Cuaderno de venta

Messi se fue hace un año y LaLiga pierde ahora su activo más valioso

Messi disputa un balón entre Ramos y Marcelo, en el último clásico jugado antes de la pandemia.
Messi disputa un balón entre Ramos y Marcelo, en el último clásico prepandemia.
EP

Hace tiempo que no hay proyecto, no hay nada... Se van haciendo malabares y tapando agujeros a medida que van pasando las cosas”. El 4 de septiembre de 2020, Leo Messi confesó en una entrevista con Goal que se quería ir del Fútbol Club Barcelona. “Le dije al club, sobre todo, al presidente, que me quería ir. Se lo llevo diciendo todo el año”. El mejor jugador de la historia de la LaLiga española se sinceró ante un medio de comunicación denunciando que iba a continuar en el equipo contra su voluntad. Irse quiere, zanjaría el maestro Yoda. De hecho, Messi intentó evitar la renovación de su contrato enviando un burofax al club después de que el entonces presidente Josep María Bartomeu desoyera una y otra vez los deseos del argentino. Es más, la respuesta que se encontró fue todavía más ofensiva: paga la cláusula o nos vemos en los tribunales.

Un año después, la salida de Messi del Barça se ha convertido en una tragicomedia para el aficionado, para el club y LaLiga pero era inevitable. La mente del astro estaba fuera. El argentino quiso evitar tentaciones de última hora para quedarse y se rodeó, durante sus vacaciones esta semana por Ibiza, de dos amigos, confidentes y exjugadores del club que conocen el lado oscuro del entorno azulgrana y salieron por la puerta falsa: Luis Suárez y Cesc Fábregas. La leyenda del fútbol mundial ha cambiado de camiseta en la recta final de su carrera dejando un rastro de estupefacción porque quienes estaban negociando la renovación habían escenificado un acuerdo. ¿Nadie se lo esperaba? Todos aguardaban al gran apretón de manos de última hora mientras sus protagonistas hacían el teatrillo hasta que, al final, encontraron un culpable: LaLiga. Las restricciones salariales para evitar casos como el del propio Barça, que se encuentra al borde de la ruina, son causa de echar a Messi pero no dejan de ser una buena coartada.

El Barcelona está en la ruina y tiene que dejar escapar a su mejor activo, que lo es también de LaLiga, sin ningún tipo de compensación. Messi se va pero la deuda y el verdadero problema se queda. La herencia envenenada de la era Bartomeu se hará cuerpo en forma de pérdidas masivas de 487 millones de euros durante el último ejercicio, según avanzó el nuevo presidente, Joan Laporta. La deuda financiera neta se elevará hasta los 775 millones de euros, estima la agencia Fitch, mientras prepara la mayor emisión de bonos de su historia por 525 millones de euros para refinanciarla y reestructurarla. Detrás de la operación de rescate se encuentra Goldman Sachs y Eduard Bartomeu, vicepresidente del club y uno de los magos de las finanzas de la bolsa española que ha dado lugar al imperio Excelsior Times (Audax, Atrys, Ezentis) que capitanea su amigo José Elías Navarro.

La salida de Messi llega en el peor momento posible para el Barça pero también para LaLiga. La patronal de los clubes que dirige Javier Tebas anunció a bombo y platillo, vía filtración a ‘The New York Times’, un acuerdo con el fondo CVC Capital Partners para inyectar 2.700 millones de euros en una nueva empresa llamada a rescatar al fútbol profesional español de la crisis que atraviesa. La letra pequeña del acuerdo impone un mayor control en cómo los equipos gastan su dinero para evitar la desigualdad de la competición e imponer la doctrina UEFA del ‘fair play’ financiero. El 70% del dinero a repartir se tiene que invertir en el club, el 15% en reducir la deuda o mejorar las condiciones de financiación, mientras que solo el 15% restante puede ir a salarios de jugadores. A cambio de esa inyección, CVC se queda con el 11% del negocio de LaLiga, incluyendo derechos de televisión, aunque faltan detalles vitales e información sobre cómo se ejecutará. Lo que sí se sabe es que el mayor activo generador de Ebitda y clientes ya no forma parte de la empresa. Todos pierden a priori, pero en el fondo todos ganamos. El fin de la era Messi puede poner fin a un ciclo de descontrol en las finanzas futbolísticas. Es el mejor momento para resetear y cambiar de rumbo.

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