OPINION

Tabarnia: una tendencia mundial que no hay que tomarse a broma

Lo de Tabarnia suena a chiste de sobremesa, pero no es ninguna broma. Ni sería la primera vez que una idea que inicialmente algunos se toman a guasa acabe logrando la consideración y el respeto de la mayoría. Para centrar el tema y para aquellos que han oído campanas pero no saben de dónde vienen, Tabarnia es el nombre que la “Plataforma per l’Autonomia de Barcelona” le da a una nueva e hipotética comunidad autónoma, constitucionalista ella, que pretende crearse como respuesta a una hipotética Cataluña independiente.

Tabarnia ambiciona recuperar y concentrar en esta nueva autonomía española el control de Barcelona y “su área de influencia”, que incluye una buena parte de Tarragona. Los argumentos de esta propuesta son los mismos que utiliza el independentismo catalán para la suya, es como ponerles un espejo delante para que los secesionistas vean sus contradicciones y desatinos con los argumentos que ellos han utilizado en los últimos años. En pocas palabras, sería pasar del “Espanya ens roba” al “Catalunya ens roba”.

Según esta Plataforma, la cuestión económica es importante –la zona de Tabarnia contribuye fiscalmente mucho más que las otras zonas- , pero no es el único motivo, ya que en su declaración de intenciones también pretenden “consultar a la ciudadanía sobre su conformidad con una Generalitat que financia un proyecto contrario a sus intereses (…); y saber si se prefiere un marco legislativo más justo y acorde con las necesidades de los barceloneses y barcelonesas”.

El gran problema del independentismo, más allá de sus ideas, han sido y son sus mediocres políticos, que no han sabido crear nada positivo para engrandecer Cataluña, y sólo han logrado despertar el odio de miles de ciudadanos hacia España para justificar el separatismo. Tabarnia no pretende lo mismo, aunque muchos argumentos son intercambiables. Por ejemplo, los “indepes” hablan de una nación moderna, exportadora, emprendedora y abierta frente al entorno opresor de una España ligada a la agricultura, la caza y las viejas costumbres, y claramente atrasado. Estas mismas tesis pueden ser utilizadas por la quimérica Tabarnia y tendrían sentido, ya que sucede los mismo con Barcelona respecto al resto de Cataluña.

Lo más impactante de esta nueva realidad socio-político y administrativa que propone Tabarnia, es que no se trata sólo de una ocurrencia catalana, sino que se está convirtiendo en un fenómeno mundial. Según un informe del Gobierno británico, cada vez más las grandes urbes reclamarán derechos especiales, incluso como entidades independientes, porque tienen y tendrán más recursos y una mayor concentración de población. Ya se están generando tensiones entre las grandes ciudades globales y las regiones atrasadas que las rodean, y Tabarnia tiene bastante que ver con este problema.

Cuando hablamos de Cataluña, toda la atención e interés económico y social, más allá del beneficio turístico de otras zonas, se concentra y recae en Barcelona. El fenómeno de las grandes urbes globales que adquieren más importancia que sus respectivas naciones y que en algunos casos pueden llegar a convertirse en ciudades Estado, ha sido señalado y estudiado en el Foro Económico de Davos y en otros centros de análisis, y consolida la tesis de que la separación entre el mundo rural o menos desarrollado y las urbes globales es irreversible e irá en aumento. Según el informe del Departamento de Defensa inglés, “Tendencias estratégicas globales hasta 2045”, dentro de 25 años el 70% de la población mundial vivirá en grandes ciudades.

Para terminar y confirmar que Tabarnia no es una simple broma, sino que puede ser un buen argumento para frenar los ímpetus independentistas, recordemos un dato que se produjo en Canadá, territorio que también ha sufrido los zarpazos del separatismo. El Gobierno de Canadá frenó el aumento del secesionismo en Quebec, al tiempo que accedía a celebrar un referéndum en esa parte de su territorio, con la condición de que si existía una mayoría reforzada el nuevo Estado no podría impedir que otras partes de su población decidieran a su vez secesionarse y seguir vinculadas a su antiguo Estado.

Lo mismo ocurre ahora con Tabarnia. La zona más importante de Cataluña, que en el hipotético caso de producirse la independencia, sus habitantes podrían decidir seguir vinculados a España. Este es el gran riesgo de abrir la caja de los independentismos injustificados y minoritarios, que los conciudadanos te pueden pagar con la misma moneda.

Mostrar comentarios