OPINION

¿Y si fue un error el Estado autonómico? ¿O la ley electoral?

Enredados en el asunto catalán, respirábamos mirando la actitud del Gobierno Vasco y su partido el PNV. Pero el nacionalismo vasco no está dormido, solo esperando. Urkullu ha vuelto a desenterrar la “reforma del estatuto” con unas aspiraciones que, por ejemplo, rompen la caja única de la Seguridad Social, piden independencia judicial y representación en los organismos internacionales. Por supuesto que no es la vía unilateral de la non nata “República catalana”; pero después de ver lo ocurrido hay que tentarse la ropa con una nueva propuesta.

El procés empezó con otra reforma del Estatut y aquella ocurrencia del expresidente Zapatero de aprobar sin modificaciones todo lo que enviase el Parlament al Congreso. Cuando el Tribunal Constitucional encontró varios artículos que vulneraban, a su juicio, la Carta Magna, esas decisiones se tomaron por el nacionalismo como agravios al “pueblo catalán” y, en ese momento, se inició el procés abrazando el independentismo.

Por tanto, la iniciativa de Urkullu puede que no sea inocente. Si pide lo que es imposible que el Estado le conceda, luego se puede utilizar la negativa como excusa para la ruptura unilateral ¡Ojo con los procesos que se pueden ir de la mano! Es posible que esta iniciativa del PNV se pueda leer en clave electoral. El PNV no quiere dejar en manos de Bildu el tema del nacionalismo. Y aunque las elecciones se celebrarán en 2020 es el momento de calentar motores. Lo que quiere decir que tendremos dos años y medio de bombardeo nacionalista/independentista de la que quieren llamar “Comunidad Foral Vasca” o “Comunidad Nacional Vasca”, huyendo del término “Autónoma”. Término que, al parecer, se ha quedado anticuado y contiene el estigma de unificar con las demás entidades territoriales del Estado. País Vasco y Cataluña quieren ser distintos. El primero ya lo es en el tratamiento fiscal (excepto

con Navarra); el segundo aspira a serlo con la independencia.

Tengo para mí que la estructura autonómica del Estado ha sido uno de los factores de modernización y crecimiento de España. Al acercar los órganos de decisión a los problemas la mayor sensibilidad ha hecho más eficaces su funcionamiento. Pero lo que ha sido una ventaja en el corto y medio plazo, anuncia riesgos por la deriva independentista. La ley electoral, que ha dado fuerza a los nacionalismos, ha redundado en un ansia de desbocada poder si no hay un comportamiento responsable de sus líderes políticos. Es hora de cambiarla, tanto a nivel nacional como autonómica ¿Por qué no empezar por Cataluña? Reformar la ley electoral es absolutamente necesario. Creo que el PP haría bien uniéndose a Ciudadanos en ese empeño.

Como Diputado Constituyente y a la vista de la deriva de los acontecimientos no sé si pensar en que nos equivocamos en el proceso autonómico o si ha sido la irresponsabilidad de los sucesivos Gobiernos, nacionales y autónomos, la que lo ha embarrado o la culpa es de la ley

electoral, que produce mayorías/minorías artificiales de uno u otro signo. El hecho es que ahora no queda más remedio que aguantar el chaparrón, parar en seco el envite o, como hace un torero, desviarlo con el capote para templarlo. Las tensiones territoriales fueron uno de los factores que acabaron con las dos repúblicas ¿Por qué no aprender de la historia?

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