OPINION

Goirigolzarri, Monte dei Paschi, BNL y las segundas oportunidades italianas

Draghi camina hacia la rueda de prensa escoltado por Guindos.
Draghi camina hacia la rueda de prensa escoltado por Guindos.
Efe

Todos los caminos de la banca conducen a Roma. La ciudad que vio nacer al emperador financiero Mario Draghi, próximo a su caída a final de mes, está llamada a encender la próxima ronda de fusiones del sector en Europa. El Gobierno de Giusseppe Conte está abocado a aplicar ahora algunas de las recetas que llevaron al español Luis de Guindos a estar donde está ahora: como sombra que escolta a Draghi y, a partir del mes que viene, de Christine Lagarde. El actual ‘número dos’ del Banco Central Europeo BCE) tiene un papel mayor del que ejercieron sus predecesores Vitor Constancio, Lukas Papadimos o Christian Noyer. Guindos está llamado a supervisar la gran reordenación de la banca no solo en España, sino en Europa. Es la hora de las fusiones transfronterizas, la unión bancaria, la estabilidad financiera pero, por encima de todo, de la supervivencia.

Algunos ya están preparando para estos 'juegos del hambre' bancarios. El escenario de tipos (0,0%, -0,5%) del BCE ha creado caldo de cultivo perfecto para facilitar todo lo anterior: un negocio bancario insostenible en el que el coste de capital marca las fechas de caducidad para decenas de entidades financieras. Desde la consulta de Draghi y Guindos se ha diagnosticado el problema de los costes: sobrecapacidad del sector en oficinas, plantillas y estructuras; lentitud en la transformación digital y la entrada en escena de nuevos competidores más ligeros, ágiles y con mejor reputación. La desconfianza heredada de la crisis sigue latiendo en el corazón del cliente bancario que ve, sin embargo, con otros ojos pagar con el iPhone, comprar a préstamo con Prime o realizar operativa típicas bancarias con la última y nueva ‘fintech’ de moda. Pero esta otra historia.

La segunda oportunidad italiana

Guindos cuenta se sabe la teórica y la práctica gracias a su reforma en el sistema financiero español. Las soluciones aplicadas a la española Bankia tras su nacionalización y el rescate financiero a España hace siete años se revelan válidas ahora para otros países como Italia. A saber, inyección de capital, saneamiento, nueva gobernanza, fusiones, segregación de activos tóxicos a un ‘banco malo’... Servirán también para una de las principales instituciones financieras italianas: el Banco Monte dei Paschi. La entidad fundada en el siglo XV, la más antigua en funcionamiento en el mundo, tuvo que ser rescatada a finales de 2016 y ahora el Estado controla el 68% de su capital. Sus números son equiparables a los de Bankia en múltiples líneas de su balance, orígenes y en el peso de accionistas públicos.

La gran diferencia reside en que la española está saneada y la transalpina... no. Sus dos accionistas, sin embargo, tienen orden de Bruselas para desinvertir y deben contar con el BCE para cualquier de sus movimientos. En 2012, el vicepresidente Guindos puso rodilla en tierra para que José Ignacio Goirigolzarri, un reputado banquero en activo hasta que perdió el pulso de poder con FG en BBVA, aceptase la desafiante tarea de relevar a todo un exdirector gerente del FMI como Rodrigo Rato al frente de Bankia. Al entonces ministro le echó un cable su próxima jefa en el BCE con aquel comentario sobre los problemas de gobernanza y dificultades en un banco español incluido en el informe del FMI de 2012. Aquello levantó la suerte de inmunidad de la que gozaba Rato y facilitó la llegada de Goirigolzarri. El banquero vasco ha liderado con éxito la estabilización de Bankia desde entonces. Es la carta de presentación de Guindos a la hora de abordar el problema italiano con sus bancos. Aquí cuenta con total sintonía con Draghi. Si cuenta con los permisos adecuados en Fráncfort, las ambiciones pertinentes, el Monte dei Paschi puede convertirse en la mecha que encienda las uniones transfronterizas.

Para Goirigolzarri, Italia siempre será una espina clavada en su trayectoria profesional. El fracaso en la compra de la Banca Nazionale del Lavoro (BNL) en 2005 marcó su etapa en el BBVA. Un grupo de accionistas italianos liderados por la aseguradora Unipol, con el apoyo del entonces gobernador Antonio Fazio, birló al banco español la compra de la BNL con evidentes malas artes que rozaron la ilegalidad. Draghi, que sucedió a Fazio a los pocos meses, acabó resolviendo aquella situación doméstica con la venta exprés al galo BNP Paribas después de que BBVA diera un portazo a Italia. Con la inminente reordenación de la banca italiana, con el apoyo de Guindos y la influencia actual en su país de Draghi, Goirigolzarri tiene una segunda oportunidad. No será una tarea fácil a la luz de lo visto con los egos nacionales en Alemania con la subasta del Commerzbank, también de participación estatal. Tras la retirada de la opción doméstica de fusión con Deutsche Bank, los acercamientos de los holandeses de ING o los italianos de Unicredit se han quedado por el camino.

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