Cuaderno de venta

¡Que paren las máquinas! Final de partida para Powell y Lagarde

Los dos grandes bancos centrales afrontan entre martes y jueves sus respectivos encuentros de política monetaria con otro episodio de inestabilidad, un segundo aviso que debe llevarles a una parada.

Lagarde y Powell
¡Que paren las máquinas! Final de partida para Powell y Lagarde.
L.I.

Se acaba de romper otro gran banco en EEUU, el tercero en menos de seis semanas. First Republic Bank está intervenido 'de facto' por los supervisores a la espera de un ganador de la subasta exprés que ha montado la FDIC este fin de semana con las grandes entidades del sector. Obligados o no, JP Morgan, Bank of America, PNC Financial y US Bancorp han acudido a la puja para, esta vez sí, hacer las cosas bien a la hora de resolver un banco. La regla de oro es tener un plan cueste lo que cueste y nunca se debe actuar sobre la marcha o dejar la puerta abierta a la improvisación.

Jugar con la confianza bancaria es jugar con fuego como se demostró con la chapuza ocurrida con el Silicon Valley Bank (SVB) y Signature Bank. La Reserva Federal (Fed) ha admitido fallos de supervisión con ambos aunque todavía nadie ha entonado el ‘mea culpa’ sobre lo ocurrido del jueves 9 al viernes 10 de marzo, cuando se produjo una fuga casi total de depósitos de la entidad, o el rescate en falso del domingo 12. Ni es de recibo que se permita una fuga de depósitos casi total en una entidad financiera sin aplicar alguna restricción (corralitos), ni se debe enterrar un banco sin tener atada la solución. El caso del Popular con Santander (2017) o el más reciente de Credit Suisse con UBS son dos buenos ejemplos de intervenciones con el menor impacto y buen resultado. Ese es el camino.

Sin embargo, la cuestión de fondo sobre la crisis que ha provocado la mayor serie de quiebras bancarias en EEUU desde 2008 -con tres bancos que suman más de medio billón de dólares en activos- es el salvaje ciclo de subida de tipos de interés de 500 puntos básicos de la Fed en solo doce meses. Lo mismo vale para Europa y el Banco Central Europeo (BCE). Advertimos aquí en octubre que esto podría suceder. Puro sentido común: si se tensa demasiado fuerte y rápido la cuerda es muy probable que se acabe rompiendo. Si el objetivo del violento endurecimiento de las condiciones de financiación era acabar con la inflación y destruir la demanda, podemos asegurar a estas alturas que se ha conseguido.

Ante este escenario, la Fed debe parar ya las subidas de tipos de interés porque ha cruzado el punto de no retorno en el que los aciertos se convierten en errores irreversibles. Que estén sonando las alarmas de incendio en algunos bancos, y esto haya obligado a reabrir los grifos de liquidez de forma temporal, parece una señal inequívoca de que la técnica aplicada del llamado ‘fuego técnico’ para apagar la inflación -destruyendo consumo, empleo y apetito por el crédito- puede tener efectos contraproducentes. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.

En política monetaria, las subidas de tipos no se trasladan de un día para otro. Tardan meses e, incluso, años en transmitirse en su totalidad a la economía. Lo estamos viendo, por ejemplo, con el vía crucis del Euríbor a 12 meses sobre las hipotecas españolas a tipo variable, debido a las revisiones anuales en las condiciones de los préstamos. Esa lenta repreciación mes a mes hace que la mayoría de hipotecados todavía no hayan visto lo peor en sus préstamos. Con el Euríbor al 3,75% en abril, habrá cuotas más caras en los meses venideros si el Banco Central Europeo (BCE) no cambia de ritmo y dirección.

Arranca la semana de bancos centrales más incómoda e imprevisible porque puede estar llena de sorpresas. La Fed anunciará el miércoles si sube los tipos de interés, como apuntan las previsiones, al rango del 5%-5,25% con el rescate del First Republic Bank todavía caliente. Después del pico de inflación del 9,1% de junio de 2022, Jerome Powell tendrá que argumentar de forma convincente si el descenso a la mitad del IPC en EEUU durante los últimos diez meses no es motivo suficiente para tomarse un respiro y reflexión sobre los efectos acumulados de las subidas de tipos y la inercia que seguirá trasladándose al sistema financiero. De igual modo, Christine Lagarde, con menor margen a la hora de no dañar la economía de euro, tendría un motivo suficiente para conformarse con una subida moderada de 25 puntos básicos para plantarse en la misma postura: analizar, esperar y ver.

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