Cuaderno de venta

El caos de la vacuna Oxford/Astrazeneca: errores políticos, coste económico

Vacunas
La vacunación en Europa es un caso de retraso.
EFE

Una de las grandes decepciones de este 2021 comienza a ser la gestión de los programas de vacunación en Europa y, en especial, en España. Es una responsabilidad política que se traducirá en un importante coste de vidas y tiene un profundo impacto en la economía. El caso de la inyección británica de la Universidad de Oxford y Astrazeneca contiene todos los ingredientes para llevarse las manos a la cabeza. No porque la vacuna sea insegura, sino por la falta de fiabilidad de la farmacéutica y de los políticos que apostaron el grueso del éxito del programa de inmunización europeo a esa firma.

En primer lugar, el famoso contrato de suministro de hasta 300 millones de dosis a la Unión Europea (UE) de enero a junio se quedará en un tercio (100 millones). Era la opción más barata pero ha terminado saliendo extremadamente cara. El exministro Salvador Illa anunció en septiembre de 2020 que llegaría en diciembre y contrató 30 millones de dosis para España. Ni lo uno ni lo otro, pero ahora nadie se acuerda que los problemas del actual programa de inmunización contra el Covid-19 comenzaron por el principio, en su diseño. Por supuesto, no hay responsables de este fracaso como casi siempre. Es como pedirle a un político que no se apropie de algún éxito colectivo que tenga a su alcance. Una tentación irrefrenable.

Los fallos del suministro eran previsibles. De hecho, los propios fabricantes alertaban de ello en sus contratos debido al carácter masivo, la rapidez y la logística que requería la misión. Después llegaron las dudas sobre su efectividad o seguridad en determinadas franjas de población, justo cuando comenzaban los problemas de suministro. El gran atractivo de Astrazeneca era su precio, pero lo barato ha acabado saliendo caro. Algo menos de 3 euros frente a los 8 euros de J & J, los 17 de Biontech/Pfizer o los 31 de Moderna. El incumplimiento del grupo británico ha sido flagrante frente a otros laboratorios que no fueron tan temerarios en sus previsiones.

Parece inaceptable el sainete de venganza política que ha acabado con la suspensión temporal en su administración en algunos países europeos. Otros defendían su seguridad. De forma descoordinada, con millones de europeos haciendo cola para recibirla, alguien toma la decisión pese a que las autoridades del medicamento han vuelto a respaldar su uso. Y, de repente, la vacunación queda noqueada. ¿Cómo hemos pasado de la inmunización al posible inicio de una cuarta ola de infecciones en Europa?

Al igual que entre febrero y marzo de 2020, España vuelve a ser la última en reaccionar con una política de puertas abiertas a patógenos extranjeros, procedentes de países con una incidencia de coronavirus mayor, pero aplica cierres perimetrales a los autonómicos. El inesperado editorial de Karlos Arguiñano en su programa de cocina se ha hecho viral con un grito de denuncia sobre el sinsentido: “Que nosotros no podamos ir a saludar a nuestros mayores, con todos los cuidados y que los franceses vengan, se mamen como osos, porque se maman como osos, los hemos visto. ¿Eso cómo es? ¿Me lo podéis explicar?”. Su crítica es demoledora con los políticos: “Mientras están discutiendo, no están gobernando”.

Lo cierto es que la esperanza de una recuperación rápida a rebufo de la vacuna se está desvaneciendo en el Viejo Continente. El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Jerome Powell, se hacía eco esta semana de la situación. “Me encantaría que Europa creciera más rápido, me encantaría que el lanzamiento de su vacuna fuera más fluido. Nosotros estamos en el buen camino, viene un apoyo fiscal muy fuerte, ahora la vacunación se está acelerando y los casos disminuyen”. Este sencillo resumen es vital para entender por qué las economías peor vacunadas sufrirán un impacto mayor de la actual crisis. España, en el mundo desarrollado, vuelve a situarse en el vagón de cola. Estados Unidos ha revisado al alza, del 4,2% al 6,5%, su previsión de crecimiento para 2021. Vayan olvidando todas aquellas quinielas que situaban a la economía española a la cabeza de la recuperación.

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