeterminada que se convierte en una moda más que en una acierto fisiológico.

Da la sensación, desde la bambalinas del teatro político y también desde el patio de butacas, que a Sánchez la verdad le preocupa poco y le interesa menos aún. A Sánchez lo que le interpela es colocar su “relato” de los acontecimientos, según los Evangelios apócrifos que produce Moncloa y distribuye Bolaños en esas terminales progres dispuestas a tragarse cualquier decisión, por errónea que sea, del gran líder. Si todo ello coincide con la verdad, pues miel sobre hojuelas y si no, pues tampoco nos vamos a amargar la vida por un “quítame de ahí esas cajas”. Vamos, que a Sánchez le da lo mismo Juana que su hermana.

El problema del presidente es su “daltonismo” circunstancial, él distingue los colores pero confunde la verdad con sus propias mentiras. La verdad o la mentira las maneja con la misma impostura. Lo único que le hace subir la ceja, y no mucho tampoco, es que le pillen en algún renuncio, como es el caso de las decenas de inmigrantes muertos -más de 30- en la valla de Ceuta y Melilla. Aunque eso tampoco parece importar mucho, se niega todo, y se obliga a Unidas Podemos a callar como si fueran los “niños” que no deben meterse en las cosas de los mayores, y aquí no pasa nada. Y si hay que negarlo todo, una y mil veces, se niega; incluso la evidencia, o la ciencia, o la realidad o incluso todo a la vez. Qué más da si el que manda es Dios. Como diría un castizo resabiado, la diferencia entre Dios y Pedro Sánchez reside en que Dios sabe que no es presidente del Gobierno...

Además, el líder del PSOE está entrando por momentos en una espiral conspiranoica y empieza a ver enemigos y fantasmas por todas partes. Que se le critique y se dude de sus medidas como a cualquier líder democrático es para él una manera de golpearle, como dijo el lunes en ‘La Vanguardia’: ”A este Gobierno lo golpea la derecha económica, política y mediática”, todos los que le cuestionan son malos, sólo los medios y los simpatizantes afines que doblan el espinazo a su paso son buenos y honrados. Para un demócrata auténtico empezar a cuestionar la crítica es el principio de sus problemas y de su decadencia. Quizá son los propios medios los que podrían criticarle a él por utilizar siempre a los mismos “simpatizantes”: la SER, La Sexta, El país, La Vanguardia, sin aceptar otros encuentros informativos.

Estos días de rabia y furia por la treintena de cadáveres en el paso fronterizo de Nador, los cuales fueron tratados casi como alimañas, y criticados por un Sánchez que justificó que todo estaba “bien resuelto” por la policía, ha hecho que hasta algunos analistas de la izquierda honesta cuestionen la falta de escrúpulos de Sánchez y que advirtieran que el líder socialista no tiene límites a la hora de mantenerse en el poder y que llegado el momento de las circunstancias, incluso de las urnas, puede arrasar con todo, incluida la verdad y esa mínima dignidad de aceptar la realidad. Me lo hizo ver otro periodista cuando se enteró del “golpe” que sí ha dado el propio Gobierno con la connivencia financiera del grupo mediático, Prisa, para hacerse con el control de la empresa estratégica, INDRA.

Una empresa de especial interés y de gran potencia económica y financiera, y que sobre todo se encarga -Indra- de controlar los procesos electorales -¡vaya!, qué casualidad-, tan decisivos en unos comicios. Si el tejemaneje que ya está urdiendo Tezanos con el CIS, poniendo incluso a “guardaespaldas” de su confianza para que todo esté controlado y bien controlado y nadie pueda cuestionar nada, que no puede hacer Sánchez con otras cuestiones más decisivas… cuidado con el “puchero" que la leche se calienta sólo con mirarla. Los partidos deberían estar en guardia para evitar cualquier sombra de sospecha, la codicia por el poder en algunas conciencias laxas no conoce límites.

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