OPINION

¿Volverá todo a su cauce?: 155 y elecciones catalanas

Iniciados los trámites del 155 las aguas desbocadas del torrente catalán ¿volverán a su cauce? No del todo. El destrozo social realizado por los incompetentes y, además, insensatos líderes del independentismo será difícil de restañar. El casi millón de ingenuos independentistas reales (lo de los dos millones es una fanfarronada) que han arrastrado se desilusionarán; algunos, los jóvenes, tendrán la tentación de la violencia, callejera, kaleborroca y, Dios no lo quiera, incluso armada (¿volverá Terra Lliure?).

Por otra parte el otro millón de españolistas de pro se sentirán aliviados. En medio, la población de siempre, la que quiere vivir en paz, que se encontrará con el alma dividida y amargada, preguntándose: todo este follón ¿para qué? ¿para que al final haya que restaurar la legalidad a golpe de ley? ¿es qué los líderes de Junts pel Sí no lo sabían de antemano? Porque lo de la CUP ya se sabe. Para ellos “contra peor mejor”.

Puigdemont y Junqueras han demostrado su incompetencia política; porque de su incapacidad en materia económica no hay ni que demostrarla, es palparía y manifiesta. Los bancos y la estampida

empresarial lo ha explicado con hechos. Se avecinan nuevas elecciones catalanas ¿reflejarán los votantes eso? Me temo que no. Los resultados serán similares al parlamento actual.

Si acaso el bloque constitucionalista recobrará algunos votos de la abstención, ahora concienciada por la situación. El PSC que tanto desea la votación debe tener encuestas favorables, lo mismo que Ciudadanos. Si no, no se explica su insistencia en acelerar la convocatoria. El PP catalán al contrario, les tiene pavor. Por eso su reticencia a una convocatoria rápida. Señal de que se ve extraparlamentario o casi. El voto útil concentrará las urnas en los posibles ganadores, castigando al representante del gobierno del 155, salvo que presente un candidato con “cara y ojos” (¿la Ministra de sanidad o Duran y Lleida en una alianza popular- democristiana, catalanista?).

En resumen, las aguas no volverán a su cauce. Sin embargo es posible que formen otro nuevo canal. El de la Reforma Constitucional anunciada. Esperemos que ese nuevo cauce sea útil y sus artífices construyan un canal que dure al menos cuarenta años, como lo hicieron los generosos ingenieros/políticos de la transición política de 1978.

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