Econopatías 

Políticas sociales: desde el corazón y con la cabeza

Efe
Políticas sociales: desde el corazón y con la cabeza
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Según Groucho Marx "la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados". El análisis económico trata de mejorarla en varios frentes: midiendo (bien) los objetivos, estableciendo las relaciones existentes entre los objetivos y los posibles instrumentos, e identificando restricciones que condicionan la elección de los instrumentos. Mientras que la selección de objetivos es una decisión fundamentalmente política, el resto de las tareas en la formulación e implementación de las políticas sociales tiene un componente mayoritariamente técnico que requiere tener en cuenta la información y el conocimiento disponible sobre los problemas que se pretenden resolver.

Tradicionalmente la distinción entre "políticas de izquierda y de derecha" se ha establecido en función de sus objetivos. Incluso hubo un tiempo en el que en las facultades de Economía se enseñaban "menús de política económica" (eficiencia económica-desigualdad, paro-inflación) y se identificaba el sesgo ideológico de los gobiernos en función de sus elecciones: los gobiernos progresistas se preocuparían más de la desigualdad y del paro mientras que los conservadores tendrían preferencias por la eficiencia económica y el control de la inflación. También se ha señalado que los gobiernos de izquierda deciden más sus políticas "desde el corazón", esto es, priorizando los objetivos, a veces con instrumentos voluntaristas y frecuentemente obviando las restricciones que afectan a la eficacia de los instrumentos, mientras que los de derechas lo harían "con la cabeza", es decir, asumiendo la imperfección de los instrumentos y con un mayor respeto por las relaciones entre ellos y los objetivos y por las restricciones que condicionan su eficacia.

Parafraseando a Groucho Marx diría que hay diferencias entre las políticas "de izquierdas" y las "de derechas", pero que no son estas. Ahora se reconoce que permitir un aumento de la inflación no es una manera de reducir el paro. Tampoco aumentar la desigualdad sirve para mejorar la eficiencia económica. Por tanto, no son estas dicotomías las que ayudan a identificar el sesgo ideológico de cada Gobierno. En realidad, en políticas macroeconómicas (monetaria y fiscal) hay poco margen para que los Gobiernos opten por alternativas muy diferentes. Y cuando se trata de reformas estructurales que mejoren la productividad y apuntalen la sostenibilidad de las cuentas públicas, las resistencias a implementarlas se observan a lo largo y ancho de todo el espectro político. En cuanto al uso del conocimiento disponible a la hora de informar las decisiones políticas, la experiencia demuestra que Gobiernos de muy distintos signos han prestado poca atención a la evidencia aportada por estudios empíricos sobre las cuestiones que forman parte de la agenda política.

Dos síntomas evidencian que hay poco apetito por políticas basadas en la evidencia. Al contrario que en otros países, en España ha habido muy poco interés por crear y desarrollar think tanks independientes que colaboren en el diseño de las políticas sociales contribuyendo con análisis y difusión del conocimiento existente (y señalando el que no existe). Y cuando alguno, casi siempre apoyado por la iniciativa privada, ha conseguido consolidarse y ha difundo resultados poco convenientes para determinadas posiciones políticas, desde estas se ha recurrido a los vetos ideológicos para excluirlos de los debates políticos.

Similar rechazo se observa con respecto a artículos académicos, informes, estudios y otros documentos con los que investigadores sociales ofrecen sus conclusiones. Cuando contradicen las líneas y los dogmas oficiales de algún partido político, se rechazan, no por razones metodológicas o tras un análisis detallado y cuidadoso, sino con simples acusaciones de sesgo ideológico. Y en ocasiones no se trata solo de rechazo y acusaciones, sino también de desprecio e insultos personales, aduciendo que los autores de dichos estudios tienen una agenda oculta y que en ciencias sociales los datos se pueden utilizar para demostrar cualquier conclusión que el interesado crea útil para dicha agenda. En realidad, en ámbitos académicos, la ideología cuenta muy poco y siendo cierto que pueden existir estudios con resultados contradictorios entre sí y que probablemente todos ellos yerran, algunos lo hacen más que otros y se puede identificar por qué siempre y cuando exista interés por aprender y se discutan con la mente abierta.

Antonio Muñoz Molina, a propósito de los problemas de la educación en España, señaló que la causa de muchos de ellos es que en nuestro país hay muchos defensores de la ignorancia. Por lo que respecta al análisis, formulación, elaboración e implementación de las políticas sociales cabria señalar igualmente que abundan los adoradores no solo de la ignorancia sino también de la incompetencia.

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