OPINION

Puigdemont y las tesis secesionistas de 'Jack el Destripador'

Primera tesis. Queda demostrado que la independencia unilateral es materialmente imposible. Se está confirmando y lo confesó públicamente el propio Artur Mas en un arrebato de sinceridad. Una cosa son los sueños húmedos de miles de catalanes independentistas y otra muy distinta la cruda realidad; esa misma realidad que no entiende de palabras grandilocuentes sino de hechos consumados –casi siempre económicos- y de derechos legales que garantizan una seguridad

jurídica.

Segunda tesis. Dado el embrollo político-social que tenemos montado, ¿qué sucederá en los próximos días? El Gobierno catalán y su brazo armado de buenas razones pero de ninguna razón legal, el independentismo, han alcanzado su punto más crítico: sólo les puede salvar del abismo jurídico que se avecina una intervención internacional, un 7º de Caballería en forma de Merkel o Unión

Europea, que obligara a Rajoy a sentarse a pactar. Pero esto nunca sucederá porque para España y la UE sería como sentarse delante de “Jack el Destripador” a negociar cómo desean que les despedace el nada honorable asesino y psicópata de Londres. ¿Despacito, cachito a cachito, estilo carpaccio…? El futuro de Europa pasa por la unidad, por minimizar la fractura del Brexit y por la vuelta a la legalidad de

Cataluña.

Tercera tesis. El Independentismo supo leer muy bien para su acometida secesionista el momento débil del Gobierno de España, el papel oportunista de partidos como Podemos que siempre juegan en contra de la estabilidad del sistema, las ambigüedades reiteradas del PSOE, el quietismo de Rajoy, un rey novel, y la ausencia de verdaderos líderes que pudieran comandar una respuesta contundente… pero sabían también que a la hora de la verdad no eran tan “soberanos” y necesitarían de esa ayuda exterior de peso que les posibilitara su

último objetivo: obligar al Gobierno de España a negociar.

Cuarta tesis. Las dos cartas ambiguas, confusas, enigmáticas, imprecisas, obscuras… y chantajistas que Puigdemont ha dirigido a Rajoy no dejan de ser un juego de espejos para mostrar lo que no es y esconder lo que pretende ser. Puigdemont sabe que ha llegado al final de su escapada independentista y necesita un puente, medianamente digno, para salir de su apuro, y este está en la aplicación del 155, que tanto rechazan con la boca pequeña los separatistas, pero que en el

fondo tanto desean Puigdemont y Junqueras y sus respectivos partidos, PDeCAT y ERC.

Quinta tesis. La amenaza del presidente de la Generalitat de votar y

proclamar la independencia en el Parlament, si se activa el artículo 155, es una manera sutil de pedirle a gritos a Rajoy que convoque él las elecciones, porque el propio Puigdemont no lo puede hacer ya que los “fans” independentistas no se lo perdonarían. Si en cambio, lo hacen desde Madrid ejecutando el 155, siempre se podrá vender como una nueva ofensa del Estado. ¡¡España nos roba hasta el derecho a convocar elecciones!! ¡Help, help! Pero los suspiros de alivio sonarán en

toda Cataluña, y con el mambo de fondo y unas elecciones a medio plazo, la paz podrá volver a Catalonia, y aquí paz y después votos legales; y todos satisfechos. ¿Todos?

Bueno, todos los políticos, pero no así la sociedad española en general

–incluida buena parte de la catalana- que desea ver sin ambages ni componendas como se restablece la legalidad constitucional en Cataluña y la Justicia sanciona a los culpables. No se trata de desquites ni escarmientos, sino de defender y proteger la democracia y el Estado de derecho de unos políticos que lo han intentando subvertir en su particular beneficio, infringiendo y desobedeciendo las leyes que

no les interesaban. Lo que está pasando en Cataluña estas semanas es de lo más grave que ha sucedido en España en los últimos 40 años, y tendrá sus consecuencias, no sólo jurídicas sino también sociales y políticas. Ninguna minoría, ni tan siquiera una mayoría, recalentada por dirigentes políticos, tiene el derecho a vulnerar la legalidad constituyente.

Sexta tesis, en formato adivinanza. ¿Quién pronunció estas contundentes palabras? Abro comillas: “En cualquier democracia tiene que haber un uso legítimo de la fuerza amparado por esta misma democracia. Esto pasa en todos los países avanzados del mundo. Y las policías de los países democráticas son policías, que amparadas por estos sistemas democráticos, pueden en ocasiones utilizar la fuerza

para garantizar causas mayores, bienes superiores. El funcionamiento de las instituciones de nuestro país, del Parlamento de Cataluña, es una causa mayor, es un bien superior, porque aquí radica la esencia de nuestro sistema democrático. Puede que sea un sistema democrático imperfecto, puede ser, pero fíjense en una cosa (…) y esto que diré ahora vale para nosotros y para cualquier otro sistema democrático del

mundo, yo como presidente de Cataluña prefiero una democracia aunque sea imperfecta, como seguramente es la nuestra, antes que el caos violento que nos hemos encontrado hoy en las puertas del Parlamento de Cataluña”. Estas históricas frases las pronunció Artur Mas para justificar las cargas policiales tras el asedio de los antisistema al Parlament de Catalunya en 2011. ¡Maldita hemeroteca!

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