Cuaderno de venta

El mercado de los 1.000 unicornios, el Dogecoin y el boom criptomonetario

Los criptoactivos viven si auge en 2021.
Los criptoactivos viven si auge en 2021.
Pixabay

Dirán ustedes que bastante tenemos con la política monetaria tradicional como para andar solucionando los problemas de universos paralelos como el de los criptoactivos. Sin embargo, lo que suceda en una línea temporal del multiverso financiero puede afectar a la otra. La emisión de moneda criptográfica está disparada, tanto o más que el interés inversor en ellas. Está fuera de control como el cohete chino que nos ha tenido en vilo durante este fin de semana con su reentrada en la Tierra. También como la política española en Madrid, que con el fin del estado de alarma marca el final de la gobernanza nacional y el regreso del sálvese quien pueda autonómico.

De regreso a la escena cripto, para los veteranos de las burbujas financieras, el presente es bastante suena familiar y peligroso. El Bitcoin vuelve a alcanzar una valoración de 1 billón de dólares por encima de los 58.000 dólares (48.300 euros). Bajo su sombra están creciendo otras criptos con un valor inimaginable y, en parte, sin demasiado sentido. Por primera vez, hasta 100 tokens en el mundo atesoran una capitalización bursátil -resultado de multiplicar su precio por su número en circulación- de más de 1.000 millones de dólares

Es el nivel del 'unicornio', apelativo que reciben las startups empresariales que alcanzan esa valoración antes de cotizar en bolsa y que construyen proyectos raros, inusuales y con crecimientos mágicos. En la escena cripto hay un rebaño de unicornios, aunque también muchos lobos con piel de cordero. Diez 'proyectos' ya superan los 20.000 millones de dólares de capitalización bursátil. Una de ellas nació como una broma de dos programadores (Bill Markus y Jackson Palmer) que decidieron crear una criptomoneda alternativa al Bitcoin como crítica hacia su misticismo y el anonimato de sus creadores, parapetados bajo el pseudónimo de Satoshi Nakamoto. Es el Dogecoin, encarnada por el meme del perro de la raza Shiba Inu, que ahora vale… 70.000 millones de dólares.

En 2013, sus creadores clonaron y modificaron el código de Litecoin, otra de las criptos preexistentes. La pusieron en circulación con el objetivo de hacerla masiva. Lo fue, pero su bajo valor convertía su envío en un mero regalo virtual, en un simpático meme. A diferencia de la mayoría de criptodivisas, no tiene límites ‘monetarios’ en el número de unidades en circulación. De ahí que hasta 2021 haya cotizado por debajo del centavo de dólar. Digamos que puede ‘imprimirse’ sin límites, como el dinero tradicional en papel, pero no cuenta con un banco central que regule todo esto. El problema es que el Dogecoin ha dejado de ser una broma para convertirse en una pesadilla fuera de control. Sus usuarios así lo han querido y dictado. Es la fuerza infinita de la comunidad, de la masa conectada a través de internet, aderezada por la influencia de algunos líderes y gurús de la tecnoeconomía como Elon Musk. Es el mercado, amigo.

Pero alguien ha debido leerle la cartilla a fondo al fundador de Tesla y SpaceX para que haya enarbolado un discurso impropio de su rebeldía, audacia y euforia habitual: “La criptomoneda es prometedora, ¡pero invierta con precaución!”. Lo cierto es que cientos de miles de usuarios se han lanzado a comprar y usar el Dogecoin, aunque el acto de inversión que implica puede llevar a muchos de ellos a perder todo su dinero. Lo que ha querido decir es que invertir en criptomonedas o tokens es altamente especulativo, no está regulado y adolece de una enorme opacidad en las transacciones, precisamente por la falta de normas. Pero es la ley de la jungla. 

Teóricamente diseñadas para evitar las comisiones, las innumerables plataformas de negociación como Coinbase, Binance o Kraken, entre otras, están haciendo su agosto con comisiones de hasta el 10% en algunas transacciones que ni el mayor vampiro bancario se atrevería a aplicar. Además, el tinte experimental y vacío de significado de algunos tokens está levantando el dinero a algunos usuarios aunque todavía no lo saben. Si es hora de predecir la próxima crisis financiera, no tengan duda de que tendrá algo que ver con la revolución del 'criptomundo'. Su superioridad tecnológica tiene un talón de Aquiles que no hay que perder de vista y que puede contaminarlo todo: la especulación financiera.

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