Cuaderno de venta

Desconfianza, desgobierno y la próxima ola de la crisis vírico-económica

Los 22 ministros del primero gobierno de coalición llegan a la Moncloa
Los 22 ministros del Gobierno, en Moncloa, antes de la pandemia.

La crisis de la pandemia Covid-19 está a punto de cumplir siete meses según el calendario chino. Seis meses si tomamos como referencia la espantada de miles de participantes en el Mobile (MWC) de febrero en Barcelona. Son cinco meses en la contabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tras su comportamiento bipolar de la semana del 8 al 15 de marzo. 

Fue pasar de tomar las calles el 8M, con una nutrida representación de ministros, a tomar las casas el 15M con el estado de alarma que decretó el confinamiento de toda la población hasta el 21 de junio. El inhumano esfuerzo colectivo que tumbó la pandemia parece haber caído en saco roto en tan solo unas semanas de desescalada. Desastre.

Los datos vuelven a mandar pese a que comenzaron a hacerse increíbles con los borrones estadísticos antes del fin del estado de alarma. El Gobierno se borró del foco de la crisis con el traspaso de responsabilidades a los autonómicos, pero el boomerang vuelve ahora con más fuerza conforme la segunda ola de infecciones gana envergadura.

España lidera el ranking de la reinfección por Covid-19 en Europa occidental. Es un hecho. ¿Qué ha pasado? ¿Se cantó victoria antes de tiempo? ¿Había un riguroso y metódico plan de desescalada... o solo fue un mito improvisado como el comité de expertos que lo asesoró?

Si a nivel sanitario todo son preguntas, en lo económico hay crueles respuestas por todos lados. La ausencia de turismo extranjero es la más visible. Entre julio y agosto nos visitaron el año pasado 20 millones de personas. En 2020 esa cifra quedará rebajada a una fracción de la anterior.

Los cierres de empresas son la tónica general conforme la recesión se fortalece y la esperada recuperación que se pregonó ha perdido fuelle. La reversión de la actividad económica se ha adelantado en julio y agosto a la temida segunda ola del coronavirus que romperá en las costas de septiembre con la 'vuelta al cole' y la amenaza de otro curso perdido.

La desconfianza comienza a campar a sus anchas ante el aparente caos que se está orquestando en las instituciones del Estado. Más allá de Moncloa está Zarzuela y el asunto de la escapada del 'exRey' Juan Carlos I al extranjero después de que se haya destapado la punta del iceberg de sus cuentas y la pluriactividad fuera de la Corona durante años. Los gobiernos autonómicos se habían convertido en el último reducto para el ciudadano pero la reciente gestión del estado de crisis derriba otro muro de contención político.

Encendiendo el televisor pareciera que todo el mundo está de botellón, saltando en conciertos de música, llenando terrazas, playas, montañas… Nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que la mente del consumidor sigue confinada. Lo estará por mucho tiempo hasta que se recupere la confianza perdida. Dice el gobernador de la Fed, Jay Powell, que eso no sucederá hasta que haya una vacuna y el virus esté bajo control, pero ni siquiera entonces. Hará falta más, quizá el olvido. El riesgo de rebrotes del Covid-19 esta vez no ha pillado desprevenidos a sanitarios, jubilados y grupos de riesgo que no han olvidado lo ocurrido en marzo.

En este contexto descansa estos días en La Mareta (Lanzarote) el presidente del Gobierno. Sánchez afila el poder del estado de alarma a la vista del caos veraniego pero también la reestructuración de su equipo para la nueva temporada. La alineación de 22 ministros que presentó en enero se quedó obsoleta a las primeras de cambio por la pandemia, pero mantuvo el esquema de la coalición pese a que el juego había cambiado.

En su cabeza, y en la de muchos, Educación (Celaá) y Universidades (Castells) se fusionan como también Sanidad (Illa) y Ciencia (Duque). Además, Economía (Calviño) y Hacienda (Montero) dejan de cotizar por separado para asumir a Consumo (Garzón), al tiempo que Seguridad Social (Escrivá) y Trabajo (Díaz) unen carteras y fuerzas después de que la gestión de los ERTEs haya provocado el caos para miles de personas y empresas. Hay quien ve la doble voz de Industria (Maroto) y Transición Ecológica (Ribera) como una sola, o la disolución del marcaje de Calvo a Iglesias.

Es la hora de ahorrar pero también de ganar en eficiencia y coordinación para la gestión de esta crisis y las venideras. ¿Qué mensaje traslada Moncloa ante la próxima subida de impuestos si ni siquiera se ajusta su propio cinturón? El Covid-19 no solo ha puesto en jaque al estado sino a su organización, la estrategia y la falta de transparencia a la hora de afrontar imprevistos de la gravedad del que vivimos. La mayor crisis sanitaria de nuestra era; el peor cataclismo económico que se recuerda. La disrupción del coronavirus trae consigo cambios en lo político... pero tras las vacaciones.

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