Cuaderno de venta

La guía de Draghi para la recuperación: invertir mucho y gastar poco

Draghi
Mario Draghi
EFE

La gestión de la ‘guerra’ sanitaria y económica del Covid-19 ha roto las costuras de los políticos europeos y su capacidad de liderazgo. Navegar con el viento en contra y con una tormenta formidable ha mostrado qué marineros están mejor preparados, cuáles son los inexpertos y, cómo no, los polizones. Los primeros siguen al pie del cañón, los segundos se han borrado de cubierta y los terceros, también o simplemente se cambiaron de barco. Hay un caso paradigmático de todo esto en Italia con los Salvinis y Di Maios, pero sobre todo con la llegada de Mario Draghi a la jefatura de gobierno.

El ex responsable del Banco Central Europeo (BCE) ha sido capaz de convertir a Italia de la noche al día. De un país poco fiable, inestable y problemático a la hora de abordar la crisis, ahora Roma es el faro a seguir. Draghi ha asumido el papel de 'Señor Lobo' en Pulp Fiction como solucionador de problemas, dejando fuera de la gestión de la crisis a los que se enzarzaban en diatribas ideológicas en mitad del colapso del país. Italia, que ha disparado su deuda pública del 134% de 2019 al 155% al final de 2020, estaba al límite, como lo está España, aunque por estos lares no ha aparecido todavía ningún personaje mesiánico con los poderes y capacidades de 'SuperMario'.

La suerte es que compartimos casa con Italia dentro de la Unión Europea y solo por eso puede que nos contagiemos de ese espíritu. Draghi ahora es la voz que más y mejor se escucha en Bruselas, París y Berlín, el triángulo europeo de poder y toma de decisiones. En la crisis del Covid-19 faltan hechos y sobran palabras. Los problemas del programa de vacunación o la puesta en marcha de los fondos Next Generation han tirado por la borda toneladas de algo tan valioso como el tiempo. Porque los días y semanas de retraso tienen un alto coste en vidas humanas, empleos y quiebras.

La guía de Draghi desde que fue nombrado primer ministro es sencilla de entender: acelerar la vacunación, reformar la Administración (encargada de dirigir la respuesta a la crisis), rebajar impuestos y apostar por una mayor integración europea. Acaba de anunciar un plan de 40.000 millones de euros en ayudas directas a las empresas y exenciones fiscales después de implementar otro de 32.000 millones desde marzo. Hay quien diría que en eso va por detrás de otros países como España. La diferencia es que Draghi ha hecho lo que dijo que iba a hacer. Dicho y hecho. Nada de confusiones. El matiz es revelador para aquellos en España que creen vivir atrapados, como en el filme 'El Día de la Marmota', en un bucle del mismo anuncio político.

El gurú italiano ha redoblado los esfuerzos fiscales de su país. Ampliará el endeudamiento público en otros 72.000 millones de euros que se unen a los 130.000 millones generados por su antecesor Giuseppe Conte. De nuevo, lo que parece el mismo comportamiento que otros gobiernos vuelve a ser distinto. El nuevo Ejecutivo de Roma ha dicho sí a más deuda pública, pero con el mensaje de gastar lo menos posible e invertir lo máximo.

La distinción entre gasto e inversión es fundamental. Toda una declaración de intenciones en el caso de Draghi: "Estamos emitiendo y seguiremos emitiendo deuda. El caso es que esta deuda hay que invertirla bien... es una apuesta por la deuda buena". Dicho de otro modo, Draghi prevé usar tanto los recursos nacionales como el dinero europeo del Next Generation (hasta 172.000 millones de euros) en generar inversiones productivas que permanezcan y crezcan en el tiempo. No se usará para subvencionar partes de la economía de una sola vez (one-off), sino para emprender proyectos que perduren a lo largo del tiempo.

El plan de recuperación de Draghi para el uso en Italia de los fondos Next Generation fue publicado el pasado 9 de febrero. Se reparte en seis “misiones” de país. Primera: digitalización, innovación y competencia (35.390 millones). Segunda: revolución verde y transición ecológica (37.330 millones). Tercera: infraestructuras y movilidad (20.300 millones). Cuarta: educación e investigación (22.290 millones). Quinta: inclusión y cohesión social (17.180 millones). Sexta: sanidad (12.730 millones). Cada una de estas misiones contiene ideas concretas de gasto, pero sobre todo de inversión en áreas nuevas que pueden cambiar Italia para mejor. Sorprende que el Gobierno Sánchez se haya embarcado en presentar el plan de España este martes y 13, dos meses después que el de un equipo recién llegado como Draghi. ¿Es una cuestión de prioridades ante la crisis?

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