Alfredo Fraile, el mánager

Alfredo Fraile Laméyer falleció ayer en Madrid, a los 77 años, como consecuencia de la Covid-19 y tras luchar durante un mes contra la enfermedad. Quienes tuvimos la suerte de compartir con Alfredo momentos de nuestras vidas, siempre le vamos a tener en nuestro corazón y en muchos gestos prestados.

A lo largo de su trayectoria profesional dejó sobradas muestras de brillantez y creatividad, de pasión por el trabajo bien hecho y firme confianza en que lo imposible se puede conseguir. Pero ningún éxito puede superar su categoría como ser humano.

Alfredo era el perfecto amigo de sus amigos; siempre vigilante del bienestar de los suyos. Afable y cercano. Todavía le estoy escuchando ese ¡Hola niña! con una voz profunda que transmitía cariño y cercanía, que te hacía sentir entre algodones.

Conocí a Alfredo en 1986, siendo una jovencísima periodista en búsqueda permanente de titulares. Recuerdo cómo me impactaba aquella mesa vacía de papeles en su despacho del Viso madrileño, sede de la Agencia A. Solo él, su agenda y su teléfono. Solo él y esa seguridad humilde que transmiten los genios. Nunca le escuché presumir; ni un alarde, ni una palabra de vanagloria.

En los últimos tiempos nos batíamos a duelo a través de WhatsApp por su pasional afición al 'Atleti'. Era más rojiblanco que Sabina, pero encajaba las bromas como el madridista del himno, las derrotas.

Cuando en 2014, animado por sus hijos, decidió escribir una parte de su vida, tenía muy claro el título de un libro que terminó llamándose 'Secretos Confesables'. Fue el consejo de su editor, porque para él no había más título que "El Manager".

Ciertamente, Alfredo ha sido el Mánager con mayúsculas; el hombre dos pasos detrás del poder, desde donde se entienden mejor los resortes de ese poder. Y ya tiene un lugar en la historia cultural y económica de este país. Pero como le decía ayer a su hermana Montse y a su hermano político José María García, a quienes estaba unido de una manera muy especial, Alfredo ha entrado en nuestros corazones como el mejor Mánager de los sentimientos.