OPINION

Bolsas, recesión y... recuperación con forma de V de virus

Los mercados han vivido su semana más agitada desde hace una década.
Los mercados han vivido su semana más agitada desde hace una década.
EFE

Lo acontecido esta semana en los mercados ha sido tanto un episodio de pánico financiero, pero a la vez un baño de realidad ante los efectos de la epidemia del maldito virus SARS-Cov-2. Su origen, trazabilidad y comportamiento siguen todavía bajo estudio después de casi tres meses desde su descubrimiento. Igualmente, el cuadro macroeconómico también está al borde de recibir un diagnóstico todo el mundo debe intuir: malas noticias. Cuando China adoptó medidas de cuarentena como las restricciones al tráfico de viajeros, cierre de colegios o fábricas, el fantasma de una gran crisis se hizo de carne y hueso.

La propagación del Covid a miles de personas en EEUU, Europa y otros países es lo que ha encendido las alarmas y la caída en vertical de los mercados de hasta el 15%. Un crash financiero con mayúsculas. Hasta el pasado 19 de febrero, el dinero había permanecido eufórico por la contención del Covid-19 en Asia. Hasta el Ibex 35 en su versión con dividendos marcó máximos históricos pese a la que se avecinaba y Wall Street marcaba máximos históricos día sí, día también. Pero su propagación por Italia, Alemania, Suiza, España y EEUU ha creado un cóctel explosivo en los mercados por el temor a una repentina recesión -que se producirá en decenas de economías, no lo duden- y el pinchazo de unas valoraciones demasiado altas en bolsa, otro gran factor en juego.

Se teme al virus, pero también se tiene miedo a la inacción de los gobiernos en el terreno económico. El caso español es paradigmático. El Gobierno de Pedro Sánchez ha evitado el tema a toda costa y ha seguido centrado en su hoja de ruta de políticas efectistas. Comenzó febrero negando la situación de alerta sanitaria ante el Mobile (MWC), cargando contra la organización y, finalmente, termina el mes con una crisis económica entre las manos.  A por uvas. La estrategia de la avestruz, la negación o el silencio son 100% contraproducentes. Es vital actuar.

Italia, el país más afectado en Europa, va a poner en marcha un paquete de medidas de urgencias como la suspensión temporal del pago de impuestos, de facturas como la luz o las hipotecas hasta abril. China protege a sus empresas con certificados de causa mayor ante las potenciales demandas por incumplimiento de contratos. Los EEUU de Trump también discuten medidas fiscales de estímulo en coordinación con bajadas de los tipos de interés, como avanzó Jay Powell (Fed)

Sin embargo, esta vez la mano de los bancos centrales no será suficiente. Se requiere la intervención urgente de los gobiernos con planes fiscales y medidas adaptadas a la crisis del coronavirus. Ya sea en turismo o el sector del automóvil, España está contagiada. Las políticas del gobierno van a tener que dar un giro radical hacia el ‘probusiness’, al cuidado y mimo de los empresarios porque el guión ha cambiado. Es urgente estar preparados para evitar un efecto dominó que de recortes, quiebras y ruina entre empresas. No es alarmismo, sino puro sentido común económico de gobernador del Bundesbank, Jeins Weidmann.

Los inversores ya saben lo que se avecina en las próximas semanas. La oleada de datos económicos será terrorífico. La dependencia de China como gran fábrica económica ha generado un estrés sin precedentes en las cadenas de suministro. Hay indicadores como el tráfico interno de pasajeros que se ha derrumbado un 80%, otros como el avance de las ventas de turismo de febrero (-92%) no dejan lugar a la duda.

Los impagos que han generado en el país la falta de producción o transporte ha obligado a las autoridades chinas a instar a los bancos para que abran el grifo del crédito. Las medidas paliativas para frenar al Covid-19 han hecho un roto a no pocas economías. Goldman Sachs prevé que una entrada en contracción masiva en tasa trimestral: China (-6% trimestral), Hong Kong (-13,2%), Corea del Sur (-3,8%), Taiwan (-1,7%), Japón (-0,3%), Sinpagur (-6,3%), Malasia (-11,6%), Tailandia (-11,5%), Australia (-1,2%) y Nueva Zelanda (-0,4%). Si dirigimos la mirada a Italia o Alemania, el impacto del coronavirus también les hará caer en este arranque de trimestre. Hasta aquí las malas noticias.

La teoría de la V

La buena noticia de la actual crisis del coronavirus es que resucitará el multilateralismo, la coordinación entre gobiernos y también, por qué no, bancos centrales. Pese a lo inocente del planteamiento, a la fuerza ahorcan. La Administración Trump lleva dos años demoliendo los débiles puentes entre países con su cruzada comercial contra el mundo. Fue a por México, sí, pero también ha hecho lo mismo con Canadá o Japón antes de dirigirse a por China. Su siguiente objetivo era Europa. Era... porque la nueva crisis lo evitará. La caída de los indicadores económicos y financieros ha recorrido el primer palo a la baja de una V, pero también está sobre la mesa una recuperación tan vertical como la caída.

La visión de Peter Oppenheimer, estratega jefe de Goldman Sachs, no es para nada descabellada. Si a los estímulos monetarios se unen planes de choque fiscal -el sueño y la petición repetitiva de Lagarde (BCE)-, las economías podrán salir con rapidez del pozo temporal en el que se van a meter. El gurú del banco de inversión cree que el S&P 500 llegará a los 2.900 puntos y posteriormente dibujará una V hasta los 3.400 puntos a final de año. Dicho de otro modo, Wall Street volverá a máximos históricos tras subir un 17% desde el nivel actual.

Ahora bien, su pronóstico no es tan optimista con las bolsas europeas. Prevé un descenso del 3% en el beneficio por acción de las empresas del Stoxx 600, el índice paneuropeo, recomienda las utilities y telecos por su resistencia a la caída de ingresos. La falta de margen de maniobra del BCE y la ausencia de contundencia de los gobiernos europeos a la hora de dar una respuesta a la crisis justifican que prefiera EEUU frente a Europa.

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