OPINION

Trump en 2020: la economía imaginaria al poder

Donald Trump. ( EP
Donald Trump. ( EP

“Estoy emocionado de anunciaros que nuestra economía nunca ha estado mejor que ahora” (Donald Trump, en el discurso del Estado de la Unión 2020)

Esta frase es el comienzo de uno de los primeros párrafos en el discurso del presidente de EEUU en el discurso sobre el Estado de la Unión. Desde luego, con un nivel del 3,5%, la tasa de desempleo está en los niveles más bajos desde los años 60. Esto es realmente un gran desempeño. Al mismo tiempo, hay un gran 'momentum' del mercado laboral, en promedio se ha creado al mes unos 176.000 puestos de trabajo y desde el comienzo del actual ciclo económico se han creado más de 21 millones nuevos empleos.

De hecho, la duración del ciclo expansivo nunca ha sido tan larga. Esta trayectoria comenzó en junio de 2009 y no hay recesión a la vista a comienzos de febrero de 2020. Sin embargo, la situación actual no depende de lo que ha sucedido en los tres primeros años del mandato del actual presidente de EEUU. La realidad es que la tendencia de crecimiento del PIB no ha cambiado significativamente desde que Trump ocupa la Casa Blanca y la Fed ha sido extremadamente servicial tras la Gran Recesión.

La pregunta interesante está en el reverso de este 'momentum' económico que Trump ha puesto en el primer lugar de su discurso. Para analizarlo, he comparado la evolución de la tasa de desempleo con diferentes indicadores económicos a lo largo de un determinado periodo histórico. Dado que la tasa de desempleo está prácticamente en su mínimo histórico (alcanzó el 3,4% a finales de 1968 y a comienzos de 1969), el ritmo de crecimiento del PIB debería mostrar un comportamiento similar, pero...

Comienzo la comparación con el PIB per cápita en términos reales. Para limitar la volatilidad del análisis he distribuido el crecimiento en series temporales de cuatro años. A finales de los años sesenta, la evolución del PIB per cápita y el desempleo era consistente. En cualquier momento, los datos exhiben simultáneamente un elevado crecimiento y una baja tasa de paro. Por ejemplo, al término de la década de los sesenta, el paro estaba en el 3,4%, mientras que la evolución del PIB per cápita mantenía un rango entre el 4% y el 5%. A finales del siglo XX, el desempleo se situaba en el entorno del 4% y el PIB per cápita crecía más de un 3%. En cambio, lo que ocurre en el periodo actual es que el ritmo de expansión del PIB per cápita es inferior al 2%.

Por supuesto, prácticamente cualquier país desarrollado refleja una tendencia parecida de baja productividad. Pero el problema aquí es que no vemos ningún cambio en el perfil de la economía estadounidense desde que Trump llegó a la Casa Blanca. Los bajos niveles desempleo no están siendo eficientes. Otra forma de tomarle el pulso a la economía es comparar el desempleo con el estado de las finanzas públicas. En este caso, lo que observamos es que desde 1960 ambos indicadores siguen una trayectoria coherente; los dos son una clara representación del ciclo económico. En la parte fuerte del ciclo, el balance presupuestario entra en superávit, mientras que el paro permanece bajo.

La única excepción se produce a partir de los años 2014/2015. La divergencia comenzó entonces, pero se ha acelerado desde que Trump lanzó su política fiscal en el año 2018. Ahora el déficit público registra una cifra próxima al 6%, mientras que el desempleo ronda los mínimos históricos. ¿Se puede considerar esta dinámica como el nuevo concepto de lo que es normal en la era de la economía Trump? ¿Qué ocurrirá entonces si la economía desemboca en una recesión? ¿Se disparará el déficit público hasta el territorio del 10% al 15%? En 2008, el desequilibrio alcanzó el 9% del PIB, mientras que el punto de partida era de un superávit del 2%. Y ahora comenzamos desde un déficit del 6%... Realmente, no estoy seguro de que eso sea precisamente el indicador de una economía robusta.

Al mismo tiempo, la tasa de desempleo no ha producido un gran momentum en los salarios. Comparado con lo que han sido ciclos anteriores, el crecimiento salarial debería haber sido de un 4,5% al año. Nunca ha sido el caso en la situación actual. Los sueldos aumentaron un 3,5% durante el último verano, pero eso no es ni comparable con situaciones anteriores. La mejora que deberíamos haber esperado dados los niveles de ocupación es más débil de lo anticipado. De hecho, la renta real disponible está siguiendo la misma tendencia que el PIB per cápita: crece muy lentamente y no ha mejorado desde que Trump está al frente del Gobierno.

La economía estadounidense es robusta, pero para lograrlo precisa de un mix político que normalmente es el propio de una economía en recesión. El déficit público está en el 6%; el paro, en el 3,5% y los tipos de interés de la Reserva Federal en el 0%. En definitiva, la buena salud de la economía estadounidense no es convincente. Tomando como referencia el desempleo, el 'momentum' de la economía es muy inferior al del pasado, haciendo que los indicadores de empleo ya no sean representativos del ciclo económico. ¿Es un falso indicador? Algunos economistas empiezan a pensarlo. Es probable que muchos de los nuevos empleos no sean en realidad buenos trabajos y no aporten demasiado a las dinámicas económicas. En conclusión y parafraseando a Trump: lamento anunciarles que la economía estadounidense no está en su mejor momento.

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