OPINION

Brexit ¿De verdad lo es?

May, primera ministra inglesa, y Juncker, presidente de la Comisión Europea, sonreían. Han firmado lo que parecían los mayores escollos para la ruptura entre Inglaterra y la UE: la deuda indemnizatoria, cerca de 40.000 millones de euros, los derechos de los ciudadanos comunitarios en Reino Unido y una frontera “blanda” entre las dos Irlandas. Parece que el Brexit se ha convertido en un divorcio amigable donde los dos cónyuges se separan para vivir cada uno su vida y verse de vez en cuando.

Pero la negociación no ha acabado; queda regular las relaciones comerciales entre ambos. Un conjunto de acuerdos no menores por el que Inglaterra querrá mantener el mercado continental para sus productos y viceversa. Es algo que los británicos siempre supieron hacer. Cuando dejaron un territorio en el pasado, tanto colonial, como de otro tipo, mantuvieron las relaciones rentables. Retiraron sus soldados, pero no sus comerciantes. La Commonwealth es un ejemplo. Tanto, que el personaje más influyente de sus reuniones sigue siendo 'The Queen', en este caso Isabel II. No tiene ningún poder oficial, pero si autoridad moral.

Con el Brexit quieren lo mismo. Retirar sus parlamentarios, ministros y eurócratas de la Unión Europea, pero mantener los lazos comerciales dentro de ella. Su deseo es una especie de “área de librecambio europea”, donde se comercie sin trabas pero sin obedecer a los eurócratas de Bruselas. La ventaja es que, en vez de tener que negociar uno a uno con los 27 países del continente, lo hacen de una vez.

De hecho, Reino Unido nunca tuvo vocación por la UE. Cuando se inició la UE, Inglaterra lideró la creación de la EFTA en 1960 como contrapartida. Luego cuando vio que la UE iba en serio se unió a ella y la disolvió. Pero siempre estuvo en la UE con reticencias. Margaret Thatcher ya lo demostró con la exigencia del llamado 'cheque inglés', por el cual la UE devolvía parte de lo recaudado en su territorio.

Por lo que la estancia de UK en la UE puede considerarse un matrimonio temporal, como esos que algunos lemas musulmanes autorizan. Por tanto no ha habido divorcio, solo que el contrato finiquitó al cumplirse la fecha de caducidad. Inglaterra ha considerado que la vieja Europa continental ya no satisface sus deseos y se adapta a convivir con ella en separación de cuerpos (como se decía en el derecho canónico).

No ha habido Brexit, porque los británicos nunca estuvieron de verdad comprometidos con la UE. La pregunta ahora es ¿nos conviene esto a los españoles? Inglaterra es el segundo inversor directo en nuestro país (casi 50.000 millones de euros de stock inversor) y el origen del mayor contingente de turistas. España ha invertido mucho allí (bancos, infraestructuras, comercio,…) y hay unos cientos de miles de conciudadanos trabajando en su territorio. Si hay un país al que

no le interese un divorcio conflictivo somos nosotros.

Hubo una época en la que el Canal de la Mancha separaba Inglaterra. Una vez que la niebla cegó los periódicos londinenses titularon: 'El continente ha quedado aislado'. Era cuando los británicos dominaban el comercio mundial. Pero ahora saben que no es así y no quieren ser ellos los aislados. Es más, por debajo del canal hay un túnel cuyo tránsito la niebla no puede impedir. Nos conviene que siga funcionando. Al menos a España e Inglaterra.

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