Cuaderno de venta

La opa turca de BBVA, Sánchez y el riesgo erdoganiano

Sánchez y Erdogan.
Sánchez y Erdogan.
TCCB / L. I. / Archivo

Turquía era un asunto de ahora o nunca para BBVA. La opción de vender el 49% del Garanti que posee fue descartada hace tiempo ya no por ganas, sino por falta de un comprador tan osado como para pagar a buen precio una ficha bancaria inmersa en un infierno monetario, una divisa en caída libre y una economía salvaje con un 20% de inflación. Por eso el rumbo del banco español en el país euroasiático solo podía ir hacia 'adelante', como su antiguo lema hasta 2019. 'All-in' que diría un jugador de póquer con sus últimas fichas, o 'poner toda la carne en el asador' para el que arriesga en su estrategia. Ahora bien, todo indica que el banco está jugando bien sus cartas en esta ocasión y guarda algún as en la manga como está demostrando.

BBVA va perdiendo en su apuesta turca. Desde 2010 ha invertido 6.914 millones de euros por una participación que apenas vale hoy 2.000 millones. Ahora con la opa sobre el 50,1% está doblando la posición pero lo ha hecho en una semana 'horribilis' para Turquía, que ha visto como su divisa se ha desplomado un 10% tras la prevista bajada de tipos del banco central, gobernado 'de facto' por el presidente de la República, Recep Tayyip Erdogan, que preanunció bajadas de tipos antes de verano y el emisor de moneda las está ejecutando (400 puntos básicos desde septiembre) pese a las alertas de hiperinflación en el país. La pérdida de credibilidad ha sido equivalente al acto de nombrar ministro de su gobierno a su yerno. Son varios los parecidos razonables a los primeros pasos de la locura monetaria de Venezuela en 2007 que destruyó su economía, su moneda y acabó atrapando a la filial de BBVA en el país bajo la actual dictadura chavista.

La reacción del mercado es proporcional al riesgo erdoganiano que está asumiendo cualquier inversor que ponga allí su dinero. La coincidencia de todo lo anterior con una cumbre bilateral de Erdogan con medio Gobierno de Pedro Sánchez ha sido la guinda del pastel de una semana copada por Turquía, que antes solo entraba en los informativos generalistas por los implantes capilares y la avalancha de promos de teleseries turcas que han comprado masivamente Atresmedia y Mediaset para sus canales. 

Tras la firma de varios acuerdos de defensa, migración y energía, Erdogan no desaprovechó la ocasión para dar su bendición a la operación del Garanti: "Nos complace tener más de 600 empresas españolas invirtiendo en Turquía. Una vez más, repito mi llamamiento a nuestros amigos españoles para que inviertan más en su socio confiable, Turquía. Como saben, nuestra llamada ya ha sido atendida. Los anuncios del banco español BBVA son el indicador más concreto de la confianza en Turquía". Sánchez, en cambio, evitó un asunto estratégico para la entidad española a la luz de la estrecha vigilancia a la que somete el Banco de España a ese país.

No hay mal que por bien no venga

"Todo está controlado", dijo el presidente de BBVA, Carlos Torres, en un instante de la presentación del Día del Inversor que se celebró el pasado jueves mientras la cotización se hundía en bolsa en ese mismo momento. "Es puramente una transacción financiera a la que vemos mucho valor porque reduce nuestra ineficiencia de capital", apostilló como justificación cuando los analistas le repreguntaron, una y otra vez, sobre el sentido de la opa de Garanti. La cotización del banco se ha dejado más del 12% el anuncio, o 5.200 millones de euros, en su peor semana desde julio de 2020. No hay mal que por bien no venga. El desplome en la cotización ha permitido al banco activar su plan de recompra de sus propias acciones de 3.500 millones de euros a un precio más conveniente y más barato después de la subida bursátil de 2021.

La nueva inversión de BBVA en Garanti era cuestión de tiempo desde que Torres, uno de los arquitectos de la operación de 2010, tomó las riendas de la entidad a finales de 2018 tras el relevo acelerado de FG. Nombró como su 'número dos' al turco Onur Genç, responsable en sus primeros años en BBVA, entre otras cosas, de garantizar en 2015 la entrega de llaves, gestión y poder al banco español por parte de Ferit Sahenk (Dogus), el mismo que financia los asadores Nusr-Et del extravagante chef Salt Bae. El conocimiento de la entrañas del Garanti y del mercado turco fue clave para su ascenso, como también lo es ahora en el giro estratégico de BBVA.

Tras la venta de BBVA USA por 11.600 millones de dólares hace doce meses, Genç aseguró que el banco reinvertiría ese extra en países estratégicos, además de devolver a sus accionistas una parte del botín vía recompra de acciones. Las efímeras conversaciones de fusión con el Sabadell dieron tiempo al banco para su nuevo foco hacia mercados de alto crecimiento. No solo en el plano digital con su apuesta por Italia, sino en también en los mercados emergentes. Para algunos analistas, BBVA ha vendido un buen dinero (EEUU) para comprar un mal dinero (Turquía). La respuesta de Torres y Genç es que el crecimiento es la única vacuna contra la enfermedad que sufren los bancos europeos desde años: salvo excepciones, el coste de capital es mayor al retorno que obtienen con ese mismo dinero. En tiempos de tipos cero, el ROE (Return of Equity) está reservado para los valientes.

Mostrar comentarios