OPINION

España ha hablado: Gobierno posible entre PSOE y Ciudadanos

Pedro Sánchez y Albert Rivera antes del inicio del debate del pasado martes. /EFE
Pedro Sánchez y Albert Rivera antes del inicio del debate del pasado martes. /EFE

España ha votado masiva, clara, nítidamente. Tras deshojar la margarita, las papeletas inflan las velas del navío de Sánchez. El éxito rotundo de los socialistas se agranda por el hundimiento, más allá de lo vaticinado, de un PP desfondado. Casado no ha podido, o no ha sabido, detener la sangría de votos e ilusión de su antiguo electorado. El PP se aboca a una severa crisis interna que veremos cómo gestiona y resuelve. Quiso remarcar su perfil ideológico a la derecha, asustado por el vociferio de Vox. Olvidó aquello de que el electorado español se sitúa una y otra vez en el centro y dejó espacio libre para el crecimiento de Ciudadanos. Agitó el voto del miedo en la izquierda y en el independentismo, que votaron masivamente como nunca antes lo hubieran hecho. Mala herencia recibida, gestionada con una peor estrategia. La cosecha ha sido amarga y frustrante. Ni la peor de las encuestas –ni la tan criticada del CIS– les otorgaba un resultado tan malo. Fracaso, sin paliativos, el de los populares, como partido, y el de Casado como líder, que mucho tendrá que enmendar para consolidarse.

Las elecciones tienen un triunfador absoluto, el PSOE. La fortuna sonríe a los osados, cantó Virgilio, el poeta, en su Eneida, monumental. Dos mil años después, Pedro Sánchez, hace bueno el aserto, coronado con un éxito rotundo, categórico, espléndido. Hace apenas dos años, cuando salió por la puerta de atrás de su partido, derrotado, nadie hubiera apostado un céntimo por su futuro político. Hoy sonríe con aureola de triunfador, ya veremos lo que le guardan los dioses para su futuro, que los grandes errores se comenten en momentos de euforia.

Además del PSOE, también han subido con fuerza Ciudadanos y los independentistas. Vox entra con menos fuerza de lo que las encuestas le vaticinaron y con mucha menos de los que ellos esperaban. Podemos también recibe un fuerte castigo. Su única opción es la de subalterno de un Sánchez crecido al que Iglesias, apenas dos años atrás, soñara con superar. Las encuestas, en esta ocasión, acertaron y los resultados se asemejan bastante a lo vaticinado durante la campaña.

Teníamos, hasta ahora, una única opción de gobierno, la de los socialistas, con Podemos e independentistas que hemos conocido durante estos diez últimos meses. De nuevo podría repetirse, reforzado, incluso. Pero las elecciones arrojan una nueva posibilidad. Una opción desconocida se abre ahora para todos, la de Sánchez con Ciudadanos, gobierno deseable y, también posible. Sánchez, ahora, tiene que optar. O reedita el pacto con Podemos e independentistas, o lo intenta con Ciudadanos, en un gobierno, inédito hasta ahora, que podría funcionar muy bien tanto en economía como en estabilidad territorial. El PSOE no debe ponerse en manos de un independentismo crecido tras las elecciones, tanto en Cataluña como en el País Vasco. Nada bueno podrá salir de esa aventura. Sánchez y Rivera tienen que sentarse a hablar. Es una oportunidad para España que no pueden desaprovechar.

¿Qué hará Sánchez? Pues ojalá tuviera razón Iglesias cuando le acusaba de esconder su deseo de pactar con Ciudadanos. España, tras votar masivamente, desea un gobierno PSOE -C,s. Ojalá sepan llevarlo a buen puerto sus capitanes triunfadores en unas elecciones limpias y participadas.

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