OPINION

La Renta Básica Universal, Miguel Sebastián y la política

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eo el didáctico artículo de D. Miguel Sebastián, ex ministro y académico, sobre la RBU (Renta Básica Universal) en Lainformacion.com. Puede que esté de acuerdo con sus argumentos económicos, entre ellos: el coste de la misma en España; los incentivos perversos que podría producir; y la paradoja de que queriendo combatir la pobreza es probable que condene a ella a una parte de la población. Aunque Miguel Sebastián no se moja sobre el tema, no toma una postura definitiva sobre si aplicarla o no, si que parece desprenderse del artículo que tiene serias dudas sobre la conveniencia de su implantación.

La postura es coherente para quien ha tenido experiencia de Gobierno. Cuando se ha pertenecido al órgano colegiado del Consejo de Ministros, se sabe que una decisión de ese tipo es compleja y no se puede tomar a la ligera. Se es consciente de que hay que ponderar mucho los factores a favor y en contra. Se analiza el efecto de una política como la RBU en diferentes aspectos: déficit público, mercado de trabajo, composición del ingreso y el gasto presupuestario, otras políticas sociales, etc. Sin embargo en el artículo de D. miguel Sebastián hecho a faltar un razonamiento que para una persona como él debería primar: el político.

Yo no soy partidario de la RBU si analizo los mismos factores económicos que D. Miguel Sebastián. Pero me sospecho que tarde o temprano acabará imponiéndose, como ocurrió con la Sanidad Pública Universal (SPU). Si hubieran hecho los mismos cálculos que D. Miguel hace para la RBU, un Gobierno responsable no hubiera implantado la SPU. De hecho en EE.UU no se ha implantado y las tímidas reformas de Obama, Trump las quiere revertir. Pero en ningún país de la Europa Occidental, el Gobierno, por muy de derechas que sea, tiene la reversión de la SPU en su programa. No ganaría ninguna elección y tendría una imagen de retrógrado.

¿Cómo se llegó a la SBU? Poco a poco, pero sin pausas. Lo mismo pasará con la RBU. Según el Sr. Sebastián los sindicatos piden la renta mínima garantizada (RMG) que no es lo mismo. La RBU es para todo ciudadano (excluidos jóvenes, perceptores de prestación de desempleo y jubilados en la versión más suave del Sr. exministro), mientras la RMG es solo para aquello desempleados de larga duración sin posibilidad de reinserción laboral y con la obligación de buscar activamente un trabajo.

Una vez implantada la RMG, los programas electorales de los partidos empezarán a ampliar su extensión, hasta llegar a la RBU. Lo harán poco a poco o de golpe. Pero lo harán. Es el juego de la política democrática. Y en unas pocas legislaturas la RMG acabará en RBU. Cada nuevo avance en su extensión será irreversible. Ningún Gobierno lo revertirá salvo que quiera perder las elecciones, algo fuera de lugar en democracia.

Por tanto, una vez aprobada la RMG tarde o temprano habrá RBU. La pregunta es: ¿por qué no diseñarla desde el principio, con implantación progresiva e intentado paliar sus efectos perversos? En mi opinión es más sensato que lo hagan los Gobiernos de partidos responsables que esperar a que lo impongan los populistas, que en cualquier crisis pueden llegar al poder ofreciendo la RBU como panacea a una parte de la población desesperada.

Es posible que la lógica económica no aconseje la RBU, pero la lógica política acabará imponiéndola. Adelantémonos para que se haga de forma progresiva y razonable.

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